Máxima Tribuna: LXIII Legislatura enfrenta los riesgos de la pandemia
MIGUEL OVALLE
Cerca de la media noche del jueves 19 de marzo de 2020, el gobernador del estado, Alejandro Tello Cristerna, confirmó el primer caso de coronavirus en Zacatecas y, apenas unos días después, el 25 de marzo, las y los diputados de la LXIII Legislatura acordaron suspender los trabajos legislativos al menos hasta el 20 de abril de ese mismo fatídico 2020.
Para aquel entonces, el país se encontraba en la fase 2 de la pandemia, conocida como de transmisión comunitaria, lo que significa que el contagio se daba de persona a persona, dentro del país, independientemente de que hubieran salido o no del territorio mexicano.
Entre las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias estaban: Proteger y cuidar a las personas adultas mayores y otros grupos de mayor riesgo; suspender clases en todo el sistema educativo nacional; cancelar temporalmente eventos y reuniones de 50 personas o más; intensificar las medidas básicas de prevención y suspender temporalmente actividades que involucraran la movilización de personas en todos los sectores de la sociedad.
Por lo anterior, las y los diputados de la LXIII Legislatura local determinaron que era necesario fortalecer las medidas preventivas para evitar la propagación del coronavirus en el país y en Zacatecas.
Estas acciones se sumaban a las aplicadas ya desde una semana anterior y que se enfocaron a los grupos más vulnerables frente al Covid-19, como los trabajadores de más de 60 años o con enfermedades crónicas y también para madres y padres de familia que requerían estar en casa debido a la cancelación de clases en las escuelas. Estos sectores, según el acuerdo emitido por la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRIyCP), debían trabajar desde su hogar.
Las fuerzas políticas que integran el máximo órgano de gobierno acordaron entonces que se atenderían los asuntos de urgencia y gravedad tomando las medidas de sana distancia. El propósito de las y los legisladores, así como del personal directivo del Poder Legislativo, fue desde un inicio el cuidar la salud de las y los trabajadores de la legislatura local, así como de la ciudadanía que con frecuencia acudía a las instalaciones de este poder.
Ya en el mes de abril algunas comisiones legislativas comenzaron a desarrollar reuniones de trabajo de manera virtual y el 15 del mismo mes se determinó la prolongación de la suspensión de las actividades legislativas hasta el 5 de mayo. A pesar de estos esfuerzos, tanto en Zacatecas como en el resto del país, la tendencia de la curva de contagios seguía a la alza.
Al ser considerado como prioritario, el trabajo legislativo no podía detenerse. Pero desde entonces se laboraba con el personal mínimo indispensable. El 30 de abril, en una sesión en la que los legisladores y todo el personal debían usar obligatoriamente el cubre bocas, se guardó un minuto de silencio por las víctimas del covid-19. También en esa jornada de trabajo se aprobó un Punto de Acuerdo para que la labor en el edificio del Congreso siguiera bajo el formato de guardias para evitar las aglomeraciones de personal.
Asimismo, se hizo un llamado al gobernador del estado para que destina 150 millones de pesos extraordinarios para fortalecer al sector salud, con 50 millones, y con el restante apoyar a los empresarios zacatecanos y personas que viven de las actividades informales.
Se solicitó también al Ejecutivo reforzar las medidas de higiene en el transporte público y que se instalaran filtros en centrales camioneras y en el aeropuerto.
Aunado a lo anterior se exhortó a los 58 ayuntamientos a poner en marcha planes emergentes de ayuda a la población durante la contingencia. También se pedía desde entonces que hospitales privados aumentaran la disponibilidad de camas para ampliar la capacidad hospitalaria y se hizo otro llamado para crear a nivel estatal una Unidad de Inteligencia Epidemiológica, conformada por especialistas que ayudaran a fomentar una cultura de la prevención y para que se recabara y aportara a las autoridades información oportuna para identificar futuros riesgos o amenazas sanitarias.
A finales de mayo se anunció que desde junio se reanudarían los trabajos en el edificio del Congreso. Permanecía la medida (y sigue a la fecha), de que personas adultas mayores o con alguna enfermedad crónica, mujeres embarazadas o en estado de puerperio trabajaran desde casa. El resto acudiría en guardias y, para ello, se colocaron contenedores con gel antibacterial en las distintas oficinas y pisos del edificio. Igualmente se garantizó la existencia de jabón líquido y se han limpiado y desinfectado las instalaciones en diversas ocasiones.
Hoy las medidas se mantienen. Cualquier persona puede constatar que la entrada principal del edificio permanece cerrada. El único ingreso es para trabajadores, en donde hay un filtro para tomar la temperatura de diputados y trabajadores; se les otorga un cubre bocas, el cual deben usar de manera obligatoria en todo momento. Se rocía a cada persona que entra con un líquido sanitizante y se le otorga alcohol gel.
Lamentablemente ni las medidas implementadas por las autoridades federales ni estatales han sido suficientes para contener esta pandemia. La cifra de contagios y muertes sigue en escalada. Es elemental la responsabilidad social y la empatía con nuestros semejantes para que fuera de nuestro centro de trabajo no se relajen las medidas de prevención.