Los municipios zacatecanos en banca/rota, su rescate y Luis Videgaray

* Ayuntamientos, hoyos negros de opacidad y corrupción

* Necesario implementar modelos de gestión administrativos modernos

* Ausentes la profesionalización en el desempeño y la evaluación permanente

MANUEL IBARRA SANTOS

El rescate financiero de los municipios zacatecanos en quiebra – que por cierto, son la mayoría- no puede resolverse sólo con la inyección indiscriminada de más volúmenes de recursos económicos, como lo planteó en su más reciente visita por la entidad el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, si antes no se diseña y opera un nuevo modelo de gestión pública eficiente en los ayuntamientos que haga de estos un espacio detonador del desarrollo y no sólo un hoyo negro de opacidad y corrupción, como sucede en la actualidad.

Si en Zacateas queremos en realidad gobiernos municipales promotores del progreso económico, político y social, hace falta entonces propiciar el tránsito del modelo tradicional ineficiente, como el que prevalece en nuestros días, a uno moderno, de calidad y eficiente.

La modernización de las estructuras públicas de los gobiernos municipales requiere de varios  componentes entre los que destacan los siguientes: 1).-Profesionalización de los perfiles de desempeño de sus trabajadores y funcionarios, para que no impere la improvisación; 2).-La integración de una visión racionalmente avanzada del desarrollo en los ayuntamientos, ausente en estos momentos; 3).-Actualización del marco jurídico/normativo, profundamente obsoleto en nuestros días; 4).-Establecimiento de sistemas de planeación y evaluación estrictos de su función; y 5).-La implementación de un esquema de gestión de calidad en los servicios que ponga límites a los excesos y la corrupción.

En Zacatecas, como en la mayoría de las entidades federativas, los gobiernos municipales se mueven en la tradicional inercia de los ayuntamientos del siglo XIX, a contrapelo de los cambios,  con una fuerte dosis de opacidad y una visión patrimonialista, olvidándose del cumplimiento de uno de los objetivos esenciales de todo ayuntamiento moderno: promover el desarrollo humano y democrático de la sociedad.

Estas prácticas han hecho que los ayuntamientos municipales se constituyan en el eslabón más débil y parasitario del sistema del poder público en el país, cuando tendría que ser, al contrario,  la columna que dé fuerza al régimen federalista del país.

El creciente endeudamiento de los municipios

Está confirmado para desgracia de la sociedad, que el manejo financiero de los gobiernos municipales ha quedado sujeto a prácticas muy poco saludables, entre las que se encuentran: i).-Endeudamiento creciente; ii).-Más gasto corriente; iii).-Nula eficiencia en la gestión pública; y iv).-Limitados y escasos proyectos para estimular el desarrollo productivo.

La dependencia de los ayuntamientos de los recursos federales, su pobre capacidad administrativa y sus altos niveles de corrupción, ha motivado que los gobiernos municipales hayan iniciado una fase desestabilizadora de endeudamiento.

La misma Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha señalado que el comportamiento del endeudamiento público de los municipios mexicanos  en los más recientes seis años ha sido peligroso y explosivo, porque pasamos de una deuda conjunta de 15 mil millones de pesos en el 2006,  a casi 50 mil millones de pesos en el 2014.

La anterior situación demanda el establecimiento de nuevos mecanismos  regulatorios para la adquisición de deuda pública, sujetos a criterios estrictos de planeación y evaluación, para impedir que los gobiernos municipales actuales hipotequen el desarrollo futuro de la sociedad.

Disciplina en el uso del gasto municipal:

Por eso, hay que ratificar como principio, que el rescate financiero de los municipios endeudados no debe implicar sólo inyectarles más recursos económicos, porque eso sería altamente irresponsable, sino se establecen además las bases de una administración pública en donde los ayuntamientos ejerzan el gasto con más eficiencia y para servir mejor a la sociedad.

Sólo así se podrá transformar al municipio como la unidad administrativa, territorial, política y económica, base del desarrollo de la República, como lo establece el artículo 115 de la Carta Magna.