Rumbo al 8M: sororidad ante cualquier tipo de violencia
JULIETA DEL RÍO VENEGAS
El día 8 de marzo es una fecha emblemática en el mundo. Más allá de recordar el origen, hoy te platico por qué el grito de respeto de cero tolerancias a la violencia de género en cualquier modalidad.
Según datos del INEGI, a nivel nacional, 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más han experimentado al menos un incidente de violencia (psicológica, emocional, económica, física y sexual) o discriminación. Los feminicidios, el acoso, la desigualdad salarial, las labores del hogar, el trato diferenciado en el sistema penal y en el acceso a la justicia, son algunos de los rostros más visibles de la violencia de género que limitan el pleno desarrollo de las mujeres.
Esta fecha es la oportunidad de seguir impulsando que las mujeres tengamos igualdad de oportunidades, equivalente a la de los hombres, y no seamos víctimas de violencia en cualquiera de sus formas. La experiencia de tener compañeros hombres de tú mismo nivel jerárquico, puede ser muy fácil o difícil, pues aún te encuentras con el machismo, en ocasiones aún les cuesta aceptar que, siendo una mujer, puedas tener la misma autoridad en un colegiado.
En mi historia, llegué a un colegiado -El Pleno del INAI- donde se encontraban cuatro hombres, donde simple y llanamente existía una barrera que venían construyendo del pasado; el techo de cristal se veía difícil de romper, pues en cada debate se decía por su parte: “nosotros tenemos más tiempo aquí́”, “nosotros sabemos más”, “es que tú acabas de llegar”. Sin embargo, puede causarte problemas el imponerte primero en la igualdad de capacidades o incluso en superarlas, tomar decisiones y defender tu espacio; también se puede dar la situación de que usen a otras mujeres contra otras personas del mismo género y se pierda la sororidad, mientras ellos gozan tras bambalinas.
Denunciar no tiene género, es solo un acto en la búsqueda de justicia. Lamentablemente, si eres mujer, es más difícil denunciar acoso, acciones irregulares; se te comienza a cuestionar o a perseguir pensando en que eres débil y te pueden atemorizar. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que, si no denuncias, el techo de cristal que algún día rompiste, se volverá́ a cerrar y es ahí́ donde debemos de dar la batalla sin miedo.
Un acto irregular debe ser lo mismo para nosotras que para ellos, y quien lo denuncie, ya sea un hombre o una mujer, debe tener las mismas garantías ante las amenazas que reciba.
Honrar el 8M va más allá́ de alzar la voz, es también denunciar todo lo que veas y todo lo que vulnere a las mujeres adolescentes y niñas en este país y en el mundo entero.
Es preciso que pasemos de los dichos a los hechos. Que no se quede en el discurso las intenciones de hacer algo para cerrar las desigualdades y alcanzar la equidad en todos los sectores de nuestra sociedad.
Si queremos mejorar la calidad de nuestra democracia y consolidar el Estado de derecho, la igualdad de género debe estar presente en la agenda de las instituciones y en la mente de las personas que forman parte de ellas. Las mujeres somos aliadas en la lucha por los derechos y ponernos el pie entre nosotras es ir en contra de lo que hemos ganado hasta ahora. Ser sororas es considerarnos en todo momento como aliadas, nunca como competidoras.
Además, frente a las injusticias que vemos, no podemos ser omisos ante cualquier violación de derechos humanos en detrimento de cualquier sector de la sociedad. Los techos de cristal que logré romper han sido también para muchas mujeres y debemos conservarlos.
X: @JulietDelrio