Sí quiero ser gobernador de Zacatecas: Pedro de León
Zacatecas, Zac.- Una tromba acompañó el anuncio: Sí quiero ser gobernador de Zacatecas. Un relámpago siguió a la aceptación de disciplina: Pero antes se requiere la decisión de mi partido, porque soy un hombre de instituciones.
Esta aparente sumisión de Pedro de León, el actual coordinador de delegaciones de la Sedesol, y el hombre fuerte de la ex perredista Rosario Robles, no amainó de ninguna manera el grito de «¡Pedro, Pedro!».
1.5em;»>La sonrisa era espléndida. El apoyo de su esposa, Margarita, hermana del actual gobernador Miguel Alonso Reyes, incondicional. Como también el de su cuñada, Lucía Alonso.
La pregunta era obligada: ¿Quién no quisiera ser gobernador de este gran estado? Si alguien de aquí me dice que no quiere serlo, se va a quedar sin Asado de Boda. Así de simple era la cuestión, como simple fue la respuesta de los miles de asistentes: Un sonoro aplauso y más porras «al candidato».
Todo ello ante la mirada de los alcaldes, como el priista Roberto Luévano, de Guadalupe, o el perredista Eleuterio Ramos, de Valparaíso; o de los delegados federales como Luis Alfonso Peschard, de la SCT, y el hermano del festejado, Benjamín, de la Conagua.
También del muy serio y mal encarado Guillermo Huízar, titular de la Función Pública, único miembro del gabinete que acudió, quien cerveza en mano esperó paciente el momento para hacer la graciosa huida.
Quizás no le gustó escuchar cuando firme, el cumpleañero dijo que el trato «desde el funcionario más modesto hasta el más encumbrado» debe ser eficiente y con resultados para el ciudadano que lo solicite.
Mientras Pedro de León contaba sus sueños, en las cientos de mesas se servía asado de boda, frijoles, y arroz, precedidos por una botana de elotes, frituras y queso, todo bañado con cerveza y refrescos para todos. En abundancia. Finalmente, la fiesta había sido «de traje».
El artífice del triunfo de Miguel Alonso en Zacatecas señaló la necesidad de una mejor distribución de la riqueza, pues los recursos sobran, pero se reparten de manera inequitativa, por lo que convocó a “un trato en Zacatecas, sin egoísmo y sin colores partidarios, en el que no prevalezcan los intereses personales o de grupo».
La energía eléctrica jugó una mala pasada, las luces se apagaron, pero el sonido jamás. Una planta de luz «salvó» el evento, Y es que mientras afuera la lluvia arrastraba sin misericordia los escombros de lo que es ahora la Alameda, adentro el entusiasmo crecía y, con ello, la convocatoria a los miles de asistentes a respaldarlo para hacer realidad «el sueño posible de poder lograr más», a fin de tener qué, cómo y con qué llegar a la gubernatura de Zacatecas.
Por ello, no olvidó Pedro de León llamar a los otros aspirantes «a no desgastarnos en batallas inútiles; en esta nueva lucha se requiere unidad, audacia y trabajo en equipo», además de remarcar que la coyuntura en el estado «es favorable para conformar una gran coalición entre partidos, organizaciones y ciudadanos, mediante la cual sea posible lograr los retos que Zacatecas no ha conseguido».
La apuesta, expresó, tiene tres objetivos fijados de antemano: La familia, el fortalecimiento municipal y el desarrollo regional.
Los meseros iban y venían, no se daban abasto. Y es que la gente pronto llenó el salón principal, por lo que hubo que habilitar el salón contiguo. Muchos llegaron «hechos sopa» y merecían la cortesía, por ello nadie se quedó sin comer ni beber. Todos estaban contentos.
Y a pesar de los truenos que retumbaban en el salón, y de las goteras que caían en el resbaloso piso, los asistentes escucharon con atención los retos de De León Mojarro: Que no haya ningún niño pobre en el estado, que no vaya con la panza vacía a la escuela; que todos los jóvenes estudien, tengan espacios de recreación y una opción para construir su futuro y firmar una familia.
También, que el campo sea bien organizado, productivo y exportador; que los pequeños y grandes empresarios dupliquen o tripliquen sus ganancias para que puedan generar los empleos que Zacatecas requiere.
Rodeado de sus colaboradores, que se mantenían al pendiente de todos los detalles, Pedro de León no olvidó a los maestros, y dijo que los quería ver «comprometidos, orgullosos de su labor, pero que tengan la certeza de un salario digno y condiciones decorosas para educar y formar a nuestros hijos y las futuras generaciones”.
Moviendo constantemente las manos, señalando, enfatizando, y dándole vuelta a las hojas en las que leyó su discurso, el funcionario federal dijo: “No nos autoderrotemos, veamos la adversidad como oportunidad. No desgastemos nuestra energía en disputas estériles, no vale la pena. La nueva batalla por Zacatecas ahora requiere inteligencia, audacia, unidad y trabajo con altura de miras”.
«¡Viva Zacatecas!» gritó ya en el climax Pedro de León. Su esposa salió de la parte de atrás y lo tomó de la mano. Se la levantó con firmeza. «¡Sí se puede!» exclamaron los demás. Ella lo guío para dar la espalda al amplio salón y permitir a los fotógrafos tomar esa gráfica tan común en las campañas electorales, con el gentío de fondo.
El mariachi se arrancó con una Diana y Pedro de León descendió del escenario para continuar, mano con mano, agradeciendo a quienes desafiantes llegaron al cumpleaños del que va con todo, lo demostró, por la gubernatura de Zacatecas.
LNY/Redacción
