Los girasoles zacatecanos
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
En 1970 Vittorio da Sica dirigió un filme magistral, “Los Girasoles de Rusia”, que tuvo como protagonistas a Sofía Loren y Marcello Mastroianni, quienes personifican a Giovanna y Antonio, una joven pareja que, sin haber tenido tiempo apenas de gozar su felicidad, es separada por la Segunda Guerra Mundial, que obligó al muchacho a prestar sus servicios en el frente ruso.
Donde 15.000 italianos murieron ahora crecen interminables campos de girasoles, y Giovanna, preguntando sin fin logra dar con una casa donde vive una niña que sabe italiano, una mujer y Antonio, con su nueva familia. A pesar de reconocerse, nunca más sus vidas vuelven a reunirse.
Es fascinante el dúo de Mastroianni y Loren, que transmiten una vitalidad, unas ganas de comerse el mundo, una verosimilitud nunca vista. Y es que Mastroianni era inmenso. Incluso en sus imprescindibles memorias, «Todavía me acuerdo», ya casi moribundo, aporta una alegría de vivir, de consumir y disfrutar cada segundo. Su gestualidad, su complicidad con Loren, su voz, su acento, todo es una joya. Ella se crece en el drama, por eso a medida que la acompañamos en su viaje por los campos de girasoles, a medida que intuye que su vida está rota, la actriz profundiza en su personaje y nos ofrece una de sus mejores interpretaciones.
Mastroianni era un hombre culto, un intelectual al que disgustaba ese término, que sabía de muchas cosas y no presumía de nada, que tenía debilidad por Rusia, debido sobre todo a su interés por la literatura de aquella región
«Los girasoles» es mucho más que la historia de esos dos jóvenes: es la historia de la Italia que quedó devastada por la guerra, de la derrota que se amplifica en cada uno de los ciudadanos.
“Los girasoles de Rusia” son esos campos infinitos de girasoles, que ella va contemplando desde los trenes. Un personaje le dice a Giovanna que los 15.000 italianos que yacen en esos campos son soldados desaparecidos, que no pudieron siquiera ser repatriados, y que los girasoles crecen sobre miles de cuerpos. En la retirada del ejército italiano, a pie, fueron muriendo congelados, abandonados intentando regresar. Los girasoles son esos jóvenes que fueron a morir lejos de su patria y se giran buscando el sol, el calor de su país, su familia y su vida anterior.
Para hacer más perfecta esta gran cinta, la música del gran Henry Mancini, expresa perfectamente lo que las escenas sugieren. Una gran joya del arte cinematográfico que no puede dejar de verse.
Zacatecas es también un estado de girasoles: rancherías completas se ven inundadas por temporadas por esta hermosa flor que crece de forma natural, a veces de tamaño inusitado. Nos recuerda a nuestros migrantes, a los que esta tierra echa de menos pues su vigor y su productividad han sido desterrados hacia los Estados Unidos y otras latitudes.