Migración, la otra realidad

JUAN GÓMEZ

La migración en Zacatecas es parte de un fenómeno mundial que evidencia la debilidad económica de las naciones para generar condiciones de bienestar y seguridad a sus habitantes, aunque también es reflejo de la cultura e influencia de la movilidad social.

Desde el siglo XIX el estado se insertó en este fenómeno mundial pero los gobiernos en turno, desde los de índole dictatorial, revolucionario, militar, caciquil y modernos, producto de elecciones democráticas, no han podido frenar y al contrario, se ha ido acelerando su reproducción.

Es conseja popular afirmar que “no hay zacatecano que no tenga un pariente en los Estados Unidos”, pues se estima –en términos populares- que más allá de los linderos limítrofes del estado existe una cantidad similar de zacatecanos que han tenido que ir en busca de un mejor desarrollo o sobrevivencia familiar.

Ser migrante en Zacatecas es símbolo de orgullo y de esfuerzo, de valor y éxito en algunos casos, pero es también un ejemplo del subdesarrollo de un estado cuyos gobernantes no han podido generar las condiciones de desarrollo agropecuario, industrial, comercial para su población, como tampoco han implementado las políticas públicas para frenar este fenómeno que arroja diversos daños colaterales a la población.

Los migrantes zacatecanos siempre han mostrado su generosidad con su comunidad, pues gracias a sus aportaciones se han realizado diversas obras que contribuyen al mejoramiento de sus lugares de origen, aunque a partir de la administración de Genaro Borrego el gobierno en turno decidió generar el programa 2X1 que ha ido evolucionando hasta convertirse en 3X1 en la actualidad.

La fuerza de las organizaciones migrantes provocó que los gobiernos zacatecanos en turno (PRI y PRD) voltearan hacia las federaciones y clubes de migrantes que, a través de aportaciones y de la realización de diversas actividades, logran reunir una significativa cantidad de recursos económicos en dólares para canalizarlos a sus comunidades y municipios.

Las primeras aportaciones que hicieron los migrantes fue de manera independiente, sin participación gubernamental, pero después los gobiernos estatales decidieron aprovechar ese entusiasmo y capacidad organizativa para implementar un programa que redundara en un beneficio social.

Incluso algunos gobiernos estatales como el de Ricardo Monreal Ávila (1998-2004) establecieron El Día del Migrante y se edificó un monumento erigido en su memoria, pero también se aprovechó políticamente a este sector de la población para ganar votos en los procesos electorales.

De hecho los migrantes zacatecanos tienen una representación en el congreso del estado pero hasta este momento su presencia ha sido simbólica, puesto que no han podido incidir en la implementación y ejecución de políticas políticas públicas que permitan evitar este fenómeno migratorio.

El pasado nueve de septiembre, fecha conmemorativa del Día del Migrante, el gobernador del estado Miguel Alonso Reyes anunció ante 21 federaciones y 150 líderes migrantes, que enviaría una iniciativa a la 61 legislatura para que el actual Instituto Estatal de Migración (IEM) cambiara su estatus legal al de Secretaría del Migrante Zacatecano para obtener más recursos en su favor y mejorar sustancialmente su situación.

A pesar del anuncio, en el Presupuesto de Egresos 2015 no se contempló ningún recurso para la futura Secretaría que aún no es calificada su aprobación  por la mayoría de los 58 ayuntamientos que componen al estado de Zacatecas, lo que significa que en este año difícilmente podría ser una realidad esta dependencia que pretende constituirse.  En el citado presupuesto para el ejercicio del presente año solo se consignan $10 millones 933 mil 099 pesos para el “Desarrollo de la Comunidad Migrante”.

Por otro lado en un ensayo del investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Miguel Moctezuma Longoria, se establece lo siguiente:

“La migración laboral de Zacatecas inicia masivamente en 1893 (Moctezuma, 1989). Ese año coincide con la llegada de grandes inversiones a la minería local. Es una minería que además de la explotación de la plata y el oro avanza fuertemente hacia la explotación del cobre, plomo y zinc. Se dice que a finales del siglo XIX la minería de Zacatecas y del país transitó de la explotación de metales preciosos hacia la minería industrial (Hoffner, 1988). Ese cambio condujo a la introducción de maquinaria y técnicas modernas que repercutieron en la desaparición de las compañías mineras tradicionales y en una fuerte reducción del empleo minero. En efecto, en 1895 había en Zacatecas 16,549 trabajadores mineros los que en 2010 se habían reducido a la cantidad de 9,765 (Estadísticas Económicas del Porfiriato, Vol. II: 47)”.

Pero el fenómeno migratorio ha sido una auténtica oleada que crece vertiginosamente a grado tal, que Zacatecas ha sido y es el principal expulsor de mexicanos hacia los Estados Unidos, de acuerdo a la investigación del doctor Rodolfo García Zamora:

“Históricamente Zacatecas ha sido y es el principal expulsor de mexicanos hacia Estados Unidos en relación con su población interna, que suma un millón 367 mil habitantes en su territorio y 680 mil radicando permanentemente en ese país-, y ocupa el primer lugar nacional en intensidad migratoria internacional, así como en proporción de hogares con migrantes, 23.3 por ciento, y en mujeres migrantes respecto de la población estatal, con 1.9”.

“Además, Zacatecas presenta el mayor grado de despoblamiento nacional, con 73 por ciento; el total de sus 58 municipios tiene migrantes en Estados Unidos; ocupa el segundo lugar en remesas recibidas en promedio mensual por los hogares, con 340 dólares, y lo que representan las remesas respecto del PIB estatal es 9.5 por ciento, sólo debajo de 13.2 registrado en Michoacán”.

Los datos que aporta García Zamora están basados en el análisis que realizó a los resultados del  XII Censo Nacional de Población, del Banco de México, del INEGI y del Consejo Nacional de Población. Sostiene que “Urge resolver el dilema, pues es previsible que las remesas caerán en diez años y para  2020 se perfila un “estado fantasma”, con crecimiento demográfico sólo en los municipios de Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo.”

¿Se podrán establecer políticas públicas que frenen esta debilidad estructural que genera la falta de empleo y por ende el despoblamiento,  más allá de la construcción del discurso, de la creación de burocracia, de la manipulación electoral de los migrantes?

Al tiempo.

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