Tan cerca de la hambruna
Desde hace tiempo, se en el estado se ha venido afianzando la idea de que en México y en Zacatecas, se puede vivir la condición lacerante y ofensiva de la hambruna.
Sin embargo, aunque el cambio climático y los resultados del modelo económico implementado por los gobiernos del PRI y PAN desde los años 80 han incrementado la posibilidad de que el país no tenga la posibilidad de producir los alimentos para millones de mexicanos.
La hambruna es una situación que se da cuando un país o zona geográfica no posee suficientes alimentos y recursos para proveer alimentos a la población, elevando la tasa de mortalidad debido al hambre y a la desnutrición.
Según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas, alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre.
En nuestro país, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el 2000 había 24.1 millones de personas en condición de pobreza alimentaria; en el 2002, 20.0 millones; en el 2004, 17.4 millones; en el 2006, 13.8 millones, pero en el 2008 eran 18.2 millones.
Del 2006 al 2008, por primera vez en los últimos 10 años, el número de las personas en pobreza alimentaria, el equivalente a la pobreza extrema del Banco Mundial (BM), creció y pasó de 13.8 a 18.2% de la población del país. Aumentó pues, en 32 % según el Coneval.
México se ha convertido en un productor de pobres, en un país donde la desigualdad recae en la indignación, donde millones de mexicanos no saben si tendrán algo que llevarse a la boca y donde, al mismo tiempo, en este país 20 familias concentran el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional.
Así, el sistema económico implementado por los gobiernos priístas desde los años 80 y continuado por el PAN desde el año 2000, está diseñado para fortalecer a los capitales especulativos y las grandes empresas y monopolios mexicanos.
De esta manera, en la producción de alimentos, hemos aumentado la dependencia con respecto a otros países, y aún cuando en otros se ha reducido dicha dependencia, aún sigue a nivel preocupante ya que está en alto riesgo la soberanía alimentaria nacional. Se importan millones de toneladas que no podemos producir internamente, y el gobierno federal no parece hacer nada para impulsar un sector agropecuario más productivo
Del año 2000 al 2010, la dependencia en arroz pasó de un 65 por ciento al 74.1 por ciento; la de maíz pasó de un 23.3 por ciento a un 24.6 por ciento; la de trigo logró reducirse de un 48.6 al 42 por ciento, junto con la de sorgo que se disminuyó de un 46.8 a un 25.6 por ciento, pero la de soya pasó de un 2.5 a un 5.5 por ciento.
La importación de granos básicos ha crecido de forma explosiva, del 2000 al 2010. La de arroz pasó de 651.6 a 927 mil toneladas; la de maíz de 5,326.4 a 7 mil 944 toneladas; la de trigo se redujo de 2, 784.2 a mil 801.6 toneladas; al igual que la de sorgo que se redujo de 5,142 a 2 mil 422.4 toneladas; mientras la de soya, de 3,981.4 bajó a 3 mil 357.4 toneladas, cifras de importación que todavía están en el rango de “alarmantes”.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), destacó un alza de 2.30% en los precios de los productos agropecuarios, específicamente en frutas y verduras, los que registraron un aumento de 3.50 contra una caída de 1.40% en el mismo lapso del año pasado.
Además, la agricultura mexicana se encuentra en medio de dos circunstancias radicalmente alejadas, donde existen productores agropecuarios sumamente exitosos, inmersos en regímenes fiscales especiales, donde el pago de impuestos es inexistente y donde la acaparamiento de semilla e insumos es una realidad cotidiana.
Pensar esta situación lleva inmediatamente a las grandes empresas que controlan el agro mexicano, Bachoco, Maseca, Lala, Bimbo, etcétera.
Pero del otro lado, está la inmensa cantidad de productores, esos que producen para el autoconsumo, que comen lo que pueden producir, esos que viven del temporal, que pierden todo con las contingencias ambientales, esos que no son sujetos de crédito y que esperan, para sobrevivir los apoyos del Procampo.
La alimentación en nuestro país, es un asunto de mercado y no un asunto de seguridad nacional, se alimenta quien está en la capacidad económica de hacerlo, así, el éxito de los productores depende de la capacidad de venta y distribución, de la capacidad de dar valor agregado a los productos del campo.
Y los apoyados, siempre, son las grandes empresas, dejando de lado a los productores de subsistencia, quienes al enfrentarse con las problemáticas del cambio climático, se han sumido en la más absoluta de las miserias.
México corre el peligro de hacer de la hambruna una realidad y pese a eso, el flujo de recursos sigue dependiendo del mercado electoral y el PAN espera que la sociedad le pase la factura de 12 años en los que ha sumido al país en un clima de violencia y en un crecimiento de la pobreza ofensivo.
Es lógico pensar, que el gobierno de Felipe Calderón está diseñando estrategias que le permitan mantener al PAN la presidencia del país, pero sería criminal guardar recursos para usarlos en 2012 en otras cosas, y no para campesinos, indígenas y pequeños productores.
Es hora de organizarnos para evitar la muerte de México por hambre, es hora de repensar las prioridades del país y la única opción es colocar a la gente como la única prioridad.