Los ciudadanos rechazan toda pretensión y práctica autoritaria

gerardo romo fonsecaLUIS GERARDO ROMO FONSECA

Ante la serie de movilizaciones pacíficas que el PRD y diversas organizaciones sociales han anunciado para frenar la reforma energética y, con ello, defender la soberanía nacional y nuestros recursos energéticos; el secretario de gobernación, Miguel Osorio Chong, ha respondido de una manera que deja entrever con claridad la vertiente más arcaica del autoritarismo mexicano cuando el pasado domingo lanzó la advertencia de que “la tolerancia hacia la oposición tiene límites”.

Desde los inicios del gobierno federal comenzó con el cerco de seguridad en San Lázaro y la incapacidad y subyacía la preocupación de que el nuevo presidente de México y su secretario de Gobernación, prevenían de la corriente más represiva del PRI: ahí están como ejemplos los cacicazgos hidalguenses y mexiquenses, así como el antecedente de represión en San Salvador Atenco.

Ahora estamos empezando a observar a un gobierno que ha hecho aflorar muchas tensiones con la sociedad, ya que ha dado muestras de un proceder autoritario y antidemocrático; actitudes que el PRD ha venido denunciando constantemente cada vez que la actual administración ha pretendido «reglamentar derechos constitucionales». El politólogo e historiador Lorenzo Meyer recuerda que “el viejo PRI, el clásico, ha tenido como ejes de actuación la represión y la cooptación”. Hoy –señala- se ve el mismo patrón en quienes han regresado al poder: “esa es la mejor arma del sistema político mexicano. Primero cooptaba, y si le fallaba, reprimía”.

Por supuesto, la sociedad mexicana ha cambiado y rechaza tajantemente tales prácticas preemodernas que creíamos parte del pasado, porque los avances democráticos en México las habían venido desterrando. No podemos permitir retrocesos en nuestro desarrollo político y en la serie de libertades alcanzadas (con mucho sacrificio). En particular, el PRD, como heredero y depositario de las históricas luchas democráticas y libertarias del pueblo mexicano, rechaza el espíritu del 68, el del 71 con los halcones, el de los 600 perredistas asesinados durante el Salinato; el de Acteal, Aguas Blancas y Atenco. Por el contrario, en el Sol Azteca reivindicamos el régimen de libertades y creemos firmemente en la capacidad de la gente y en su potencial para transformar la sociedad. En este sentido, la principal fuerza de una democracia no radica solamente en su carácter de procedimiento institucional; sino básicamente, como un conjunto de principios compartidos por una colectividad cuya esencia es la libertad, la legalidad y el bien común.

Nuestro correligionario, el senador Mario Delgado, lo dijo con claridad al señalar que el secretario de Gobernación tiene razón al decir que “la tolerancia tiene límites”, pues la gente “ya está en el límite de la tolerancia de gobiernos corruptos e incapaces que los tienen sumidos en la pobreza y violencia”. Lejos de sucumbir ante las tentaciones autoritarias, en México no tenemos otro camino que fortalecer los canales de institucionales de participación de la ciudadanía y, a través de ellos, dar voz al sentir general y a las demandas más sentidas de la sociedad. El Estado mexicano tiene que hacer efectivos (y profundizar) los mecanismos de decisión y concertación social para fortalecer los procesos de democratización y, de esta manera, legitimar la acción gubernamental.

Cabe recordar que en su momento, en el periodo de búsqueda de acuerdos nacionales entre las principales fuerzas políticas al inicio de la actual administración federal, el PRD puso sobre la mesa argumentos y propuestas en torno la reforma energética; no obstante, finalmente el Ejecutivo, el PRI y el PAN violaron lo establecido en el Compromiso 54 y terminaron imponiendo una reforma abiertamente regresiva, privatizadora y contraria al sentir general. Ahora, a causa de la cerrazón política del PRI y el PAN, la consulta popular sobre la reforma energética se encuentra trabada en el Senado, pero creemos que se logrará imponer la razón y, los ciudadanos, quienes deben tener la garantía para poder actuar, expresarse y decidir el rumbo colectivo sin ningún tipo de coacción, ni manipulación, logrará hacer valer su voluntad. Como señala Víctor Flores Olea: “la voluntad del pueblo terminará imponiéndose, enviando al archivo de las traiciones más flagrantes de la historia de México ésta que entrega el petróleo por una supuesta riqueza (que solamente irá a unas cuantas manos de la oligarquía interna y externa), dejando al pueblo de México tan pobre como siempre, o más sin duda, despojado además de esa riqueza de subsuelo por el que lucharon varias generaciones”.

Finalmente, en otro orden de ideas, aprovecho la oportunidad para enviar una cordial felicitación a todas las y los zacatecanos en esta Navidad, esperando que sus hogares encuentren armonía y paz. Esperamos que esta temporada de recogimiento y concordia abone a un mejor entendimiento entre todos nosotros, a fin de acelerar el proceso de construcción de una sociedad próspera y justa.

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