Reyes Magos con perspectiva de género
LUCÍA LAGUNES HUERTA
Seguramente miles de niñas y niños estarán jugando con los regalos que les han traído los Reyes Magos, juguetes que han seleccionado a través de los miles de anuncios publicitarios que les han bombardeado desde que nacieron y también siguiendo una lógica de los juguetes que les han regalado a lo largo de su vida.
Algo aparentemente inofensivo y natural como regalar un juguete deja de serlo cuando se reflexiona la influencia que esto implica en la formación de los seres humanos.
Ya lo decía Simone de Beauvoir: “No se nace mujer, se hace”. Como tampoco se nace hombre también se hace y esto no intenta negar que nacemos con un sexo determinado, sino puntualiza cómo a partir del sexo con el que nacemos se designan atributos, habilidades, actitudes, lugar que se ocupa en el orden social y formas de expresar nuestros sentimientos, entre muchos otros factores.
Y mucho de lo que es hoy la humanidad se ha aprendido a través del juego y los juguetes.
Sino, pensemos cómo es que las mujeres aprendimos que las tareas domésticas venían incluidas con nuestro sexo, pues porque desde niñas tuvimos en nuestras manos escobas, juegos de té y muñecas, juguetes que reafirmaban el estereotipo de la feminidad a la vez que nos entrenaban para desarrollarlo.
Hoy las niñas del siglo XXI tienen bebés a los cuales alimentan, cambian pañales, duermen y atienden en la enfermedad, muñecas hipersexualizadas con labios gruesos y sensuales, autos, teléfonos celulares, computadoras y hasta armas, eso sí, de color rosa para no perder su feminidad.
Los niños de este siglo dejaron el trompo y el balero, para envolverse por completo en los videojuegos en los que matar es lo más común, destruir a otro y sobrevivir a cualquier precio es el objetivo.
Cuántos de estos juguetes fueron entregados en millones de casas, a petición escrita en las cartas infantiles para los Reyes Magos, sin que medie la reflexión de Melchor, Gaspar ni Baltazar en el tipo de juguetes que están entregando.
Y pudiera creerse que la elección de un juguete es cosa menor, sin ningún efecto trascendente en la vida de los seres humanos y de la conformación de las sociedades. Pero no es así, el juego, el espacio lúdico en la infancia son mecanismos fundamentales en su construcción de la concepción del mundo.
Cientos de estudios en todo el mundo han concluido que los juguetes siguen fortaleciendo los estereotipos de toda clase, incluidos los de género. Que aún están lejos de desarrollar la tolerancia y el principio de igualdad entre seres humanos y la resolución de conflictos de forma pacífica.
Los Reyes Magos y las personas adultas tienen que recordar que la actividad lúdica en la niñez es un proceso sicológico que contribuye en la construcción de la identidad de género y la incorporación de roles, valores, actitudes, comportamientos y aspiraciones acordes con lo que la sociedad reconoce como válido para mujeres y hombres.
Por ello regalar un juguete es cosa sería. Qué podemos hacer, si ya están en nuestras casas estos juguetes, si ya nos dimos cuenta de este sexismo: reflexionar con nuestras hijas, hijos y menores de edad de nuestra familia sobre lo que tienen en sus manos.
Reflexionar que la violencia no es un juego ni un espectáculo y que en la vida real ha dañado a millones de personas y países enteros; una visita al Museo Memoria y Tolerancia ayudará.
Hacer de todos aquellos utensilios domésticos objetos de todas las personas y no exclusivos de las mujeres, alentar a que los niños jueguen con ellos, sin satanizarlos ni burlarse de ellos. Estimular los juegos de mesa y de desarrollo de habilidades sin duda dará mayores frutos.
Por mi parte envié mi carta a los Reyes Magos para que incluyan la perspectiva de género en su tarea y no se dejen llevar por la sociedad de consumo, para que privilegien el sano desarrollo de la humanidad y entreguen juguetes que fortalezcan el respeto por la otra persona.
Twitter: @lagunes28
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.