Seguimos siendo mayoría
En un país donde la mayoría de la población seguimos siendo mujeres, y así lo confirman nuevamente las estadísticas recientemente presentadas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en el Censo de Población y Vivienda 2010, no podemos postergar más la implementación de medidas que garantice la equidad entre los géneros.
Por principio de cuentas, los Poderes del Estado tenemos la obligación de iniciar con cambios sustanciales tanto en lo administrativo, en lo estructural y en lo personal que estén encaminados a resolver la problemática sociocultural que envuelve a este numeroso grupo de la población en nuestro país.
En este sentido y en lo que respecta al Poder Legislativo, mis compañeros de bancada zacatecanos y una servidora propusimos en el 2009 que en la Cámara de Diputados se implemente el Modelo de Equidad de Género; pues es necesario como lo dije anteriormente, impulsar éstas políticas de equidad desde el interior de los propios órganos de gobierno para que así puedan convertirse en una asunto social.
En materia electoral se ha hecho un esfuerzo importante por garantizar las cuotas de género en los partidos políticos y que obligan a la distribución de candidaturas con equidad, eso permitió que en la actual legislatura se tengan 137 diputadas y 363 diputados federales.
Avances en este sentido hay, pero aún insuficientes y que de la noche a la mañana parecen caer cuando diputadas que habían logrado un escaño en el congreso federal, son obligadas a renunciar para dejar el lugar a diputados suplentes hombres. Sin embargo, este asunto seguirá presente en el ámbito de los partidos políticos y en el electoral.
Hoy lo importante es que al ser aprobada la implementación del Modelo de Equidad en la Cámara de Diputados, serán beneficiados las y los trabajadores sindicalizados, quienes han visto pasar legislaturas como a la que ahora pertenezco, a los que a durante años han sido y seguirán siendo parte de la estructura funcional de la Cámara de Diputados.
Cuáles son los compromisos que adquirimos al implementar este modelo: indudablemente el primero será contrarrestar los estereotipos en la inserción laboral femenina y masculina; así como diversificar las opciones profesionales entre hombres y mujeres, al brindarles la capacitación más pertinente.
Además, asegurar que las áreas de reclutamiento y selección cuenten con el número suficiente de personal calificado, que conozca los problemas de las y los trabajadores en relación con los roles que juegan en la sociedad y junto a ello adaptar las condiciones de trabajo, ajustando la organización y los horarios del mismo, a las necesidades de las mujeres y los hombres.
Debemos velar por que los hombres y las mujeres compartan más las responsabilidades laborales, familiares y sociales. De la misma manera divulgar ampliamente las disposiciones que regulan el trabajo femenino y asegurar su pleno conocimiento por parte de las beneficiarias.
De acuerdo al CENSO 2010, en México un 33.3 por ciento de la población económicamente activa son mujeres por lo cual es importante impulsar el desarrollo de políticas de recursos humanos en las organizaciones privadas y públicas que tengan como fin la igualdad de oportunidades y trato y finalmente promover la incorporación sistemática de la perspectiva de género en la negociación colectiva.
Si bien nuestra sociedad, -y es lamentable decirlo-, enfrenta aún una cultura machista, los pasos que se han estado dando en diversos gobiernos estatales y el que ya comenzó en la 60 Legislatura Federal con la aprobación de este punto de acuerdo, serán sustanciales para erradicar las conductas que persisten en contra de las mujeres.