Peligroso jugar con fuego
OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
Luego de dos campañas fallidas el presidente Andrés Manuel López Obrador supo construir un discurso que resultó convincente y sumó gran apoyo popular. Sabedor de la gran inconformidad social existente en nuestro país y amparado en la incapacidad de sus antecesores del PRI y PAN para resolver graves problemas como la inseguridad, la desigualdad social, el atraso educativo, la corrupción, la emigración, el abandono del campo y otros tantos problemas, una y otra vez escuchamos lapidarias condenas que cuestionaban la ausencia de voluntad de los gobernantes para cambiar la realidad y a la par de ello ofrecer soluciones precisas a corto plazo.
Así recordamos temerarias frases de campaña que hoy a cuatro años de gobierno han quedado en el olvido: “acabaremos con la corrupción, pues las escaleras se barren de arriba para abajo”, “dejaremos de ser patio trasero de Estados Unidos”, “bajará el precio de la gasolina”, “vamos a pacificar el país, abrazos, no balazos”. Particularmente en el tema de inseguridad desde el discurso de toma de protesta y luego en los múltiples informes se ofertaron acciones rápidas y efectivas.
Reiteradamente se ha traído a cuenta la aplicación de la misma estrategia y ante el evidente fracaso se ha dicho que sólo es cuestión de esperar, sin embargo los datos muestran elocuentemente la verdad, basta traer a cuenta el comparativo de la empresa TResearch Internacional del 12 de agosto donde se menciona que en los primeros 45 meses del gobierno del sexenio de Carlos Salinas de Gortari se sumaron 40,453 homicidios dolosos, con Ernesto Zedillo la cifra alcanzó 51,453, esta se redujo con Vicente Fox a 37,649 y se disparó en 60,319 con Felipe Calderón; pero superó la cifra Peña Nieto con 81, 299. Quizá nuestro actual presidente culpe al neoliberalismo, a los errores del pasado, a todos los malvados adversarios, pero los datos son demoledores: con él 130, 518 personas han perdido la vida, un incremento del 60% que resulta increíble e inadmisible si partimos de que estamos ante “un gobierno del pueblo que ha dado muerte al neoliberalismo”, incluso si comparamos el peor año de Felipe Calderón, el 2011 donde se superaron los 27 mil muertos deja atrás a los más de 35 mil por año del actual sexenio, la misma empresa arriba mencionada hace un ejercicio de proyección estadística que habla de más de 214 mil al concluir el sexenio, cifra que nadie en su sano juicio desea pues se trata de seres humanos.
Ante este evidente fracaso, lo racional sería cambiar la estrategia, pero nada de eso sucede, por el contrario hay un empecinamiento oficial enfermizo, tan solo la última semana se presentaron hechos inéditos, según el portal SDPNOTICIAS el “martes y miércoles se enfrentaron carteles a fuerzas federales en Jalisco e incendiaron 28 negocios y 31 vehículos; “jueves y viernes se presentaron ataques en Ciudad Juárez con un patrón similar”; “cuando apenas se extinguían las cenizas en los municipios bajacalifornianos de Tecate, Rosarito, Ensenada, Tijuana y Mexicali difundieron fotos de bloqueos e incendios de al menos 12 camiones” y por si no fuera suficiente la madrugada del sábado incendiaron una gasolinera en Zitácuaro, Michoacán.
A los datos anteriores que resultan contundentes e inobjetables se suma el narcoterror ya mencionado de los últimos días y peligrosamente los apologistas y aplaudidores del presidente han optado por olvidar que llevan ya casi cuatro años en el gobierno y que este 2022 tendrán el control de 21 gobiernos estatales, pero aun así optan por culpar de nueva cuenta al PRIAN. Ejemplo de ese nocivo y pernicioso estilo de evadir responsabilidades es la columna de Federico Arreola que aparece en el portal SSP, titulada “El narco y la derecha: tácticas de terror con el sello Oxxo. Estrategia contra AMLO”, nunca se aporta una sola prueba para demostrar cómo se financia la pretensa acción, qué medidas se aplican, como la inteligencia gubernamental encontró los nexos, sólo se afirma temerariamente, un auténtico disparate, ¿acaso se culpa a la oposición de matar para desprestigiar al Presidente?, creo que los fans del mandatario cometen un doble error, juegan con la inteligencia de la gente creyendo que todo creen por su ignorancia y atribuyen poderes extraordinarios a sus opositores, pero sobre todo acentúan la división social en nuestra patria y con ello confiesan su incapacidad.
Creo sinceramente que convendría pensar dos veces tales desaciertos porque hoy se requieren resultados, no explicaciones, sobre todo al tratarse de vidas humanas siendo una responsabilidad de la 4T, seguir por ese rumbo resulta muy peligroso y puede convertirse en un bumerang que se volqué contra los autores y cuando se quiera detenerlo será demasiado tarde.