Tengo miedo
SOLEDAD JARQUÍN EDGAR
México es un país de muerte, una muerte no “natural”, sino una muerte producto del odio, derivado a su vez del poder. Ahí estamos las mujeres contra una pared imaginaria construida por el poder patriarcal y su misoginia.
Yo tengo miedo de vivir en este país donde la realidad supera todo lo imaginable. Una premisa que se demuestra con hechos reales, tienen nombre, y con las cifras que cada día se recitan desde el poder y se publican como un eco irremediable, sin posibilidad de volver atrás.
Un país donde para las autoridades no pasa nada, porque pervivimos en medio de la falta total de justicia que marca a cada familia donde se arrebata la vida de sus hijas, madres o abuelas y donde desde las instituciones gubernamentales se les calla, se les toma como locas, inadaptadas.
Las cifras de la muerte, una parte de la realidad, revelan hoy que el número de mujeres que sufren un delito de género, por ser mujeres, tres de cada 10, según las cifras oficiales.
En los últimos siete años, entre enero de 2015 y enero de 2022, el feminicidio ha crecido 135 por ciento y 73.2 por ciento las cifras de homicidios dolosos de mujeres, en el mismo lapso, datos del famoso Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Dicho de otra manera, estamos hablando de casi 24 mil asesinatos violentos cometidos contra mujeres, la quinta parte, y sólo esa parte, son considerados feminicidios (privar de la vida a una mujer por razones de género). Eso revela que continúa la resistencia para tipificarlos como feminicidios, como si privar de la vida a una mujer no les fuera suficiente.
Tengo miedo de vivir en un país donde la violencia familiar también va en aumento. 99.1 por ciento en los últimos siete años dice la misma fuente. Con más de un millón 300 mil delitos cometidos durante ese mismo tiempo. Quitando los 17 mil 389 casos reportados en enero de 2022, tenemos que en promedio entre enero 2015 y 2021, se cometieron por días más de 600 delitos en promedio. Más el subregistro que se da por diversas razones, generalmente por parte de las autoridades.
Me da miedo vivir en un país donde se cometen 46 violaciones sexuales cada día, sin contar, como en el caso anterior, con el subregistro de violaciones sexuales no reportadas ante la autoridad o que son culpabilizadas ante las agencias ministeriales.
Me da miedo saber que las mujeres no solo enfrentan la violencia, sino que la impunidad por esos delitos es grave, tanto que el sistema judicial mexicano, pervive entre paredes mohosas por el machismo y empieza a olor mal, porque a pesar de todas las leyes existentes y los protocolos de actuación ministerial existentes para que las investigaciones se hagan “con perspectiva de género”, nada o casi nada ha cambiado.
Yo tengo miedo de vivir en un país donde el dicho de las mujeres no tiene cabida, se ningunea y se trivializa, con expresiones como la dicha por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador que manda al diablo todo cuando asegura que tiene otros datos.
Y volveremos a las calles este 8M para exigir justicia en todos los sentidos, para exigir que se respeten los derechos de todas las mujeres y en la ciudad de México, la capital de este país, se prepara a tres mil policías mujeres como si fueran a combatir lo que no se combate: la violencia generalizada y la violencia contra las mujeres. Un ejemplo que seguirán en otros lugares, en otros municipios donde saldrán a decir ¡ya basta!