Una realidad vehemente
GABRIELA ÁLVAREZ MÁYNEZ
Esta semana, recorriendo la ciudad, trabajando y haciendo actividades cotidianas, no salía de mi cabeza esta idea: una realidad vehemente. Sí, nos atrapa y nos envuelve este mundo lleno de gente que trabaja, que todos los días sale a realizar actividades para que el mundo funcione.
Vemos dos situaciones, en primer lugar, está la parte que describo, refiriéndome a la sociedad que da todo por cumplir en el trabajo, por los niños, los jóvenes que estudian y realizan sus actividades, los deportistas que se preparan para cuidar su salud, para romper parámetros, competencias y poner en alto su nombre y a nuestra tierra.
En segundo lugar, también es visible una realidad desalentadora, que no nos convence, que llena de trampas, contratiempos y problemas nuestra vida cotidiana. Cuando pasamos por ese segundo piso que se ha suspendido y observamos un bulevar destruido, que nos atora todos los días, cuando encontramos trabas en las cuestiones que realizamos por acciones de personas que mienten y no llenan en su búsqueda de poder.
De estas dos caras, sabemos que es más grande el conjunto de personas que aportan y construyen, es necesario decirlo, hacerlo saber todos los días en nuestros actos para convencernos que tenemos poder, el más grande es la decisión que tomamos cada día. Cuando alzamos la voz para tener una salud digna para todos, cuando pasamos por las calles llenas de hoyos y hacemos los reclamos que corresponden, cuando enfrentamos todo lo necesario para denunciar y pedir justicia en donde vemos que hace falta.
Esto me lleva a pensar en la obra escrita por Thomas Hobbes, Leviatán, un libro que rescata el contrato social, que aborda una perspectiva del derecho moderno y el comportamiento de la sociedad ante la legitimidad. Hay muchas maneras en las que podemos hacer posible que la sociedad entienda el poder que tiene y lo ejerza. Por ejemplo, cuando en una colonia nos organizamos para acudir a la presidencia municipal para plantear un problema, o cuando exigimos a los diputados una representación digna para los ciudadanos en las votaciones que ellos ejercen representándonos, cuando nos organizamos para hablar de las candidaturas que nos convienen y por qué. Ésta, es nuevamente, la parte amable y que nos corresponde.
La parte que no es aceptable es aquella en donde observamos corrupción, abuso, maltratos, gente que obliga a que se realicen acciones que dañan a otros, y lo vemos todos los días. Muchos se dejan engañar, muchos son tentados por necesidad y muchos otros son convencidos y arrastrados a esa forma de vivir.
Es claro que ante momentos cruciales e importantes para los cambios debemos tener en cuenta esta realidad, seguir luchando por la educación, la cultura y la difusión de ideas, para que no prevalezca la oscuridad y la mentira. En un contexto como el que enfrentamos ante las elecciones del Poder Judicial, en donde es una maraña llena de desinformación, en donde los ciudadanos tendrán poca participación para validar justicia y respeto, será una contienda difícil.
En un momento vital para la educación zacatecana, como lo son las elecciones para candidaturas universitarias, es fundamental regresar a la razón, entender los problemas administrativos que han dejado en decadencia las escuelas, en donde las escuelas antiguas están en el olvido, y las nuevas se construyen sin pensar en los estudiantes que estarán dentro, sin ventilación, sin baños dignos para una actividad fundamental de los seres humanos. En un contexto más amplio, debemos recordar que los docentes necesitamos dignificar nuestra labor, espacios de respeto, de crecimiento educativo y preparación, de cargas de trabajo dignas y que garanticen una mejor vida para los que se desenvuelven en estos espacios.
Nuestra ciudad ha estado anclada a la universidad desde hace más de un siglo, y debemos cuidarla, respetarla, dignificarla, engrandecerla. Es necesario que transmitamos a los jóvenes estas ideas, generar espacios dignos para nosotros mismos en el estado y buscar que esta balanza, en donde la sociedad pesa más, nos lleve a construir una realidad vehemente que vaya limpiando todas las asperezas que ensucian nuestro panorama.
Vehemencia es fuerza, es pasión y viveza, justo esta es la idea que se desea transmitir en momentos difíciles, duros, a los que nos enfrentamos en esta realidad. Es un llamado a no vender el pensamiento, a luchar por los ideales, por la colectividad, por las causas para que todos tengamos una manera de vivir más justa y digna.
* Docente de la UAPUAZ
Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas