Por un desarrollo económico próspero y compatible con el medio ambiente
LUIS GERARDO ROMO FONSECA *
En vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (CNUDS), conocida también como Río+20, que se llevará a cabo en Río de Janeiro, Brasil, del 20 al 22 de junio 2012, el negociador jefe de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, señaló que: “esta Cumbre será un éxito si adopta objetivos claros” de desarrollo sustentable para los próximos 20 años, que permitan un equilibrio entre crecimiento económico, erradicación de la pobreza y protección del medio ambiente. “Estamos en una época en la que las crisis se multiplican, crisis política, crisis del clima (…), Rio+20 será la ocasión de examinar estas crisis provocadas por el modelo actual de desarrollo; será un debate fuerte sobre la manera en que queremos desarrollarnos, sobre el futuro que queremos”.
Por supuesto, resultan muy atinadas las palabras del diplomático brasileño porque, hoy en día, el cambio climático representa una gran amenaza para el equilibrio de la vida en la Tierra y para la supervivencia de todos sus habitantes. Desgraciadamente, mucho antes de lo previsto, estamos padeciendo catástrofes naturales y fenómenos climáticos anómalos provocados por el impacto de las actividades humanas sobre el entorno natural. Precisamente, hace unos cuantos días, la Agencia Espacial Europea (ESA), informó que el Norte de la Península Antártica -uno de los lugares más sensibles al cambio climático-, ha experimentado un incremento de la temperatura de alrededor de 2.5 grados centígrados en los últimos 50 años, provocando que una enorme barrera de hielo denominada Larsen B, se haya derretido un 85% en los últimos 17 años. Este fenómeno, es una prueba fehaciente de lo insostenible que se ha vuelto para el medio ambiente, el modelo económico imperante en el mundo.
En este mismo sentido, la organización Global Footprint Network calcula que necesitamos aproximadamente 1.5 Tierras para sustentar nuestra economía; es decir, que para mantener los actuales niveles de producción y consumo, requerimos de un 50% más de planeta Tierra del que tenemos; por lo que desde ahora estamos agotando nuestro patrimonio natural y robándoselo al futuro.
El crecimiento económico tiene un límite; ese es el tema a debatir en nuestro tiempo, porque la creencia de un crecimiento infinito en un planeta finito, a todas luces es irracional. Siguiendo esta idea, el Ministro de Medio Ambiente de China (paradójicamente, el país que más contamina en el mundo junto con EUA), Zhou Shengxian, a finales del año pasado hizo la advertencia de que “el agotamiento y el deterioro de recursos así como el empeoramiento del ambiente ecológico se han convertido en cuellos de botella para (nuestro) desarrollo económico y social”.
Por supuesto, a nivel global, la responsabilidad mayor de este deterioro recae en los países “desarrollados”, que son los que más contaminan y a quienes les corresponde modificar sus esquemas de vida y desarrollo, partiendo del cambio en el uso de energía fósil por energía renovable; en la modificación de sus sistemas productivos, económicos y sociales que imponen globalmente y que provocan la destrucción del planeta.
Paralelamente, es fundamental que los países en vías de desarrollo -como el nuestro-, puedan contar con la capacidad institucional del Estado para el manejo del tema ambiental (hoy casi inexistente). Hasta ahora, la política ambiental en México se ha restringido a regulaciones de carácter coercitivo pero poco efectivas, se han implementado un sinnúmero de obligaciones, restricciones, sanciones administrativas y gran cantidad de trámites que entorpecen una normatividad eficiente. Un servidor ha venido insistiendo en que es prioritario romper con los viejos modelos centralistas deficientemente diseñados y con frecuencia orientados hacia fines distintos al cuidado ambiental, así como articular la política nacional y local en gestión ambiental para la ejecución conjunta de estrategias y planes de desarrollo acordes nuestras necesidades.
Justamente, llama la atención que en nuestro país se lleven a cabo acciones en sentido inverso a esta lógica; como ejemplo, podemos mencionar la pretensión de los grupos parlamentarios de PRI y del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, de aprobar esta misma semana la minuta del Senado que reforma la Ley Federal de Variedades Vegetales, que amplía la protección a transgénicos obtenidos por trasnacionales, pero simultáneamente suprime la preservación de la biodiversidad.
Por el contrario, para alcanzar la sustentabilidad se requiere de una estrecha coordinación de las políticas públicas en el mediano y largo plazo. Indudablemente, México enfrenta grandes retos en todos los aspectos de la agenda ambiental, que abarcan temas fundamentales como: la conciliación de la protección del medio ambiente, empatar el derecho penal con el derecho ambiental, la mitigación del cambio climático, la reforestación de bosques y selvas, la conservación y uso del agua y del suelo, la preservación de la biodiversidad, la prevención de contingencias, el ordenamiento ecológico y la gestión ambiental.
Necesitamos depurar nuestros marcos jurídicos, sobre todo a nivel local, para alcanzar una gestión ambiental óptima, donde la participación ciudadana sea el eje en este empeño mediante el fortalecimiento de los municipios; como el orden de gobierno más cercano al ciudadano. En Zacatecas, estamos ante la apremiante necesidad de implementar una gestión adecuada de los recursos naturales; porque aunque se han venido haciendo esfuerzos importantes en la materia, la realidad es que todavía carecemos de un marco regulatorio ambiental adecuado para solventar los desafíos que se nos presentan. Por esta razón, un servidor presentó hace unos meses, la Ley Integral De Medio Ambiente Y Sustentabilidad Para El Estado De Zacatecas.
Esta Ley representa una propuesta innovadora que tiene como objetivo último, la puesta en marcha de un marco jurídico que garantice el desarrollo sustentable, los derechos colectivos de los habitantes y la conservación y manejo sustentable de la biodiversidad en nuestra entidad. De aprobarse, los municipios tendrán que incluir en su agenda de trabajo, la promoción de las energías renovables conforme a lo dispuesto por la Ley Integral De Medio Ambiente Y Sustentabilidad Para El Estado De Zacatecas; proceso en el cual se habrán de impulsar el análisis y la unificación de criterios con la participación de todos los involucrados, buscando el impulso económico y el beneficio social. El objetivo es dotar a los ayuntamientos de la capacidad para impulsar proyectos de autoabastecimiento en sociedad con las comunidades rurales que cuenten con potencial para generar energías renovables con el fin de detonar su desarrollo y garantizar la soberanía y autosuficiencia energética.
Por otro lado, esta Ley busca involucrar activamente a las instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil en el trabajo de gestión ambiental, sobre todo, en la protección de los diversos ecosistemas de nuestro estado. El objetivo es que los académicos y expertos multidisciplinarios participen en proyectos que se traduzcan en decretos de áreas naturales protegidas y en la conservación de especies en peligro de extinción. La vinculación de las instituciones académicas, así como de los organismos no gubernamentales en el desarrollo de programas de educación sobre el medio ambiente en las universidades y centros de educación en todos los niveles, en la inversión pública en investigación y formación de profesionales y técnicos, es de primera necesidad para diagnosticar, evaluar, diseñar y dar seguimiento a políticas y programas que conformen una estrategia de desarrollo sustentable como política de Estado.
En definitiva, en la sociedad zacatecana debemos asumir un compromiso común para trabajar de manera decidida por la conservación y mejora del medio ambiente, que vaya en sintonía con nuestra actividad diaria, económica, social y cultural. Motivo por el cual, apelo a la voluntad propositiva y al compromiso de todos los legisladores, para dotar a Zacatecas de un marco legal abarcador y consistente que contribuya a terminar con las tendencias estériles en el cuidado y protección del medio natural.
Desafortunadamente, ahora, en el contexto previo a la Cumbre Río+20, las actividades económicas del hombre siguen dejando huellas destructivas sobre la tierra; la degradación ambiental es una constante y los objetivos de estas reuniones tropiezan sin cesar. Sin embargo, es desde los espacios locales de cada país, donde todos podemos marcar diferencias importantes para revertir esta tendencia destructiva, mediante el arraigo de una cultura ambiental que cale hondo en todos nosotros. En México y en Zacatecas, tenemos que fomentar un mayor respeto y conocimiento del entorno natural y la forma de mantener su equilibrio; nuestra sociedad debe forjar individuos más receptivos y conscientes de su papel individual y colectivo, respecto al compromiso común por alcanzar un desarrollo económico próspero, socialmente justo y compatible con el medio ambiente.