Vale la pena estudiar en el IZEA, el chiste es perder el miedo: Egresado

Guadalupe, Zac.- La falta de recursos económicos impidió que Aurelio Rodríguez terminara su educación básica durante su niñez. Asistió hasta el tercer año de primaria porque tenía que ayudar a sus padres con el ingreso de la casa, por lo que a sus nueve años comenzó a ordeñar y alimentar vacas.
 
Gracias a los servicios del Instituto Zacatecano de Educación para Adultos (IZEA), Aurelio, fresnillense padre de tres hijos y de ocupación comerciante, concluyó su primaria y secundaria, hecho que, aseguró, le ha cambiado la vida.
 
«Vale la pena estudiar en el IZEA, el chiste es perder el miedo», dijo que cuando aprendió a leer y a escribir «fue algo hermoso; ahora puedo leer anuncios en la calle, entender y tener una vida con propósito».
 
Aurelio Rodríguez recordó que también trabajó en la obra, pero no ajustaba con los gastos de su casa y la manutención de sus tres hijos y esposa, es así que ahorró para comprarse un triciclo y empezar su etapa como comerciante, actividad en la que, dijo, busca superarse como persona.
 
Narró que en una ocasión cuando fue a sacar su credencial INE no pudo escribir su nombre y tuvo que hacerlo con su huella digital. «Me dio vergüenza y no conseguía un trabajo bueno, porque en todos lados me pedían mínimo la primaria».
 
Un día, acompañado de su esposa, pasó por la Coordinación Regional del IZEA en Fresnillo y ésta lo incentivó a retomar sus estudios. Solicitaron información, le tomaron sus datos y días después, personal del IZEA fue a visitarlo a su casa para invitarlo a terminar su primaria.
 
El educando destacó que estudiar en el IZEA no cuesta nada, ya que todo el material es gratuito y los asesores tienen toda la paciencia y dedicación para enseñar a leer y escribir. «Dentro del IZEA invertí tiempo para un mejor futuro».
 
En ese sentido, agradeció el apoyo y la confianza que se da las personas en situación de rezago educativo, a través de esta área que le dio la oportunidad de aprender.
 
Tras recibir su certificado de secundaria y sentir el orgullo de su familia, Aurelio Rodríguez también comenzó a estudiar su secundaria, por lo que reconoce la labor de los asesores, la cual cambia las vidas de las personas que no saben leer ni escribir.
 
La señora Monserrat, esposa de Aurelio, aseguró que es un orgullo que su esposo haya terminado su primaria y secundaria en el IZEA, porque ya sus hijos van a poder seguir su ejemplo y podrán enfrentar la vida con mayor facilidad.
 
«No renuncien a sus sueños para que consigan un mejor trabajo y una vida llena de conocimientos. Ahora en mi negocio puedo saber cuánto invierto, cuánto gano y cuánto me queda, realmente ha sido un cambio de vida y quiero seguir con el bachillerato», finalizó el educando.
LNY/Redacción