Miguel Moctezuma Longoria, un rector para la crisis

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

No es esta una apología, que no es mi estilo, sino una reflexión que revisa la compleja situación por la que no termina de atravesar mi alma máter, la UAZ, que tiene en la zozobra no sólo a su claustro académico sino a la sociedad zacatecana toda y al mismo gobierno. Cuando la Universidad Autónoma de Zacatecas amenaza con la huelga, se paralizan los corazones de sus estudiantes, sus maestros, empleados y funcionarios y con ellos los de la capital de la entidad, que depende económicamente de la vida que genera la institución y de la que trasmina el gobierno estatal, cuyas oficinas están situadas en la ciudad de Zacatecas también.  Taxistas, taquerías, papelerías y hasta las iglesias pierden feligreses porque los jóvenes regresan a sus casas en los municipios.

El tema es profundo y requiere de una solución de raíz, que pareciera empezar a bosquejarse en un apellido mexicano, Moctezuma: un zacatecano de cuya familia tanto se ha rumorado, proviene de aquel otro Moctezuma –Ilhuicamina- “el flechador del cielo” que ahora está en las pantallas que se conectan a Netflix en muchos idiomas y desde tantas latitudes del planeta: “Montezuma”, le dicen y hablan de su espíritu grandioso y guerrero, sanguinario y diplomático cuando hacía falta.

Habrá que ver de qué está hecho Miguel Moctezuma Longoria.  Por lo pronto fue acuñado en la UAZ donde estudió entre 1981 y 1986 en la Facultad de Economía. Su tesis de la maestría que cursó en la Facultad de Derecho de la propia UAZ, tuvo como tema uno que pareciera ser el laberinto sin fin de Octavio Paz para todos los zacatecanos: la  «Estructura Económica de Zacatecas. De la expulsión a la producción de fuerza de trabajo (1893-1950)”

De ahí saltó a El Colegio de la Frontera Norte para hacer un doctorado que lo especializó en el tema de los migrantes con 5 libros publicados sobre el asunto: la migración y las remesas, los niños migrantes, la juventud zacatecana en un contexto de alta migración y bajas oportunidades, el efecto de la migración en la estructura productiva de Zacatecas.  Muchas aristas, filosas todas, que han sido tratadas por él con cuidado y con el rigor metodológico de quien está formado en la investigación científica.

La Universidad tiene un reto de supervivencia. Alrededor de mil 400 millones de pesos en deuda progresiva. Si fuera una entidad privada, habría sido ya declarada en quiebra, porque la deuda es mayor que los ingresos. Los rectores van y vienen, se pacta con el gobierno, hay borrón y cuenta nueva, se entregan edificios que son patrimonio del pueblo para canjear activos por pasivos. Es un barril sin fondo.  Los últimos rectores culpables de esta crisis, siguen decidiendo sobre la caótica vida de la Universidad: el más reciente, un duranguense, presumía ante la prensa que el recurso que la Federación le entregaba para cubrir jubilaciones y seguridad social lo usaba para abrir escuelas en los municipios de borrador, pizarrón y gis. Eso no se requiere en las comunidades: hacen falta, por el contrario, escuelas con tecnología de punta, pero eso evitaba la opción de hacerlo con constructoras propias sin regulación de nadie, porque la Universidad es autónoma.  El objetivo estaba claro: meter profesores y alumnos adictos a este personaje para que, a la hora de votar lo que fuera, lo hicieran hombro a hombro con el tepehuano.

La crisis es responsabilidad de los últimos cinco rectores, los mismos que son los que decidieron con acuerdos, promesas y amarres quién los reemplazaría en una clara línea sucesoria: los Virgilios, los Paco Flores, los Femat, los Cárdenas,  el Tepehuano… el más inofensivo es el actual rector que huye por restaurantes o cafeterías, o por veredas en comunidades evitando enfrentarse con quienes le exigen soluciones. Por lo menos con él, el daño es menos oneroso.

Quienes sí somos hijos de la UAZ –que fue un organismo de transformación social, que permitía que el hijo de un campesino o un obrero se convirtiera en profesional- nos damos cuenta de que no hay cabida ya para los estudiantes de nuevo cuño que acaban convertidos en desempleados. Las nuevas escuelas se volvieron máquinas de votos. No parecen importar a nadie ni el mercado laboral ni la calidad académica, sino influir en cualquier elección universitaria. Sicología es, por ejemplo, una entidad nacida para votar, y no es que los sicólogos no sean fundamentales en la vida de los pueblos, sino que en la UAZ no parecen darse cuenta de que los volúmenes de egresados sólo provocan la frustración de los jóvenes que nunca en su vida tendrán un empleo.

Son evaluadas las Escuelas de la UAZ con cierta periodicidad, pero la agrupación nacional que tiene ese rol no es más que parte de un círculo vicioso: hoy te evalúo yo a ti y mañana tú a mí.

El próximo rector deberá ser un académico que tenga la seriedad para entender que su función es la de un estadista que debe dedicarse a ver cómo resolver el futuro de nuestra alma máter y no cómo brincar la deuda para que la reciba su sucesor como una bola de nieve sin control.  Miguel Moctezuma Longoria es el hombre del proyecto.

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x