Morena ¿la oposición efectiva?
GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ
Las mediciones alrededor de la elección en el Estado de México comenzarán a tomar una dinámica más concreta en torno a escenarios prospectivos. Hasta ahora los sondeos realizados en la entidad anclaron su atractivo en el contexto de precampañas, donde la valoración de los votantes se ve afectada en buena medida por la percepción que tienen de los partidos y algunos potenciales candidatos.
Las percepciones al inicio del proceso electoral en aquella entidad daban al Revolucionario Institucional un 30% de las preferencias del electorado, en promedio según distintas encuestas. Para entonces el partido hegemónico en el Estado de México aun no definía al candidato que lideraría la actual coalición con el Verde Ecologista de México, Nueva Alianza y Encuentro Social.
Hacia el último trimestre del 2016, el PRI ya había reducido en casi 7% y 10% esa base votante con la que emprendió en un primer momento la elección. La designación del “candidato de unidad”, así como los negativos del presidente de la República en la agenda exterior, la liberación de los precios del combustible y los casos de corrupción al interior del partido en el gobierno, motivaron la caída en las preferencias.
En paralelo, los índices de votación que acopiaba Acción Nacional marcaron una tendencia en descenso desde el inicio del proceso hasta la designación de la precandidatura en el Estado de México. La posibilidad de ir en coalición con el Partido de la Revolución Democrática se esfumó, y el apoyo de los panistas se volcó nuevamente hacia la ya conocida candidata presidencial del 2012.
De un panorama inestable en la calificación de Josefina a finales del 2016, cuando la incertidumbre rodeaba al voto albiazul sin candidatura definida, la ex secretaria de Desarrollo Social retoma la ruta al crecimiento en las preferencias electorales hacia enero de 2017.
Es a partir de febrero y marzo cuando comienza la caída más grave hasta ahora conocida en su campaña, llevándola al actual estancamiento en sus números electorales. Según la última encuesta conocida en medios de comunicación, este lunes 3 de abril en El Financiero, Josefina se mantiene sin expectativas de crecimiento, y hasta el momento estancada en segundo lugar con el 26% de las preferencias.
Un elemento a rescatar en la encuesta del mismo diario, y es que el comportamiento mostrado por los votantes es definido como “volátil”. En los meses en que se han desarrollado los comicios en el Estado “termómetro” del país, la población muestra, por primera vez en la historia electoral de la entidad, un escenario en donde el triunfo del partido hegemónico pueda darse pero en los márgenes de una elección de tercios.
El crecimiento en las preferencias del Partido de la Revolución Democrática (1%) y del Movimiento de Regeneración Nacional (6%) entre noviembre de 2016 y febrero de 2017, tal como lo muestra la encuesta del 13 de febrero publicada en El Universal -tendencia que se mantiene según los números electorales de El Financiero el día de ayer- guiarán la votación en la lógica de la consolidación y robustecimiento, o dispersión del sufragio de los inconformes y la oposición al modelo de gobierno hermético con que se ha conducido la clase política en el Estado de México.
Sin embargo, y en afán de mirar los números de manera fría y coherente, la división del voto de las izquierdas concluirá en el fenómeno que se viene desarrollando desde 2012, que es la escisión de la oposición entre la institucionalidad y el radicalismo de las propuestas.
El radicalismo ha caído mejor en el desánimo de la ciudadanía, ya que, si bien el Movimiento de Regeneración Nacional no representa por ahora una amenaza definitiva al poder de Atlacomulco, es poco inteligente no concederle el nivel de afianzamiento que ha conseguido entre la ciudadanía.
Su punto débil y a la vez su mayor fortaleza: levantar un proyecto opositor alrededor de una sola figura carismática y atractiva para el votante “inconforme”. Los episodios de confrontación que vivió en su gira por los Estados Unidos reflejan claramente esta ambivalencia. Sus errores personales en la toma de decisiones pueden llevarle a perder nuevamente la elección presidencial, tal como sucedió en 2006 y 2012.
Sin embargo, los números hoy no reflejan una condición distinta, Andrés Manuel López Obrador ha cristalizado el papel de oposición efectiva actual en el Movimiento de Regeneración Nacional. No lo dicen los analistas ni la república de las opiniones, sino los votantes alrededor del país.
En Zacatecas ya la primera muestra de esta competencia efectiva vio la luz durante la elección en la capital del estado. La anulación de la elección por inconsistencias no puede dejar detrás la diferencia de apenas 500 votos contabilizados entre PRI y Morena.
Los elementos que nutren la inconformidad del votante no se han modificado sustancialmente desde entonces. ¿Cómo lo asimilará el PRI?
Twitter: @GabrielConV