Reforma Laboral disminuye conquistas laborales: García
AMALIA GARCÍA MEDINA
Una de las características más importantes de un Estado Moderno, es el reconocimiento de derechos. ¡Por supuesto, el reconocimiento de todos los derechos de los trabajadores y trabajadoras!. Sin embargo, la iniciativa de reforma laboral que envió el Presidente Calderón disminuye conquistas laborales y reduce derechos. Vaya: ni siquiera sirve para impulsar el crecimiento económico del México del siglo XXI, que lo que de verdad requiere, es calidad, innovación, capacitación, eficacia. Es a lo que le apostó y le sigue apostando Japón; a lo que le apuesta Alemania aunque aconseje a sus vecinos europeos empleo precario.
Lo que de veras México necesita hoy, es garantizar trabajo decente, concepto que engloba el respeto a todos los derechos de un modo integral, y es lo que le daría consistencia a la capacidad competitiva de nuestro país.
Como dice Joseph Stiglitz, Premio Nobel, no es disminuyendo prestaciones, ni derechos sociales ni laborales, como se apuntala una economía moderna. Se equivocan quienes creen por ejemplo en Europa – dice Stiglitz -, que de ese modo saldrán delante de la crisis. No: eso empobrece y “achica” todo, incluyendo el mercado interno y la capacidad de consumo.
¿Qué hacer para que México sea competitivo; para que atraiga inversiones; para que crezca?
Insisto: algunos creen que el único mundo posible es disminuir costos laborales con mano de obra barata, con bajos salarios; con la subcontratación y el pago por horas. ¿Y dónde está la calidad en todo eso?.
Veamos lo que hizo un obrero que sólo terminó la primaria, al principio de su gobierno como Presidente, horrorizando a los economistas con sus políticas hacia los trabajadores, los empresarios y la sociedad; Luis Inacio Lula da Silva invirtió en educación y en innovación; le dio valor al empleo fortaleciendo los derechos de los trabajadores (había sido obrero metalúrgico y líder sindical), y hasta cometió la osadía de aumentar el salario mínimo (le dijeron que provocaría una inflación galopante) ¿Qué pasó? Que el ingreso del 50% más pobre aumentó 68%, y se fortaleció el mercado interno y la planta productiva. Ganaron los trabajadores, ganaron los empresarios; ganó Brasil.
Sí se pueden hacer las cosas de otra manera.
Y regreso a los contenidos de un Estado Moderno. La certeza jurídica es sustancial en un Estado de derecho, y en el mundo del trabajo éste se expresa en la certeza en el empleo; no en la incertidumbre, no en la flexibilidad para despedir, no en empleos temporales, de ninguna manera en empleo precario. En un Estado de derecho, se protege el principio constitucional de certeza y estabilidad.
Si en la sociedad actual se asume que hay múltiples formas de discriminación, muchas de las cuales se entrelazan, como es el caso de las trabajadoras que, a la subordinación de clase se suma la de género, para superarlas es indispensable garantizar lo que la ONU denomina como igualdad sustantiva, es decir aquella que siente las bases para el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres en el ámbito laboral. Es indispensable que se incorpore esta visión integral y se garantice la inclusión igualitaria de las trabajadoras en las instancias donde se decide.
El debate sobre esta reforma, coloca a quienes votaremos el dictamen – en un sentido u otro -, ante otras definiciones de fondo, que van más allá del ámbito laboral, y se refieren al régimen político: o se avanza en la democracia sindical y la transparencia, o se sostiene una más de las expresiones del Estado pre moderno.
Para Bobbio una definición mínima de democracia implica ”un conjunto de reglas para la toma de decisiones colectivas en el que esté prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados”. Sí, resulta que los interesados es decir los trabajadores, tienen derecho a conocer el destino de sus cuotas sindicales; a que se les informe sobre la administración del patrimonio sindical y de otros bienes y de su destino, tienen derecho de conocer a detalle si el sindicato recibe recursos públicos; a que la información se transparente y se audite. Todo lo cual también debe aplicarse a las directivas de los organismos empresariales con sus agremiados.
Rindo homenaje a Valentín Campa y a Demetrio Vallejo, quienes estuvieron presos muchos años acusados de soñar y luchar por la democracia sindical en nuestro país. Pesaría mucho que casi medio siglo después de las batallas que ellos dieron por el voto libre, universal, directo y secreto en los sindicatos; por la existencia de padrones fidedignos; por acabar con el control gubernamental a través de las tomas de nota en las Juntas y contra la exclusión, nada cambie. Ustedes diputadas, diputados, hoy con su voto, tienen la palabra, y muchos ciudadanos están atentos a lo que decidamos.
Como dijo Lula da Silva, “A muchos políticos del mundo les encantan los pobres solamente cuando hay una campaña electoral. Pero, después de la elección, no les invitan ni siquiera un desayuno”. Que en esta legislatura sí nos interesen todos los mexicanos incluyendo los trabajadores.