Ser joven en el PRI

ISADORA SANTIVÁÑEZ RÍOS

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), en su XXII Asamblea Nacional, demostró a todos los mexicanos que, a pesar de su larga vida, sigue siendo un Partido de vanguardia.

En un acto en donde prevaleció la unidad, y la firme decisión de seguir luchando por las causas sociales de los mexicanos, los espacios que se abrieron no sólo a los simpatizantes, sino sobre todo a los jóvenes, son una muestra de que el relevo generacional es un hecho que se consolida en el Revolucionario Institucional.

Hoy, lo reconocemos todos, el tricolor urge de sangre joven, nueva, que revitalice y atraiga a las nuevas generaciones de ciudadanos. De eso no queda duda.

Necesitamos de perfiles que le quiten ese estigma al partido de mantener relaciones contaminadas con cacicazgos y con centrales obreras cuyos comportamientos ya son cosa del pasado que debemos superar.

Ser joven priista nunca ha resultado cosa fácil porque representa una lucha constante que hoy más que nunca enfrenta a una sociedad cansada que no cree que la juventud del Revolucionario Institucional puede lograr un cambio. ¡Y claro que sí podemos!

En este momento, en el PRI, ser joven no implica más ser la reserva, nosotros somos el activo que con pasión por la política ofrecemos oxígeno, talento y frescura.

En la XXII Asamblea Nacional quedó demostrado que los jóvenes priistas no debemos esperar muchos años, justamente por nuestra juventud, para tener la oportunidad de encabezar una dirigencia o ser candidatos a puestos de elección popular. Nuestro momento es hoy.

Y para muestra un botón: Por unanimidad fue aprobado que las candidaturas, y suplencias deberán ser representadas por jóvenes en un 30 por ciento cada una; logrando de este modo que las juventudes priístas no queden relegadas a ocupar sólo los puestos de suplencia.

Dentro de los puestos de representación, 1 de cada 3 deberá ser ocupado por un joven; garantizando la pluralidad de perfiles, así como un amplio rango de edad dentro de los participantes en la vida pública y política.

Se conformó, además, un código de ética con el cual se pretende fortalecer y desarrollar a los candidatos, por medio de capacitaciones en conocimientos y habilidades destinadas al servicio de la ciudadanía.

Por ello, estoy segura que esta nueva generación de priistas, que hoy tendrán la oportunidad de demostrar su valía, no sólo convencerán con su discurso a los ciudadanos, sino que refrendarán con hechos que ser joven, en el PRI, no es una contradicción, al contrario es un orgullo y un reto que con firmeza afrontamos.

* La autora es diputada local

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