Sí a la educación de calidad, no al adoctrinamiento
JACOBO CRUZ
Durante cerca de tres años estuve cercano a los estudiantes del sistema telesecundaria y más de quince de los jóvenes del Colegio de Bachilleres, donde fui testigo que con la llegada de un nuevo gobierno federal se implementó un nuevo modelo educativo que respondía a la idea de democracia según el partido en turno; también vi como se eliminaron materias relacionadas con las ciencias sociales, (aquellas que permiten analizar las condiciones de desarrollo de la sociedad, y la lucha de las clases inferiores para sacudirse de la explotación de los ricos), para dar paso a las que tenían que ver sólo con la preparación técnica (como la computación, en su momento), para asegurar estudiantes capacitados para integrarse al trabajo que se necesitaba en la industria y garantizar la máxima ganancia de los dueños de los medios de producción de México y el mundo.
La 4T también aplicó esta estrategia, pero como nunca antes ahora se insiste en sembrar la ideología de la “transformación” de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador, presidente de México que debe ser aceptada por todos los mexicanos y lograr desde temprana edad la “revolución de conciencias”.
El asunto se retoma a sólo 14 meses con cinco días de que termine el sexenio, situación que preocupa a investigadores, maestros y padres de familia, porque se han modificado los libros de texto gratuitos que dependen directamente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), institución que responde a la meta de López Obrador y que no acepta que los contenidos sean revisados por especialistas, pero tampoco se tomó en cuenta la opinión de los docentes, que son, quienes finalmente deben usar estas herramientas para el desarrollo de su noble actividad.
Especialistas como Alma Maldonado, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV), ha alzado la voz porque los libros que ya se imprimen no se sometieron a revisión como lo prometió la SEC, y se distribuirán en las escuelas de educación básica para que sean usados en los primeros grados de primaria y secundaria; aunque en los demás grados seguirán con los textos acostumbrados que durante décadas han sido analizados y mejorados por grupos de expertos en educación, psicología, matemáticas, ciencias naturales, salud, ciencias sociales y humanidades, para que lleguen lo más acordes con las necesidades de la niñez mexicana.
De acuerdo con lo anterior, hasta el año 2022 los seis grados de primaria incluían libros de español, ciencias naturales, geografía, historia, matemáticas y lecturas, donde tenían amplio espacio para ejercicios y hasta para recortar figuras geométricas, pero a raíz del decreto denominado Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 19 de agosto de 2022, en los libros se recortan los contenidos sobre conocimientos básicos, por ejemplo reduciendo la cantidad de temas de matemáticas para el próximo ciclo escolar al pasar de 258 páginas de dos libros a sólo 11 y 13 respectivamente.
Además, ante las críticas sobre la supresión de los contenidos de historia se imprimirá un texto denominado «México, grandeza y diversidad», que serán para los niños de 4°, 5°, y 6° que se adelanta, será sólo apología a los logros del gobierno de Morena.
Y esto sucede cuando organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (UNESCO), sometieron a un análisis a 75 países del mundo para conocer las problemáticas y los tipos de rezago educativo, medición en la que México ocupó el lugar 48 destacando que Guerrero, Oaxaca y Chiapas registran los mayores índices; y más del 90% de los municipios mexicanos se encuentran aún en niveles medios y bajos en educación.
Ante el panorama desastroso de la educación del país, urge que la sociedad mexicana exija que se permita analizar los libros de texto gratuito por parte de especialistas para evitar que sean medio de adoctrinamiento oficial usando a la SEP y a la CONALITEG, dos instituciones que deben garantizar los contenidos matemáticos, de las ciencias naturales y sociales que formen a estudiantes de educación básica con conocimientos suficientes en el área científica a la vez de propiciar la neutralidad política, tal como lo ha expuesto el Movimiento Antorchista Nacional.
En México necesitamos que todas las herramientas, incluido el contenido de los libros sean empleados por los docentes y directivos de la manera más correcta para que conduzcan al pensamiento científico y crítico ante la pretensión de Morena de hacer mexicanos ignorantes y sumisos para ser usados como votantes en un proyecto de nación que no ofrece nada nuevo, más que continuidad de los programas de transferencia monetaria donde los beneficiarios deben recibir y callar.