Presentan el libro sobre formación dancística mexicana

Zacatecas, Zac.- “Es importante que este trabajo llegue a los jóvenes y a las escuelas”,  señaló Roxana Guadalupe Ramos Villalobos, integrante del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza (Cenidi-Danza “José Limón”), al presentar su libro “Una mirada a la formación dancística mexicana”.

Lo anterior, en el marco de la Segunda Reunión de Trabajo del Comité para la Realización del Proyecto “Libros Blancos de los Programas Educativos del Área de Artes en México”, en la que participan  integrantes del  Consejo para la Acreditación Superior de las Artes (CAESA), presididos por  Sergio Rommel Alfonso Guzmán, de la Universidad Autónoma de Baja California,   y teniendo como anfitrión a Gonzalo de Jesús Castillo Ponce, docente-investigador en la Unidad Académica de Artes de la UAZ, Secretario del Comité de Acreditación del mismo organismo.

Ante alumnos de danza y público en general que se dieron cita en el patio de la Rectoría, la académica del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) dijo que esta investigación se centró en el periodo 1919 a 1945, haciendo un análisis de los planes de estudio de la primera escuela de danza en México.

La obra  —estructurada en tres capítulos, que comprenden de  1919 a 1931, de 1932 a 1937 y de 1937 a 1945–,  hace referencia a algunos  de los problemas  que en torno a la danza  se daban en aquel tiempo. “Las escuelas de danza eran pocas, y solamente preparaban a profesionales de la danza, dejando de lado la formación docente”.

La autora destacó que para la realización del trabajo se basó en fuentes documentales de los planes de estudio así como en testimonio de algunos de los maestros que trabajaron bajo los planes de estudio del periodo en estudio.

Durante su exposición apuntó que uno de los problemas que detectó al realizar la investigación fue cómo transmitir el conocimiento dancístico a la gente que estudiaba danza, sobre todo a aquellos que solo lo hacían de manera lúdica. “Hay diferentes metodologías para aquellos que quieren ser profesionales y para aquellos que solo toman un taller”. También –añadió– era un problema importante para los profesionales de la danza contar con  un documento que avalara su formación y poder acceder a un puesto como profesor de danza.

Ramos Villalobos se remontó a 1919 para tener una perspectiva histórica del surgimiento de la primera escuela de danza, la cual estaba ligada a problemas de tipo social, político, económico y cultural. Aunque el plantel abrió en 1932 –subrayó–  hay hechos históricos que influyeron. Entre ellos, las presentaciones de bailarinas en restaurantes y centros nocturnos, además de la efervescencia de los bailes.

Esa primera escuela de danza contaba con planes de estudios bien fundamentados, incorporando la metodología rusa, e inclinada a la danza clásica De ahí surgió la pregunta de cómo se ha ido profesionalizando la danza en México, expresó la maestra Roxana Ramos.

En aquel tiempo, los estudios de danza eran a nivel medio superior y no se le daba el rango de bailarín, sino de profesor de danza. Y fue hasta 2006 en que el Instituto Nacional de Bellas Artes hizo la licenciatura en danza.

De acuerdo con la investigadora invitada, el segundo plan de estudios de la escuela  incorporó menos la danza clásica y dio inicio a la danza mexicana,  que abordaba problemas existentes en el país, como el agrario

La integrante del Cenidi-Danza explicó que para su investigación consultó 37 libros que tenían que ver con procesos educativos de la danza, en un periodo de 20 años,  y  que contempló  tres grupos: los bailarines; los que han hecho danza,  pero tienen otro perfil profesional, y los artistas de otros géneros, aunque se interesan en la investigación de la danza.

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