Mexicanos migrantes, ni todos delincuentes, ni todos honestos
RAÚL SILVA TORRES
Grandes núcleos de mexicanos abandonamos nuestro país en búsqueda de una mejor vida, de conseguir en sueño americano; pero en el camino, muchos de ellos pierden el rumbo.
He sido migrante desde hace más de una década. He estado inmerso en la vida cotidiana de los migrantes en Estados Unidos. He visto que los barrios habitados por mexicanos, latinos y afroamericanos, son los más inseguros.
En realidad no son todos los mexicanos de origen, quienes reinan en el narcotráfico, pandillerismo y violencia, se les suele confundir con los pochos o chicanos, a los que también se les considera mexicanos.
Los paisanos que cometen esos delitos no dejan de ser mexicanos, esa es la cruel realidad, por tanto son un problema para los estadounidenses, ahí la legisladora zacatecana Iris Aguirre no mintió, su pecado fue generalizar.
Según informes de Estadísticas Criminales de Extranjeros, en 2010 más de 54 mil 700 personas fueron encarcelados en prisiones federales de Estados Unidos, de las cuales, 68.7%, eran mexicanos; es decir más de 37 mil.
Las principales causas del encarcelamiento fueron faltas migratorias, violación a reglamentos viales y delitos contra la salud, que en su conjunto suman 50% del total de las capturas, según la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (GAO).
El martes pasado, Iris Aguirre comentó que los problemas que han ocasionado los latinos, y los mexicanos, en ese país son muy vergonzosos. Fue una verdad a media, no todos connacionales lo son, ahí se equivocó.
Ahora los medios de comunicación y usuarios de redes sociales la han convertido en #LadyTrump, por deducir que está a favor de la política de deportación del próximo presidente de Estados Unidos.
La percepción de la migración es diferente fuera y dentro de México. Todos los días, los medios hispanos dan cuenta de agresiones y violaciones a la ley por parte de paisanos, algunos de ellos mexicanos, esa cara de la moneda no se ve.
Ese tipo de noticias reflejan la descomposición social que ha mermado a los valores tradicionales de los mexicanos, la unión, trabajo y honestidad que han sido cambiados, en muchos casos, por asesinatos, robo, venta de estupefacientes, pandillerismo y otros delitos.
En aras de sofocar el fuego que inició la semana pasada con sus declaraciones, Iris Aguirre, ofreció una disculpa pública y aceptó que sus comentarios fueron desafortunados y erróneos.
Su discurso en la tribuna de la legislatura reflejó su falta de experiencia y pericia política, dirían otros, de un colmillo grande y retorcido.
La prensa, especialmente zacatecana, se ha encargado de enjuiciar, de juzgar y hasta hostigar a Iris Aguirre para que responda lo que quieren escuchar, y no de informar que es su función primordial.
Los inquisidores exigieron a la legisladora su renuncia a su curul en el Congreso local y a los dirigentes de Partido Encuentro Social (PES) la enjuicien como si fuera una criminal.
Esa vehemencia de la prensa jamás fue notoria contra el presidente de México, Enrique Peña Nieto que recibió como jefe de estado a Donald Trump, y se le perdonó, pasó al olvido.
La pasividad del mandatario mexicano y su incapacidad para defender el futuro de los mexicanos que radican en Estados Unidos, también se le indultó. Entonces, ¿Quién es más culpable de los dos?
Entiendo la postura de Iris Aguirre, en sus declaraciones hay mucho de razón, aunque le duela y ofenda a la mayoría de migrantes, pero esa es la realidad, no todos los mexicanos en Estados Unidos son honestos y trabajadores.
Lo cierto es que los mexicanos tenemos que cargar con el estereotipo de una raza inferior, delincuencial, ignorante y enjunciada por su modelo de conducta por parte de los estadounidenses.
Dentro o fuera, no podemos contribuir a que se crea que la comunidad latina en ese país es una minoría de inmigrantes mexicanos, poco cualificados, con un bajo nivel adquisitivo, dedicados al sector servicios, sino todo lo contrario…
* Periodista Independiente
