Tello va tarde a Salaverna
GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ
Tello ha entrado tarde y a tientas a un conflicto público que acumula más de un lustro en su haber. El desalojo de los habitantes de la comunidad de Salaverna, en el municipio de Mazapil, nació virtualmente con la llegada de la minera Frisco-Tayahua a la zona rica en minerales (oro, plata, plomo, zinc, entre otros) al norte de Zacatecas en el año de 2009.
La empresa extractora que sostuvo una cotización general a la alza durante 2016 en la Bolsa Mexicana de Valores (a excepción de la caída bursátil de mayo debido a la turbulencia del mercado, como fue justificado) desde sus inicios puso en marcha el proyecto de mina a cielo abierto para la obtención de la materia prima mineral, y ha practicado la barrenación de 300 hectáreas de terreno semidesértico, en cuyo núcleo se encuentra el pueblo de Salaverna.
A partir de entonces, el brazo de inversión del multimillonario mexicano, Carlos Slim –bien visto entre algunos jóvenes como candidato presidencial- en el ramo de la explotación minera, ha insistido en el éxodo de los pobladores a la región contigua conocida como “Nuevo Salaverna”, donde serían indemnizados con cantidades que oscilan entre los 15 y 50 mil pesos, por las hectáreas que antes ocupaban sus propiedades. Además serían reinstalados (hasta ahora 28 de 40 familias) en un menudo complejo habitacional de espacios reducidos, con una escuela, iglesia y aula digital, ya sin la posibilidad de dedicarse a actividades agropecuarias en pequeño, para el autoconsumo.
En el último tramo de la administración del ex gobernador Miguel Alonso, el 6 de mayo de 2016, los habitantes que permanecen en la zona de aprovechamiento de la empresa convinieron en prorrogar la mudanza de las últimas 12 familias que rehúsan dejar sus vetustas habitaciones por falta de un acuerdo de beneficio mutuo con la minera.
Se dijo entonces que las autoridades locales y federales buscarían medidas para la protección de los habitantes, y el desalojo se suspendería hasta no obtener un análisis “geo referenciado” por parte del Instituto Mexicano de Geología, donde se confirmara la “falla geológica” que en un principio, Felipe Muñoz Ruvalcaba, ex director de Protección Civil Estatal, había dado a conocer en abril del mismo año según datos del Sistema Nacional de Protección Civil.
El 23 de diciembre pasado, Protección Civil del estado de Zacatecas insistió nuevamente en la inminente reubicación de los locales mediante el uso de la fuerza. Dicho análisis geo referenciado, cuña del acuerdo de prórroga anterior, nunca se dio a conocer. La “falla geológica” o los “deslaves” generados por el escurrimiento hidrológico en la zona –argumento del intento de desalojo en 2016- permanecieron en la nueva “invitación” urgente a desocupar la propiedad privada.
Semanas antes, a principios del mes de noviembre, Alejandro Tello se reuniría con el magnate mexicano en la capital del país para agendar las prioridades de inversión en el estado. Mediante la publicación de una foto en Facebook acompañada de un breve texto, el mandatario estatal adelantó que en el cónclave se abordó la operación del Fondo Minero –ese que investiga escrupulosamente Paula Rey- y “se acordó que se harán obras conjuntas entre los municipios y la administración estatal, a fin de que no se dispersen los recursos y no queden acciones de infraestructura perdidas. Por el contrario, la apuesta -dijo- es que se hagan grandes obras.”
A su regreso de la visita que realizó por el estado de Texas –con agenda de promoción de la seguridad, la inversión y el empleo- en la Unión Americana, el gobernador ha dado a conocer ahora que a invitación del delegado de la comunidad de Salaverna, Roberto de la Rosa, se trasladará en los próximos días a la región donde permanece latente la disputa entre la minera y los pobladores inconformes, pero con una impresión inexacta de que “no tenemos que generar conflicto donde no lo hay”.
Asegura, además, que desconoce al delegado de la comunidad que le extendió la invitación. Si investigara un poco más la línea de tiempo del conflicto –porque eso es- en Salaverna, o si hubiera realizado una campaña electoral más allá de los eventos proselitistas, estaría al tanto de que Roberto de la Rosa ha sido, además de vocero de los pobladores, el guía de las distintas caravanas de los medios de comunicación zacatecanos, que han asistido a la comunidad agraviada por la minera para detallar la versión de los pobladores afectados.
Trabajos periodísticos durante 2016 como el de Juan Castro (Salaverna, un pueblo fracturado por la avaricia), Arazú Tinajero (Salaverna, el pueblo que espera su muerte), y el seguimiento de las informaciones por la plantilla joven de La Jornada Zacatecas, pueden ayudarle a mejorar su panorama y conocer anticipadamente la visión del delegado. El conflicto por la propiedad privada obliga conciliación y sensibilidad.
Twitter: @GabrielConV