Impulsa Semujer reconocimiento de la llamada «economía del cuidado»
Zacatecas, Zac.- La Secretaría de las Mujeres (Semujer) llamó a visibilizar y reconocer la importancia de la aportación que tiene el trabajo no remunerado en los hogares, generalmente asignado a las mujeres por los roles y estereotipos de género.
«La Semujer mantiene un programa permanente de capacitación en el que uno de los temas torales es el trabajo no remunerado, para dimensionar su impacto dentro y fuera del hogar», informó la jefa del área, Bertha Goytia Hidalgo.
La sensibilización sobre esta actividad se lleva a cabo mediante talleres, cursos y pláticas en municipios y escuelas, como los ofrecidos recientemente en Río Grande, Villa González Ortega, y al personal de instancias como INEGI y Telecom.
El objetivo de la capacitación de Semujer es reconocer la importancia de la actividad no remunerada en los hogares y que está asignada mayoritariamente a las mujeres, debido a los roles y posiciones de género tradicionalmente asignados respecto a los hombres.
Esas condiciones y posiciones de género tienen graves consecuencias para las mujeres que realizan el trabajo doméstico, al dificultarles su acceso a bienes, educación, servicios, salud, oportunidades y derechos económicos y sociales, entre otros.
La experta comentó que diversos estudios demuestran que cuando la mujer se casa, su actividad en el hogar aumenta en promedio un 27 por ciento, con relación a cuando estaba soltera; mientras que la de los hombres disminuye significativamente.
Pese a que el trabajo doméstico o no remunerado representa el 24.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México, éste continúa sin reconocerse y en cambio se realiza sin protección social, sin horarios, sin vacaciones y está naturalizado.
Goytia Hidalgo refirió datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que indican que el trabajo doméstico es la producción de bienes y servicios dentro del hogar.
Asimismo destacó que gracias al trabajo doméstico no remunerado en el hogar hay comida, ropa limpia, casa aseada, quien se preocupe por la salud y el cuidado de los miembros de la familia.
De ahí que la dependencia proponga a la población en general reconocer la llamada «economía del cuidado», modificar los roles tradicionales mujeres y hombres, y efectuar la distribución equitativa de tareas en el hogar para promover nuevas masculinidades.