¡Libertad¡ para Domingo Ortega, preso político en Hidalgo
JACOBO CRUZ
Varios gobernadores y presidentes municipales de México se plegaron a la política que desde la Presidencia de la República impuso Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Las razones que los han orillado a esa decisión son varias: lo primero es que con tal de llegar a los puestos públicos que aspiran se despojan de sus antiguos ropajes petistas, verdes, priistas o panistas, que llegado el momento de las definiciones no han dudado en cambiarse a Morena donde son santificados y cubiertos con un manto protector quedando a las órdenes de la cuatroté. Este es el caso del tricolor Omar Fayad, gobernador de Hidalgo.
El mandato del hidalguense fue asumido el 5 de septiembre de 2016 que luego de tomar el lugar de José Francisco Olvera Ruiz su administración concluirá el próximo 4 de septiembre, pero pasó la estafeta a Julio Menchaca Salazar el primer gobernador de Morena en la entidad. En los primeros meses de su gobierno el Movimiento Antorchista acudió a entregarle un modesto pliego petitorio con la intención que se atendieran necesidades de obras carreteras para comunicar localidades apartadas, de puentes para cruzar arroyos y de acciones para construir vivienda de la gente pobre.
En respuesta Fayad Meneses se propuso destruir a Antorcha “y no ha escatimado ni recursos ni medios para lograrlo: ha negado la solución aun a la más mínima demanda que le hemos planteado los antorchistas, obviamente, violando el señor gobernador el derecho de los agremiados en Antorcha y toda ley; ha usado la fuerza pública para evitar cuanto evento de protesta que ponga en evidencia su línea derechista para gobernar; ha intentado amedrentar y comprar conciencias, ha golpeado y encarcelado a cientos de hidalguenses, ha ocasionado la muerte de antorchistas y de no antorchistas que también le han reclamado atención y solución, es decir, prácticamente ha hecho de todo”, extracto del artículo de Guadalupe Orona Urías, Dirigente Estatal de Antorcha en Hidalgo.
Y para despedirse, Omar Fayad, el priista más morenista de estos años, tendió una emboscada a Domingo Ortega Butrón, acto que siendo sinceros no es ni casualidad ni sorprende a nadie y en un acto ilegal, arbitrario que parecen órdenes de su amigo el presidente Andrés Manuel López Obrador para desbrozar el camino a los morenistas.
El nuevo motivo del enojo fue que el 14 de junio un grupo de estudiantes se presentó al palacio de gobierno de Hidalgo para solicitar atención a necesidades que han sido ignoradas: subsidio para la Casa del Estudiante y el pago para los maestros que durante más de dos años se les ha negado su salario devengado en las aulas, pero a cambio le mandaron a la fuerza pública a golpearlos.
Posteriormente los funcionarios lo convocaron a las instalaciones de la Secretaría de Movilidad por ser el líder de los transportistas para entregarle los vehículos retenidos, pero se trataba de una trampa para privarlo de la libertad y extrañamente y con una velocidad impropia de la aplicación de la justicia se le presentó ante el juez para mantenerlo preso en un auténtico abuso de poder que pone al descubierto el uso de la ley como garrote para reprimir.
De por sí Fayad tiene dotes de represor y con el respaldo de López Obrador que ha puesto de moda ha sido imitado en varios puntos de la geografía nacional por parte de gobernantes de todos los partidos políticos que aplican las fórmulas del tabasqueño diseminando por tanto los mismos vicios del primer morenista.
¡Cuanto parecido hay entre los priistas y morenistas que francamente uno los confunde al igual que a gemelos! ¿Cuánta incapacidad y soberbia para atender las peticiones de sus gobernados?
Termino. Desde un principio Omar Fayad se ha dedicado a perseguir, calumniar y dividir al pueblo de Hidalgo que en su mayoría no se inmuta ante la evidente y sistemática violación de la ley, que soporta sus errores y hasta aplaude sus excesos cuando señala que los antorchistas merecen la cárcel y de paso el desprecio público.