Mediocridad
SILVIA MONTES MONTAÑEZ
MI VIDA en medios de comunicación y al lado de servidores públicos en grandes y medianas ligas debió influir en mí para entender que su desempeño y las enormes cargas laborales justifican el consumo de satisfactores que considero normales.
TRABAJANDO con gobernadores, un secretario de Estado y directores de paraestatales, entendí que tienen todo el derecho a tomar alimentos en buenos restaurantes. No los veo ni considero que sea necesario que coman en puestos callejeros.
CON POLÍTICOS es posible aprender muchísimas cosas. No están en primera línea por su linda cara. Se trata de mujeres y hombres que llegaron a los espacios de dirección por su trayectoria, su talento y sus méritos, de modo que no es correcto descalificarlos a la ligera.
DESTACADOS todos los que he tenido la oportunidad de conocer y tratar de cerca, les diré que las jornadas de trabajo fueron siempre extenuantes y estresantes. No conocí a ningún farsante, será que tuve la fortuna de relacionarme con los mejores y más respetables.
A NIVEL NACIONAL tuve experiencias en Direcciones como la del Seguro Social y Secretarías como la de Energía y jamás vi que alguien se ocupara de rastrear estados de cuenta de los titulares para luego exhibir dónde comían o que viajes realizaban para intentar desprestigiarlos.
ME PERMITIÓ mi propia experiencia observar sus hábitos y la normalidad al acudir a lugares exclusivos para realizar desayunos, comidas y hasta cenas de trabajo. También los vi tomando jugos o licuados de fresa de Sanborn´s como era el caso de mi querida Amalia García.
NORMALIZAR esta dinámica me hizo entender que usarla para golpear a servidores públicos de alto rango constituye una mediocridad y un intento de guerra (por demás sucia) para generarles rechazo y odio de parte de la gente que los ve mal.
EL RITMO de trabajo es tan intenso y las presiones tan grandes que me parece absurdo hacerlos pedazos usando estados de cuenta obtenidos tramposamente para denostarlos como ocurre en estos días en un intento por golpear a Jorge Miranda Castro.
Y LOS GASTOS que presentan como un pecado corresponden a su tiempo como secretario de Finanzas ¿De qué se trata? ¿Tenía que comer tunas en una esquina para eventualmente realizar reuniones de trabajo? Si viajó a Estados Unidos ¿Debió comer en un establecimiento de hamburguesas?
DE QUIENES filtran los estados de cuenta bancarios de Jorge pienso que se trata de algún o algunos ex colaboradores resentidos que aprovechan el río revuelto del conflicto postelectoral para desahogar sus frustraciones, cosa que es totalmente sucia.
OCUPAN CARGOS de primer nivel los más aptos y no me parece correcto atacarlos con argumentos tan limitados. A Jorge lo pintan como un magnate perezoso y no lo es. Gente querida y cercana no está de acuerdo conmigo pero lo conozco y rechazo la guerra sucia en su contra.