Un sueño casi imposible, gobernar Zacatecas
RAÚL SILVA
Pocos políticos logran trascender más allá de los puestos de poder que ostentan, más aún de no mancharse las alas cuando vuelan por el fango y evitan corromper sus principios ideológicos.
Ese es el caso del ex legislador federal de Zacatecas, Tomás Torres Mercado, que falleció este jueves pasado en un accidente aéreo en una localidad de Guanajuato.
Cuando lo entrevisté por primera vez ya era senador de la república, muy allegado a la entonces gobernadora Amalia García, y me desarmó con su fuerte personalidad, muy a pesar de mi seguridad como reportero.
De primera intención, parecía un hombre rudo, pero en realidad su mesurada voz me demostró lo contrario. Esa primera vez, fuera de entrevista me dijo: –¿Eres nuevo (como periodista), no te había visto antes?–. A lo que yo respondí un sí como un tono muy relajado.
Cuando supo que trabaja para el periódico Página 24, exclamó con agrado –¡me saludas a Claudia (Valdés Díaz)!–. Me despidió de mano deseándome buena suerte.
Yo me preguntaba a mí mismo, ¿Qué le pasa a este senador, porqué no tenía la arrogancia de los otros políticos?, realmente se sorprendió que fuera tan amable y sencillo.
Fue Claudia, quien me dio una breve reseña de la trayectoria política de ese hombre al que ella le parecía, era el más guapo e inteligente de Zacatecas.
A pesar de ello, yo siendo inexperto en los medios de comunicación, las tres primeras veces que lo entrevisté me daba miedo meter la pata, dado el calibre de figura política que representaba para Zacatecas. Para fortuna mía, todo quedaba en temores.
Tomás Torres mostraba su gran capacidad intelectual, su inteligencia, conocimientos y pericia política en cada entrevista que otorgaba a los medios. En pocas palabras no poseía afanes protagónicos y cuando hacía declaraciones fuertes, lo hacía con conocimiento de causa.
En 2007, año en que ingresé al periodismo, ya se rumoraba que el senador sería el candidato oficial del PRD a gobernador para las elecciones estatales del 2010, la idea no era descabellada por su posicionamiento en la entidad.
Llegado el 2010, la suerte le jugó una mala pasada, Amalia García apoyó los caprichos de su incorregible hija, Claudia Corichi e impulsaron a Antonio Mejía Haro como candidato a gobernador.
La noticia causó confusión y conmoción, pues Tomás Torres era una de las figuras de mayor arrastre ciudadano, fuertemente posicionado a nivel nacional y un hombre brillante. Muchos decían que era a él a quien le correspondía la candidatura.
Esa era la segunda vez que se le había escapado de las manos su viejo anhelo de gobernador su estado. Seis años antes, Ricardo Monreal le incumplió la promesa de impulsarlo como candidato a gobernador.
Nadie entendía, por qué se le pusieron trabas para alcanzar el segundo de sus sueños profesionales más arraigados: ser gobernador. Si se suponía que contaba con las características necesarias para encabezar la candidatura.
Las elecciones de 2016 representarían una nueva oportunidad de ser candidato a gobernador mediante la alianza política que tienen el PRI y el Verde Ecologista, y como dice el adagio popular, en una de esas, y la tercera sería la vencida.
Mientras llegaba esa oportunidad Tomás Torres se dedicó a trabajar en el Congreso de la Unión, primero como senador del PRD y después como diputado federal ecologista.
Es una lástima que el hombre, el político y el abogado, se fuera de este mundo sin cumplir su más grande sueño, servir a los zacatecanos desde Palacio de Gobierno. Pero si consiguió ser un gran abogado a nivel nacional.
En él, no importaba que partido abanderara, si era PRD, PRI o Verde Ecologista, la gente lo seguía a él, a la persona y no al instituto político. Los zacatecanos nos quedaremos con las ganas de saber cómo hubiese sido como gobernador.
Le apostaba a la justicia social, por ello se convirtió en asesor jurídico de los campesinos que fueron engañados por la compañía minera Goldcorp, para que le rentaran sus tierras a precios irrisorios.
En los años 80, él y Ricardo Monreal estudiaron juntos la maestría en Derecho en la UNAM, y en una de sus conversaciones el segundo exclamó: “Mira Tomás, ahorita estamos jodidos, pero vas a ver, las cosas nos van a cambiar. Voy a ser gobernador”.
Posteriormente, Tomás le respondió: “Yo también voy a ser gobernador, pero antes voy a ser el abogado más chingón de México”. Este fragmento forma parte de una entrevista que Tomás Torres dio a Excélsior en 2009.
Me siento tan identificado con la infancia del ex legislador, pues cuando era niño tenía a su padre con él solo seis meses al año. Al igual que mi padre, su progenitor migró a los Estados Unidos para darle una mejor vida.
“Escuchar el silbato del cartero me recuerda cuando de niño lo oía llegar y me despertaba sensaciones encontradas; por un lado, sabías que tu padre había mandado dinero y eso provocaba júbilo en la familia; por el otro, ese mismo hecho te recordaba que tu padre no podía estar contigo”, relató.
No es nada grato estar lejos de los seres que te dieron la vida, se siente una especie de vacío por no poder compartir las tristezas, las alegrías, las travesuras y tantas cosas con tu padre.
Luego de su muerte, la familia de Tomás Torres debe sentirse orgullosa de él, ya que las muestras de afecto, mensajes emotivos y reconocimiento político se desbordaron por las redes sociales.
Las viejas anécdotas y recuerdos inolvidables sobre él quedarán para la posteridad. El también secretario de gobierno de Ricardo Monreal y Amalia García, era acompañado del empresario zacatecano, Humberto Godoy; ambos murieron en el accidente.
Periodista Independiente