Rendir cuentas, demanda de las mujeres

SARA LOVERA

Demanda histórica  de las mujeres ha sido su derecho a saber, a conocer, tanto como la  libertad de expresión. Sujetas, aisladas, sin información trabajaron más de 100 años por  su ciudadanía y demandaron su  derecho a estar informadas. De las últimas décadas sostuvieron que  la rendición de cuentas era también su derecho, contra toda opacidad gubernamental. En asuntos tan vitales como la violencia machistas, el dinero para ellas y su desarrollo.

Economistas feministas de la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo AWID una organización  internacional creada  para brindar apoyo  a los movimientos que trabajan para lograr la justicia de género, cuyo eje sustantivo, desde hace 42 años, es vigilar y preguntar a los gobiernos ¿dónde está el dinero para las  mujeres? Con análisis e investigaciones ha esclarecido el estado del financiamiento para  la igualdad entre hombres y mujeres en todo el mundo.

Ahí están asociadas las mexicanas, desde ahí  promovieron la creación de mecanismos de rendición de cuentas independientes, sostenibles y transparentes, para saber e interpelar, en su caso, a gobiernos y donantes internacionales  quienes desde 1979, se comprometieron a trabajar e invertir en la igualdad, la ciudadanía completa, la no discriminación y la eliminación de la violencia machista.

Por eso es que importa a las mujeres y preocupa la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que se concentrará en  el ejecutivo, que hará de juez y parte, contraviniendo a la Constitución, la reforma de 2011  en materia de derechos humanos, y a las recientes reformas sobre igualdad sustantiva. El decreto minimizar el derecho a saber, de toda la población, 50 por ciento mujeres, condenándonos nuevamente al  silencio milenario.

Es tan grave como la desaparición del Consejo Nacional de Evaluación Política de Desarrollo Social, cuyas funciones, se acordó en la Cámara de Diputados,  las hará Inegi. Como si fuera lo mismo la estadística y la evaluación.

México firmó, con 189  gobiernos del mundo la obligación  de rendir cuentas y promover la transparencia, lo que  hoy, según el PNUD,  son vitales para la ejecución eficaz de los compromisos con la igualdad de género, esos que convalidó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador durante  el foro Generación Igualdad, del que fue co-patrocinador.

La decisión parece esquizofrénica. Por una parte se enarbola una decisión política por la igualdad entre hombres y mujeres, empujada para que sea real o sustantiva y  ahora resulta  que como en el siglo XVIII, según testimonios de la rebelión de las monjas, hay que impedir a las mujeres el conocimiento y, de paso, callarlas.

Según la experticia el acceso a la información dota a las mujeres de mecanismos para proteger sus derechos,  reclamarlos y hacerlos efectivos. Vía el  INAI,  hasta ahora, como toda la ciudadanía, contaban con las herramientas para obtener información para ejercerlos  a plenitud.

En México el  derecho a la información fue introducido en la Constitución a través de una reforma por adición al artículo 6o.  publicada en DOF el 6 de diciembre de 1977, entonces se le pensó para que los medios de comunicación a informaran bien a las y los mexicanos.

Se  perfeccionó al crearse la ley y el INAI y la creación de  Coneval, fue razonada para contar con  mapas y evaluaciones sustantivas sobre la política social que permitiera identificar entre otras cosas, la eficacia de las medidas para reducir la violencia contra las mujeres, su  acceso a la salud y delinear rutas de oportunidades  para su desarrollo. Es  un desatino, irreflexivo y antidemocrático, acciones generadoras de un  daño  fatal. Veremos.