Morena frena el paso a Saúl Monreal
Zacatecas, Zac.- El Consejo Nacional del partido aprobó este domingo 4 de mayo un paquete de lineamientos que, sin rodeos ni ambigüedades, apuntan directo al corazón de las prácticas de nepotismo, dispendio y proselitismo anticipado que han enlodado su bandera de regeneración.
La medida, de manera puntual, deja en el aire el futuro político de personajes como Saúl Monreal Ávila, hermano del actual gobernador de Zacatecas, David Monreal, quien ya se perfilaba como posible sucesor.
Las nuevas disposiciones son claras: ningún militante podrá participar en elecciones para presidencias municipales, diputaciones, senadurías o gubernaturas si tiene o ha tenido en los últimos tres años un vínculo de matrimonio, concubinato o parentesco —por sangre o afinidad— con quien ostente actualmente el cargo al que aspira. Y se entiende sin esfuerzo que esta cláusula tiene nombre y apellido. El Monrealismo, que ha pretendido consolidarse como dinastía en Zacatecas, tropieza ahora con la misma piedra que juró remover.
El Consejo fue tajante al señalar que estas reglas entrarán en vigor desde los procesos locales de 2025, aunque la reforma constitucional propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum comience a aplicarse a nivel nacional hasta 2030. En palabras de Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, el partido no esperará al Congreso ni a los tiempos legales para poner orden en casa.
El mensaje es doble: contra los clanes familiares que quieren heredar el poder como si se tratara de una parcela, y contra quienes usan la militancia como pasarela personal. La senadora Andrea Chávez, por ejemplo, fue aludida sin ser nombrada por su precampaña en Chihuahua —una operación adornada con ambulancias rotuladas con su imagen—. En respuesta, el Consejo prohibió expresamente cualquier acto de promoción personal antes de los tiempos establecidos por la ley electoral. No más campañas disfrazadas de servicio público.
El documento aprobado señala que los representantes, servidores públicos y militantes deberán suspender cualquier acto que pueda interpretarse como proselitismo anticipado. Esto incluye la propaganda personalizada, los eventos disfrazados de informes, y el uso de recursos públicos o emblemas partidistas con fines electorales.
Y como si no bastara, los consejeros de Morena endurecieron el reglamento interno contra otras conductas que atentan contra su discurso de austeridad. Entre ellas, los viajes en primera clase, el uso de vehículos privados —sin importar quién los pague—, la ostentación de joyas o autos blindados, y la organización de eventos fastuosos, tanto partidarios como privados. El llamado es a la congruencia: no se puede hablar de pueblo y caminar en alfombra roja.
También se sancionará la difusión de noticias falsas, manipuladas o malintencionadas que tengan como objetivo perjudicar a otros militantes o decisiones del movimiento para sacar ventaja política. La idea es desterrar el golpeteo interno que, en los últimos años, ha podrido más de un proceso electoral.
En su momento, la presidenta Claudia Sheinbaum ya había advertido que no toleraría estas prácticas. El pasado 8 de abril, en una conferencia, condenó los actos anticipados de la senadora Andrea Chávez y prometió enviar una carta al Consejo Nacional de Morena. Cumplió. Y lo hizo también el 22 de abril, cuando explicó que el nepotismo está ya tipificado en la ley federal: ningún servidor público puede contratar familiares hasta el cuarto grado, salvo que ya trabajaran en la administración antes del arribo del funcionario.
La mandataria federal fue aún más allá. Dijo con todas sus letras que “quien está en el poder lo que busca es mantenerse en el poder, y va a apoyar al familiar para que quede”. Por ello, su propuesta de ley —que entrará en vigor en 2030— busca evitar que un hermano, primo, madre o padre herede el cargo de quien actualmente gobierna. Esa lógica de feudos familiares, consideró Sheinbaum, es incompatible con un proyecto democrático de transformación.
La reforma constitucional, aunque aún en tránsito legislativo, ya encontró terreno fértil dentro del partido. Lo que el Congreso discute con parsimonia, Morena lo aplicará con urgencia. Las nuevas reglas, según el partido, comenzarán a regir desde este año en las elecciones locales de Durango y Veracruz. A partir de 2026, serán norma obligada en toda postulación interna, aunque la ley nacional espere hasta 2030.
Alcalde dejó claro también que la reelección solo se permitirá hasta 2030. Quien se postule en 2027 y resulte electo no podrá repetir. Así se cierra el círculo contra quienes sueñan con perpetuarse.
En resumen: se acabó el negocio familiar, al menos en el discurso y sobre el papel. Morena se aferra a la idea de limpieza interna para sostener su legitimidad de cara a las elecciones venideras. Pero el diablo está en los detalles. El gran reto será pasar del reglamento al castigo efectivo, del lineamiento al veto real. Porque en política, como en el boxeo, lo que cuenta no es la promesa de dar el golpe, sino la contundencia con que se suelta.
¿Se atreverá Morena a bajarle la cortina a Saúl Monreal? ¿A decirle “no” al apellido Salgado? ¿A sancionar a la senadora Chávez? La mesa está puesta. Y las reglas, por fin, escritas. Lo que sigue será comprobar si el partido que nació para combatir el poder tiene el coraje de negárselo a los suyos.
LNY/Redacción