Movilidad y sus corajitos

RAÚL MANDUJANO SERRANO

“¿Cuál tendría que ser el mundo ideal para los ciudadanos?” –Preguntó el mozalbete alumno universitario del hacedor de los cuentos periodísticos- Sin más expresión que la reflexiva, la de la mirada hacia arriba, el amanuense respondió a su pupilo: Te diré mejor cuál sería el mejor mundo para los funcionarios, y este tendría que ser uno en el cuál no pasara nada, en el que los ciudadanos sean quienes hagan su trabajo y ellos cobren. Que mejor mundo que ese…

Y es que el reflexivo parafraseo nace de la denuncia o ¿información referencial? que el presidente de la Canapat, Odilón López, describió, para poner en evidencia que algunas empresas irregulares, es decir que no cumplen al 100 por ciento con las disposiciones de la autoridad, en este caso de la Secretaría de Movilidad de la entidad, tampoco respetan las tarifas establecidas para el Valle de Toluca.

Y es que el representante de los transportistas no se refiere a los que circulan en el primer cuadro de la ciudad (quizá), a los que ven los funcionarios del transporte, sino aquellos que dan servicio en la periferia, que aumentan de uno a 5 pesos la dejada tan sólo por trabajar en horarios muy nocturnos o de madrugada, o en zonas distantes, dicen. Al menos eso hacen en los rumbos de Mexicaltzingo, San Miguel Chapultepec y de ahí hasta Santiago y Tenango.

Y sin saber si tal zona pertenece o no a la zona 1, lo que queda claro es que el director de Movilidad estatal, Víctor Legorreta Vargas se ofendió de los comentarios y en un plan de hartazgo le pidió a don Odilón que no hable. Es una manera muy simple para intentar resolver los problemas, callando. Se trata de alguien que quisiera que no hubiera conflictos, porque al parecer no sabe cómo transformarlos, porque, las líneas irregulares existen, las tarifas se vulneran y sus anuncios adheribles en las unidades pidiendo a los ciudadanos hacerse inspectores, no funcionan, así que mejor, quizá en lugar de agarrar corajitos, debería buscar al empresario transportista y tomar cartas en el asunto…

Colofón.- Impunidad y corrupción ¿Los estandartes?

Mientras degusta de un apetitoso pan de muerto de amasijo, espolvoreado con azúcar glass y un chocolatito caliente, espumoso y balanceado con molinillo, digno de los fríos de la temporada, el creador de los calabozos informativos, piena que la decisión del PRI de expulsar de su partido al ex gobernador de Veracruz y ahora prófugo de la justicia, Javier Duarte, a la gente no le interesa; tampoco le importa que el PAN siga analizando si hace lo mismo con el ex de Sonora, Guillermo Padrés.

Es muy simple, entre ambos políticos, vestidos de rojo y azul, han robado a la gente, porque es dinero público, el que paga el ciudadano con impuestos descontados vía nómina o cubiertos directamente en las arcas fiscales, más de 20 mil millones de pesos. 12 mil que no aparecen en las cuentas de Veracruz y 8 mil en Sonora.

Échele lápiz. Con esa lana se podrían construir más de 10 hospitales de especialidad totalmente equipados, quizá unas 50 escuelas de calidad y no quisiera meterme en más, pero es un buen de lana, por ello la pregunta sería, hasta en tanto la autoridad judicial define los montos reales del desfalco ¿cómo se recuperará ese dinero? O ¿ya se perdió?

Por lo demás la honestidad política está en duda. Lamentable que ocurriera mientras la presidencia nacional es gobernada por un mexiquense, pero sin duda alguna, dejaría un gran precedente el que el escarmiento fuera puntual y decisivo, y este castigo es simple, cárcel, disculpa pública y resarcimiento del daño, o sea, devolver esa lana.

De otra manera las expulsiones, los amparos y esa justicia a medias, manipulada y tutelada por la impunidad política, seguirá siendo la percepción social y esa evidente muestra de enojo popular. La corrupción no es el estandarte de la política, claro, pero sin duda es el mayor lastre que cargan los inocentes, y no es justo…

Susurros: Confunden autoridades a constructores

Susurran en los pasillos del Boulevard Manuel Ávila Camacho, en Santiago Miltepec, que entre  la membrecía de la CMIC se comienza a gestar una batalla interesante por la renovación de su estructura ejecutiva. En febrero serán las elecciones y ya suenan algunos nombres, empero mientras eso ocurre, los empresarios del sector siguen desconcertados. Y es que tras varios años y meses de solicitar con gentileza a los municipios y dependencias, que les paguen las obras que ellos construyen y que secretarios y alcaldes presumen inaugurando, ahora los ediles y personal de las áreas administrativas se han enojado y se niegan a pagar, sobre todo Toluca. La pregunta sería ¿Si los gobiernos en imagen sobreviven de la realización de obras, por qué no pagar por ellas? ¿Por qué siguen trabajando con empresas foráneas? ¿Acaso no aman a su entidad o municipio?…

Por lo pronto, el presidente de la CMIC, Ismael Martínez, reunido con columnistas, enfatizó la necesidad de concretar acuerdos con la autoridad pero no regalar su trabajo. Complicado el escenario cuando el diálogo y la comunicación ocurren con ruido y se distorsiona todo… Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj

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