¿Qué nos dejó la visita presidencial?

OSVALDO AVILA TIZCAREÑO

El pasado 15 de octubre el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó nuevamente nuestro estado, lo hizo por cuarta ocasión, primero como candidato electo y tres veces como ejecutivo en funciones.  Por segunda ocasión acudió a Pinos con motivo de visitar el hospital rural y de eso se han derivado distintas opiniones, pues grandes fueron las expectativas que se despertaron en la clase política que acudió a sacarse la foto, afirmando que expusieron múltiples demandas y proyectos, por tanto pululan aún las declaraciones que auguran múltiples beneficios con aquella  visita del titular del ejecutivo.

Las lecturas son múltiples, analistas, políticos y futuristas que pretenden encontrar en cada acción un mensaje oculto, se ocupan de analizar cada aspecto del evento y sacar conclusiones de ello, desde el ánimo del público, el mensaje del presidente, los programas anunciados, los acompañantes y hasta la vestimenta de destacados personajes reciben el escrutinio público.

A riesgo de recibir la embestida de la jauría incondicional que se desata en las redes cada que se vierte un señalamiento por mínimo que sea, desde mi modesta opinión el evento transcurrió en los mismos términos: mismo discurso, lenguaje corporal idéntico, anuncios reciclados, frases reiteradas, público semejante y quizá el único cambio sea el de la temática, siendo que antes anunció la política social a desarrollar y ahora se trató de los temas de salud.

Afirmo sinceramente que mi opinión más que una crítica constituye un lamento, pues nadie en su sano juicio puede desear algo malo para Zacatecas, muchos hubiésemos querido que la visita gubernamental se tradujera en cuantiosos beneficios sobre todo de índole presupuestal que se convirtiera en obras, servicios u acciones de orden social. Por tanto, mi punto de vista obedece a observar con atención el evento y sacar conclusiones, al menos cinco veces escuché la disertación y concluí que estábamos ante una visita con intenciones políticas no confesadas, pero con un claro propósito.

Por lo tanto, afirmo que una vez más la parte central del mensaje fue en reiterar al público que estábamos ante una nueva era en la política nacional y que la realidad estaba cambiando drásticamente debido a que se combatía frontalmente el que a juicio del primer mandatario era el mal más grave de la patria, la llevada y traída corrupción. Una vez más escuchamos que “se acabaron los dispendios, que los ahorros eran múltiples, que ya no había desvió de recursos por el intermediarismo y el compromiso de que habría medicamento y especialistas para la atención de la ciudadanía”.

Además de la práctica recurrente de culpar de todo al pasado, lo verdaderamente preocupante es la generalidad de los planteamientos y la ausencia de compromisos específicos, los montos a invertir y los plazos para efectuar cada acción, quizá alguien me acuse de mal intencionado por pretender que en un evento público se hagan tales precisiones, pero si consideramos que la reflexión duró más de una hora y se abordaron diversos tópicos, era perfectamente posible asumir pactos concretos y si a ello le sumamos el planteamiento de que el Presidente es el más informado, según el propio mandatario (aunque con otro motivo se desdijo), podía hacer la proyección financiera y los cálculos en el tiempo sobre las acciones a efectuar.

Nada de pesimismo, los números son contundentes,  según el ejecutivo 5795 adultos mayores de ese municipio reciben pensión, 330 discapacitados, 3179 jóvenes de preparatoria reciben beca, 250 jóvenes son beneficiarios del programa jóvenes construyendo futuro (ninis), 43 productores han recibido el crédito ganadero a la palabra y 42 universitarios reciben apoyo; en suma, los receptores de los beneficios son 9639 gentes de los cerca de 70 mil pobladores de Pinos, es decir, apenas el 13% del total de los habitantes. Aceptando sin conceder la certeza de esta cifra pues conozco mucha gente y he platicado con ella manifestándome que no les ha llegado ningún apoyo, resulta bastante modesto el beneficio, que se agradece, pero que no implica gran impacto social. Aunado a lo anterior hay que recordar que los ayuntamientos sufren los recortes del ramo 23 para la ejecución de obra pública, la desaparición del 3×1, disminución en las participaciones, desaparición de programas tripartitas como Hábitat o la inexistencia de acciones de vivienda desde la federación, por tanto, los programas sociales, aunque benéficos está claro que resultan “pecata minuta” para las más de 300 comunidades de Pinos.

Está claro que estamos ante uno más de los actos mediáticos efectuados desde la Presidencia, llama la atención la recurrencia en la elección del sitio y los intentos de abuchear al perseverante alcalde Herminio Briones, pareciera que se trata de un intento más de posicionamiento del partido guinda en Pinos, con la reiterada estrategia de culpar al pasado y ofrecer grandes apoyos que no se ven llegar.

Lo dicho, nadie puede desear que le vaya mal al jefe del ejecutivo, pero tampoco podemos cerrar los ojos ante las múltiples incongruencias y las inagotables excusas ante la ausencia de resultados, el tiempo de gracia se acaba y el pueblo añora con desesperación el cambio prometido, creo que una vez más no llegará, por tanto, no hay de otra, pongamos manos a la obra o ¿usted qué opina amable lector?

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