Llamados infructuosos

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

Con anterioridad he dado cuenta de las peripecias que enfrentamos los antorchistas desde el arribo de David Monreal Ávila a la Gubernatura de Zacatecas, puedo afirmar contundentemente que no se ha resuelto ni una sola de las solicitudes expuestas al gobierno estatal. A efecto de evitar posibles cuestionamientos sobre lo voluminoso de las peticiones, traigo de nueva cuenta la lista de solicitudes con el propósito de demostrar la modestia de estas y la viabilidad de cada una de ellas. Veamos.

  1. Regularización de colonias Arte Mexicano en Fresnillo y Carlos Fuentes y Jorge Obispo en Guadalupe.
  2. Apoyos alimentarios y acciones de vivienda a familias de escasos recursos.
  3. Acciones en apoyo al campo a productores de bajos ingresos.
  4. Respeto al Cobaez Trancoso.

Como puede verse ninguna de las anteriores constituyen excesos financieros y perfectamente podrían incorporarse a los programas institucionales, y aunque de distintas formas se han cubierto los requisitos solicitados hasta el momento no se ha atendido nada. Muchas han sido las “mesas de trabajo” en todas ellas se manifiesta que se atenderá y simplemente no se concreta.

He informado de la superior intervención de Rodrigo Reyes Muguerza, secretario general de Gobierno, quien desde su nombramiento en abril del año pasado se ha caracterizado por una actitud comedida y atenta, pero a pesar de establecer diálogo con los funcionarios de otras dependencias y establecer fechas precisas para concretar acuerdos, simple y llanamente no se avanza. Este es el caso de la Secretaría de Educación, primero con la anterior titular y a pocos días del nombramiento de la Maestra Mari Carmen Salinas se estableció interlocución y se fijó una reunión para resolver la necesidad expuesta, pero, al llegar a la cita pactada y después de hora y media de espera solo había el ofrecimiento de que ya nos atenderían, el tiempo pasó y permanecimos sentados sin respuesta.

La misma tónica acontece en otras dependencias, solicitudes, mesas infructuosas y nada. Cualquiera esperaría que la reconfiguración electoral acontecida el pasado 2 de junio constituirá un llamado para replantearse el trato a la ciudadanía, sin embargo, al menos con lo que respecta a los antorchistas la actitud sigue siendo la misma: buen trato, cero soluciones. Esta situación se da también en cosas muy básicas como aconteció el reciente fin de semana, cuando ante una solicitud de transporte donde se presentaron varias opciones, nada, pareciera que la consigna es ni agua para los antorchistas.

¿Qué debemos hacer ante ello? ¿debemos desistir de nuestros derechos? ¿será que hay línea en nuestra contra? ¿debemos replegarnos y esperar la conclusión del actual gobierno? Nada de eso, la Carta Magna de este país consagra nuestro derecho a organizarnos y da cuenta de la obligación de materializar las garantías individuales entre las que se encuentra el derecho a la vivienda contenido en el Artículo 4, por mencionar alguno. Además, la naturaleza de nuestra lucha de buscar el bien común, en ocasiones entra en contradicción con quienes despachan en cómodas oficinas, el pueblo es usado con recurrencia en los discursos electorales, pero en la práctica se olvidan de él, por ello no queda otro camino que la unión, fraternidad y lucha con la que ha dado siempre la batalla nuestro movimiento.

Es hora de continuar con la lucha callejera, nadie puede acusarnos ahora de impacientes, nadie puede decir que es oportunismo ante la coyuntura electoral, tampoco que no hay racionalidad, pero como no faltará quien intente satanizarnos, hago de nueva cuenta un llamado a David Monreal Ávila y a Rodrigo Reyes Muguerza a efecto de que intervengan, pues como ya se dijo, se trata de ciudadanos que tienen derecho a ser escuchados y atendidos.

Por nuestra parte, en todos los rincones de la geografía estatal haremos de nueva cuenta la convocatoria a disponernos a continuar con la lucha pues hemos cumplido con todos los requisitos y hemos acudido a las citas con funcionarios de todas las secretarías, pero nuestro esfuerzo por colaborar con las autoridades en la solución de los problemas sociales ha quedado en llamados infructuosos hasta ahora, por lo tanto la lucha sigue.