Malas obras
HÉCTOR A. ALVARADO GÓMEZ*
La obra pública es fundamental para un gobierno, sea federal, estatal o municipal; porque no sólo significa dotar de infraestructura a la comunidad para que haya mejores servicios de comunicación, educación, salud, vivienda, instalaciones deportivas, para la convivencia social y muchas otras cosas; también es la cara visible de una administración pública, aquello que observará la sociedad, los hechos tangibles y en gran medida, lo que se dejará para lo posteridad como recuerdo de un mandato.
Cuando existe consciencia de lo anterior, los gobiernos se esmeran en que su obra pública sea de calidad, adecuada a las necesidades de su tiempo, que sirva para resolver los problemas específicos de la gente y que agrade a ciudadanos que siempre están pendientes de observar con una visión crítica la infraestructura que un gobierno es capaz de construir. Para poder realizarla se requieren cuantiosas inversiones, elaboración de diagnósticos y proyectos, así como una intensa gestión de recursos ante diversas dependencias o instituciones que no son sencillas de lograr.
Por esas y por muchas otras razones, la calidad de la obra pública debe cuidarse al máximo; así como la difusión intensa de lo que se realice, para que los habitantes de un país, estado o municipio sepan qué gobernante fue el que realizó determinada obra y los beneficios que dejó.
Desgraciadamente, en la actual administración municipal, los hechos demuestran que no existe esa conciencia de la importancia que significa la obra pública, pues lejos de ayudar al posicionamiento de la administración estatal como un gobierno eficaz, responsable y de resultados, se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para quienes encabezan las instituciones y para la sociedad.
Me referiré específicamente a dos casos. El primero es la remodelación del Jardín Juárez de Guadalupe, mejor conocido como el Guadalupazo, donde se invirtieron 20 millones de pesos en la destrucción de un jardín tradicional, con un hermoso kiosco, balaustradas, bancas y frondosos árboles centenarios (que además forma parte del Camino Real Tierra Adentro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2010), para instalar sólo una plancha de concreto, con unas cuantas bancas, algunas fuentes secas y árboles pequeños que tardarán varios años en crecer y llegar a ser como los que quitaron.
Este Guadalupazo, también ha sido considerado –por algunos funcionarios de la propia administración estatal–, como uno de los más grandes ecocidios que ha vivido el estado de Zacatecas. La obra también ha sido criticada por organismos nacionales e internacionales encargados de la conservación y preservación del Patrimonio de la Humanidad que lo han calificado como un desastre y la ponen como ejemplo de lo que no debe pasar.
Si bien es cierto que el Guadalupazo se le ha querido atribuir a la administración municipal que encabezó Rafael Flores Mendoza, en Guadalupe, la verdad es que la dependencia ejecutora de esa obra fue la extinta Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado, cuando Luis Alfonso Peschard Bustamante era el titular. Él es el responsable directo de esa tragedia.
El segundo caso es la rehabilitación de la Catedral Basílica de Zacatecas, una obra que inició a realizarse en enero del 2012, pero más de dos años después, no solamente han sido incapaces de concluirla, sino que ha sido objeto de observaciones y señalamientos debido a la pésima calidad, a la mala planeación, a la pésima ejecución de los trabajos y por la falta de experiencia en este tipo de restauraciones de la empresa IA Restaurare SC, contratada por el entonces secretario de Obras Públicas, Luis Alfonso Peschard Bustamante.
En una nota titulada: Un Desastre, remodelación de Catedral, firmada por el periodista Saúl Ortega; el Diario NTR informa que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “ha detectado al menos 38 fallas y omisiones durante los trabajos que, de acuerdo con el contrato, deberían ser reparadas por el contratista, sin que esto aumentará el costo de la obra”.
La nota añade que “tras las fuertes lluvias registradas entre el 14 y 16 de septiembre, se pudo constatar que derivado de las deficientes intervenciones que se realizaron dentro del proyecto de rehabilitación de la cúpula mayor y bóveda en cubiertas de la Catedral Basílica de Zacatecas, a cargo de la entonces Secop, se ha causado daño al monumento histórico”.
En notas periodísticas posteriores se da cuenta de diversas declaraciones sobre este tema, entre la que destaca una del gobernador Miguel Alonso Reyes, al señalar que “la empresa IA Restaurare SC será demandada legalmente si resultara responsable de las afectaciones causadas a la Catedral, durante la restauración a su cargo”, sin embargo, hasta la fecha no se conoce que el gobierno estatal haya hecho una acción de tal naturaleza.
Otra declaración que sobresale es la del secretario de la Función Pública, Guillermo Huizar Carranza, que dice: “No tuve más remedio que ordenar el inicio de una auditoría técnica y de una investigación profunda (para deslindar responsabilidades a los funcionarios y la empresa que realizaron la desastrosa rehabilitación de Catedral)”. Por el tono de sus comentarios, pareciera que al funcionario le da pesar cumplir con lo que es su obligación. Y no especificó fecha para concluir esa investigación, ni mucho menos dijo si para abril o para mayo tendrá los resultados.
Estos dos desastrosos casos demuestran que la obra pública se ha convertido en el Talón de Aquiles, y un verdadero dolor de cabeza para la administración estatal, pues lejos de ser la carta de presentación y un orgullo para el gobierno, se ha generado desconfianza y desilusión de la ciudadanía hacia el gobierno. Y si bien, Luis Alfonso Peschad Bustamante, causante de este panorama, ya no es el secretario de Infraestructura, el desprestigio y la desconfianza hacia la institución permanece, y será muy complicado para el hoy titular, Mario Rodríguez Márquez, revertir esa tendencia.
*Conductor del programa radiofónico Lo Cotidiano, que se transmite todos los martes a las 9 de la noche en el 89.9 FM, Sonido Estrella.
Twitter: @hectoralvaradox
Correo: [email protected]