Programas sociales de AMLO, ni soluciones mágicas, ni universales
OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
Inicio esta colaboración precisando una idea, nunca en ningún estado o municipio, los líderes antorchistas hemos pedido dinero en efectivo para nuestros agremiados: jamás, ningún gobierno de los tres órdenes ha entregado dinero; siempre hemos cubierto la normatividad vigente de los programas para que cada solicitante una vez que ha cumplido los requisitos preestablecidos reciba las acciones alimentarias de vivienda u otra acción según su necesidad e interés.
Y menos aún hablando de programas federales, es una calumnia absoluta eso de que antes los líderes recibían dinero y de que “había moche” y si el Presidente Andrés Manuel López Obrador, o cualquiera de los loros a sueldo que repiten esa afirmación una y otra vez tienen pruebas es hora que las muestren para que las autoridades investiguen, porque de no ser así, quedan en verborreicas declaraciones y no proceden legalmente ante el supuesto de corrupción. Yo les respondo, simplemente no hay nada que sustente su dicho, sólo su ira y odio inexplicable contra el antorchismo.
Dicho lo anterior, abordaré el tema de esta semana. Como solución mágica a todos los males del país y particularmente para combatir la pobreza que aqueja a más de 90 millones de mexicanos, al tomar posesión del gobierno de Morena se plantearon dos medidas que cambiarían la suerte de la mayoría: acabar con la corrupción e implementar programas universales en beneficio de los sectores más vulnerables.
Sobre cómo se está acabando con la corrupción, son muchas las pruebas que demuestran que no es más que palabrería; el sobreprecio en la adquisición de camas con ventiladores al triple de su costo, la asignación del 70% de la obra pública sin licitación, la compra de inmuebles por la lideresa del partido gobernante a sobreprecio y otras tantas cosas que darían lugar a una larga lista, a grado tal, que la Encuesta Nacional de Calidad de Impacto Gubernamental del INEGI 2019 permite saber que este terrible flagelo se incrementó y que la tasa de prevalencia de situaciones ilícitas pasó de 14,635 por cada 100 mil habitantes en 2017 a 15,732 en 2019. Así se conoce que esta primera batalla está perdida, pues todos los días comprobamos que solo en el discurso se da la pelea, en los hechos todo sigue igual o peor como lo muestran los datos anteriores.
En relación con los programas de apoyo monetario que se han declarado universales y que se han llevado a rango constitucional para garantizar su ejecución, incluso se han sacrificado otros con impacto positivo (PROSPERA, PROCAMPO, Estancias Infantiles, etc.) y también la ejecución de obra pública como redes de drenaje, alcantarillado o pavimentación, para canalizar los recursos al programa de adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro, becas “Benito Juárez” y apoyo a discapacitados con la promesa de que llegarían “directo, sin intermediarios y a todos sin distinción alguna” hoy se comprueba que se miente al respecto.
Los programas son universales, esa es la promesa que se repite una y otra vez, ¿pero que sucede en la práctica? La panacea social que se oferta como mágica solución para combatir la pobreza, es sólo declaración de templete en los actos del Presidente y muchos mexicanos pueden demostrar la veracidad de tal afirmación, pues hay exclusión de amplios sectores vulnerables a pesar de cubrir cabalmente todos los requisitos de ingreso.
Y los antorchistas, podemos dar sobrados ejemplos de lo anterior. A principios de la actual administración solicitamos a la Lic. Verónica Díaz Robles, Delegada de Programas Sociales de la Secretaría del Bienestar en Zacatecas, la incorporación a los apoyos mencionados para favorecer a cientos de zacatecanos, en honor a la verdad, siempre recibimos un trato comedido y atento. Para facilitar la tarea entregamos listas con nombres, apellidos, dirección y ¡hasta teléfono!, de manera que los famosos siervos de la nación acudieran a recabar la documentación correspondiente y verificar quien cumplía los requisitos.
Un año pasó y el avance era mínimo, por ello acudimos a solicitar de nuevo entrevista con Díaz Robles, se avanzó en la petición expuesta; por las múltiples tareas de la Delegada nos atendió en su representación, la Lic. Priscila Benítez, subdelegada de la dependencia quien se comprometió, junto con otros funcionarios, a concretar la oferta mencionada y gestionar una audiencia con la titular.
Los días han pasado y nada se resuelve, incluso al inicio del confinamiento, acudimos a presentar nuevamente una solicitud de audiencia y la implementación de un programa alimentario en beneficio de las familias que sufren la presión por la exigencia de quedarse en casa, pero que están en el total desamparo por no contar con ingresos fijos. Nada pasó, simplemente, no hubo respuesta, ni a la solicitud de audiencia, ni a la incorporación a los programas y menos al apoyo alimentario tan urgente por los efectos de la covid-19.
¿Qué hacer ante ello? ¿Cruzarnos de brazos esperando la bondad de los funcionarios federales, en este caso de la Delegada del Bienestar? ¿Dejar a su suerte a la gente que hoy sufre los efectos de la pandemia en el terreno económico? Nada de eso, no hay de otra, debemos levantar la voz y exigir que se cumpla la oferta aquella de “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Actuando en consecuencia, mañana 18 de junio, respetando las medidas de sanidad acudiremos a exigir cumplimiento a la promesa hecha una y otra vez, pues el hambre de la gente no espera y exige medidas concretas para paliarla mientras que se logra la recuperación económica y el empleo que afecta a 12 millones de mexicanos entre los que se encuentran los zacatecanos, allí estaremos para exigir que Verónica Díaz proponga medidas de solución a estos grandes retos del gobierno de la 4T.