Nuestros migrantes y Trump

GILDA MONTAÑO

Yo estoy absolutamente segura que sí puede haber amor entre dos etnias; entre dos razas; entre dos pensamientos distintos; entre el güerito escocés de Trump y nosotros. Sí, todos nosotros no solo mexicanos, sino latinos, africanos, asiáticos, europeos y el mundo entero.

Y reviso muy en el fondo de mi corazón, si quiero seguir viendo y viviendo a todos estos indocumentados que transitan con todo e hijos: –hombres y mujeres; jóvenes y viejos; — por mi país que no les está ofreciendo nada. Porque aquí los pobres, son muy pobres. Y las posibilidades completamente desfasadas. Ningún Instituto de Migración, nacional o no, puede con todos ellos. Porque primero, somos nosotros.

Cómo me enfurece ver a los centroamericanos estar en las esquinas pidiendo limosna. No se lo merecen ellos, ni mucho menos nuestros indígenas a los que ya les quitaron su lugar. Cómo me dan ganas de ser todo poderosa y llevármelos a trabajar. O con quien les dé un plato de sopa caliente y una oportunidad. Y todos los riquillos allí están dando un poco de lo que tienen en su bolsa, en su panza y en su conciencia.

¡No se vayan a Estados Unidos!, se los pido de rodillas. Alguna vez mi padre se fue de mojado, –haciendo un reportaje para Excélsior–. Aún tengo su cartilla. Y sus relatos. Tenía veinte años. Y lo que cuenta que sufrió, –y eso que las cosas no estaban de ninguna manera como ahora–, fue algo fuera de contexto. Indecible. Allá no nos quieren. Allá si no hablas inglés te señalan, si no eres güerito, te lastiman, te agreden, te matan. Eres un extraño, porque ni siquiera tu color es el mismo. El bondadoso del ex presidente Donald Reagan dijo: “Ver a esos monos de África (…) que aún están incómodos usando zapatos”. ¡Ups! Y eso que ellos ya tuvieron a un presidente áfrico-americano. ¿O No?

Los pueblos de Centro y Sudamérica se mueren de hambre y van –aunque les cueste la vida—por el sueño americano. Y en Estados Unidos no los quieren, pero tampoco queremos nosotros que se queden en nuestro país; tampoco en México los queremos. No porque nos falte corazón: no caben en este país en donde los primeros son los nuestros. Y si decimos la verdad, el 80 % de nuestros pobres, de verdad sí son bien pobres.

Se volvió viral una nota que escribió, –dicen– el ex primer ministro británico Tony Blair, en donde apunta: “La lucha por la libertad no es pacífica, es una lucha.  Y la primera lucha, no es poder ver a donde tener a los migrantes. Es que los nuestros no sean tan pobres. El 80 % de los mexicanos así viven. Y con la más grande pena… primero son los nuestros… Y los primeros derechos humanos en México, son para los mexicanos. Que los países de todo el mundo hagan lo necesario para que sus habitantes vivan en paz y sin hambre. Por el amor de Dios, ¡no nos los estén mandando!

Eso fue lo primero con que agredió el tal Trump al Joe, que no podía ni hablar. Qué difícil situación se nos viene, si este ser gana de nuevo las elecciones. No nos quiere; no está de acuerdo con nosotros; no tiene el más mínimo de los respetos por México y, además, su muro será cada vez más alto, más fuerte, más escalofriante y lleno de odio. Y de verdad que, si gana, tendremos que irnos a vivir al más allá, porque no dudo, que a quien tenga enfrente que le incomode, lo va a mandar desaparecer. Lo sé, lo siento y no deseo que él sea el presidente de ningún país del mundo. Ni menos vecino. Hay gente preparadísima, como Kamala que estará mejor de Joe. Por cierto, ¿vieron ayer a “Los Peluches”?

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