Tiene madre de familia en Aguascalientes jornada laboral de 18 horas
Aguascalientes, Ags.- Magdalena Bautista Valdez, originaria de Valparaíso, Zacatecas, ahora es parte del 24 por ciento de madres jefas de familia que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en Aguascalientes.
Para poder sacar adelante a sus dos hijos y a su nieto, Magdalena tiene tres trabajos, más la labor propia del hogar, su jornada diaria es de 18 horas, inicia a las 6:00 y termina a las 23:00 horas.
“Trabajo todos los días, no tengo día de descanso, bueno, las mañanas de los domingos voy a misa con mis hijos, y luego salimos a caminar, a pasear, vamos a la plaza, a tomar un helado, a disfrutar una buena chasca en la plaza, entre semana el horario de encuentro con mis hijos es en la noche, siempre cenamos juntos”, indicó.
Al compartir como es su jornada diaria, dijo que de 8:00 a 10:30 de la mañana acude a hacer limpieza en una casa, luego a un Centro de Bienestar Social y de ahí a su estética.
“Me voy a hacer limpieza a una casa, luego me regreso corriendo a mi casa para bañarme, de ahí me voy a otro trabajo donde soy promotora de un centro de bienestar, ahí promovemos las actividades para que la gente acuda a los talleres, pero además doy el taller de belleza, por la tarde-noche me voy a mi estética”, indicó.
A la edad de 20 años, decidió abandonar su cuna siendo la séptima de 11 hermanos, salió en busca de oportunidades de trabajo y superación, ya que su padre le permitió estudiar sólo hasta quinto grado de primaria, bajo el argumento que las mujeres no deben estudiar sino casarse.
“Mi papá me dijo, que para que terminaba la primaria si me iba a casar, el creía o sigue creyendo que las mujeres al casarnos automáticamente se nos resuelve la vida, como si los hombres lo hicieran y fueran a mantenernos como reinas”, expresó.
Señaló que al llegar a Aguascalientes entró a trabajar en una casa como niñera en un fraccionamiento residencial, donde se hacía cargo de dos pequeñitos de dos y tres años de edad, debido a que sus patrones viajaban por todo el mundo. Pero por las noches aprovechó para terminar su primaria en una escuela de educación para adultos.
En esa casa laboró a lo largo de siete años, hasta que conoció al amor de su vida, un hombre 17 años mayor que ella, con quien procreó a Andrea y a Chema.
“Él era jardinero, el amor nació, así como nacen los amores, a primera vista, ¿a poco no el amor es ciego?, al principio así es, luego cuando uno abre los ojos dice, ha caray, él cortaba el césped en la casa de enfrente donde yo trabajaba, me veía pasar y me echaba ojitos y un día decidió invitarme a salir, fuimos a tomar un café”, recuerda.
“Estamos hablando de 1994, ahí tenía yo 25 años aproximadamente, empezamos a salir y como el amor es ciego pues me convenció, tuve mi primer hija a los 26 años, se llama Andrea, ella estudia actualmente enfermería; luego vino José María, él estudia tercero de secundaria”, señala orgullosa.
Al paso de los años, añade, justo cuando ella tenía 40 de edad, decidió estudiar la secundaria abierta por las noches, luego belleza en el DIF estatal, más tarde entró al Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (Cecati), donde le dieron su diploma de “Cultora de Belleza”, y posteriormente abrió un pequeño salón de belleza.
Magda, como la llaman, dijo que su siguiente aspiración es prepararse más y actualizarse en este ramo, estudiar la preparatoria abierta y en 10 años ser una estilista famosa.
Al recordar parte de su niñez, señaló que a los siete años comenzó a trabajar en el campo, al lado de sus padres.
“Allá siempre se trabaja ayudándole a los padres, a mi mamá le ayudaba a hacer las tortillas, a mi padre en el campo a sembrar, desde muy chiquitos, si extraño esa vida, es bonita de hecho, aprendí a valorar las cosas, si me pudiera regresar lo haría, pero me vine buscando superarme y estudiar”, señaló con un dejo de nostalgia.
Orgullosa comparte que sus padres le enseñaron el valor del respeto, “nosotros les hablamos de usted a mis padres, también a mis hermanos mayores”, dijo.
Al concluir el relato de su experiencia como mujer, madre, hija y trabajadora, dijo que su filosofía de vida es “todo se puede, todo es cuestión de querer”.
“Me gusta ser mamá, disfruto ver crecer a mis hijos, quiero que se superen más que yo, eso es lo que más disfruto, me alimento bien para aguantar y tomarle el gusto al trabajo, me gusta mi trabajo”.
A sus casi 44 años, Magdalena dice que uno de sus grandes sueños es poder comprar a sus hijos una pequeña casa, que les pueda dejar de patrimonio.