¿Qué debe esperar el pueblo ante el cambio de poderes?

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

El pasado 7 de septiembre asumieron su responsabilidad constitucional los 30 Diputados Locales y el día 15 correspondió a los 58 Ayuntamientos del estado de Zacatecas, ambos eventos produjeron grandes expectativas pues estamos ante una recomposición de la escena política en la legislatura y ante la alternancia en varios de los municipios. La verdad es que el proceso ha dado lugar a un auténtico mosaico político, en lo referente al Congreso Estatal la recomposición es de 14 representantes del bloque oficial y 16 de la oposición, lo que implicará la negociación constante de los representantes populares para aprobar leyes y decretos.

A su vez, lo acontecido en los municipios es muy importante, pues ahí donde por años tuvo la hegemonía un instituto, como Pinos donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó por más de 100 años cedió el paso a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con el alcalde Armando Contreras; el otro caso es el de Fresnillo que durante dos trienios consecutivos gobernó el partido guinda y ahora estará en manos del tricolor representado por el presidente Javier Torres.

En mi calidad de dirigente estatal del antorchismo recibí la invitación  para acudir a diversos eventos protocolarios de toma de protesta, por razones de agenda sólo pude acudir a Trancoso, la ciudad de Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo; en todos los casos escuché repetidamente la firme promesa de trabajar incansablemente por el bienestar de sus respectivos ciudadanos, hubo condenas a las administraciones pasadas y diagnósticos a priori que marcan la ruta que se seguirá por las administraciones entrantes.

Vi como lugares comunes la reiteración sobre las deudas, la nómina inflada, los laudos laborales, la ausencia de obras u acciones precedentes, pero se trata de una tónica generalizada que desde mi punto de vista pretende adelantar vísperas a efecto de justificarse cuando acudan a solicitar atención los ciudadanos, sin embargo creo conveniente llamar la atención sobre algunos aspectos que resulta útil analizar.

Primero. La política centralista impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la desaparición de partidas presupuestales como el Ramo 23, el Fondo Minero y otros programas que tienen impacto en la reducción de ingresos en los Ayuntamientos generan limitaciones serias que los colocan solamente como pagadores de nómina, pero no tienen recursos para la creación de obra pública nueva a pesar de que hay urgencia para que se reparen las carreteras o se pavimenten calles llenas de lodo.

Segundo. La conclusión de las administraciones genera que se comprometan los recursos en pago de proveedores o se consideren en pasivos, por ende las finanzas están comprometidas y en muchos casos francamente colapsadas.

Tercero. El recambio de partidos al frente de las administraciones trae consigo inexperiencia personal de los nuevos funcionarios, que argumentando desconocimiento arguyen múltiples excusas para atender al pueblo que acude a solicitar la atención a múltiples necesidades de carácter público y a título individual.

Lo anterior solo es un apretado resumen de lo que le esperará al pueblo zacatecano, francamente preveo un futuro nada prometedor y si a eso le sumamos el desaliento ante otras esferas del gobierno podemos concluir que pareciera un túnel sin salida, pero sí la hay.

Ante lo descrito, la única alternativa del pueblo es conformar una fuerza social auténticamente popular, la clase trabajadora debe hermanarse con los suyos y conformar un bloque en toda la patria lo suficientemente numeroso que pueda pugnar por una sociedad más equitativa. Mientras tanto no hay otro camino que luchar incansablemente por necesidades inmediatas, pero mañana será por un país más justo con todos los mexicanos.