Lo que no me gusta de Taboada
SARA LOVERA
Las elecciones del próximo 2 de junio, podrían favorecer al candidato Santiago Taboada Cortina para gobernar la capital del país, por una simple ecuación, porque el partido oficial perdió nueve alcaldías en 2021. En la Ciudad de México habitan siete millones de votantes y el 33 por ciento son menores de 30 años.
Históricamente, los habitantes de la CDMX son progresitas. Aquí nacieron y se multiplicaron las demandas más avanzadas para la emancipación femenina y fue precisamente el voto mayoritario de las mujeres, el que hizo perder al partido oficialista Morena.
Lo que no me gusta de Taboada Cortina, no es que sea panista, sino que diga que a 27 años de gobierno de Morena, todas y todos somos iguales. Eso no es cierto. Las mexicanas y mexicanos de la capital abanderaron la transición democrática, logrando la alternancia en la presidencia de la República en el año 2 mil. No me gusta su falta de generosidad. No me da miedo que venga del PAN, porque tiene 38 años, es de otra generación y otra visión. Lo que no me gusta es que no analice.
En el año 2 mil, llegó Andrés Manuel López Obrador al gobierno de la ciudad por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y es el principal responsable de su destrucción. Pero no hay que dejar de reconocer que en esta ciudad progresista las mujeres fueron piedra fundamental para la ampliación de los derechos de todas; fueron las protagonistas de los debates sustantivos sobre la violencia de género; de los derechos sexuales y reproductivos; de la doble jornada; de los derechos de las trabajadoras; y la lucha contra la explotación y la trata de mujeres.
Taboada Cortina no puede echar en un solo costal a todas y todos. Se equivoca. Sin el PRD en 1996, en la ciudad de México no habría derecho al aborto, ni matrimonio entre personas del mismo sexo, ni avances en la defensa de los derechos humanos, ni política pública en favor de las mujeres violentadas, a él le toca continuar y profundizar en las acciones contra la violencia. Y no habla del aumento exponencial de la desaparición de niñas y mujeres, sobre las cifras más altas de la muerte materna y los cánceres femeninos.
Hoy no creo en el conservadurismo añejo panista. Atrás quedó su origen doctrinario. Nada que ver con aquella campaña Cristo Sí/Aborto No. Por eso no tengo miedo de la coalición opositora.
Cuando López Obrador gobernó la Ciudad, impidió la investigación sobre el feminicidio, Marcela Lagarde y de los Ríos no me dejará mentir; vetó la progresividad de la Ley Robles; se opuso a las sociedades de convivencia, estuvo contra el matrimonio gay y canceló el presupuesto a la política de género.
Ya en la presidencia, fue López Obrador no el PAN, quien desmanteló la política de género en todo el país. Las mujeres morenistas se quedaron calladas y ahora son cómplices.
Hay que cerrarle la boca a Taboada cuando habla mal de 27 años de gobiernos progresistas: Morena como tal, sólo ha gobernado 12 años en la Ciudad de México, los 6 de López Obrador y los 6 de Claudia Sheinbaum Pardo, ambos dejaron de dialogar con la sociedad civil feminista.
López Obrador trató de desaparecer el Instituto de las Mujeres en la ciudad y durante el gobierno de Sheinbaum Pardo, se pusieron vallas a las feministas, fueron encarceladas o judicializadas; se anuló el más ambicioso programa de salud femenino, no hubo vacunas contra el Papiloma Humano; se manipulan las cifras del feminicidio y desapareció el presupuesto prevenir la violencia.
Lo que no me gusta de Taboada Cortina es que no sea generoso con una ciudad que le arrebató a Morena 9 alcaldías en 2021, que es la base de su probable triunfo y que no reconozca a una ciudadanía de avanzada, liberal, analítica, universitaria y con inteligencia, sin la cual no podría ganar. En fin. Veremos.