Legitimidad femenina

SARA LOVERA

La llegada de las mujeres a la cúpula del poder es un fenómeno reciente, las primeras en ocupar cargos ejecutivos en el mundo aparecieron tras la Segunda Guerra Mundial, a más de 100 años de la lucha sufragista y el nacimiento del feminismo.

La  mayoría se postuló a la presidencia o jefaturas de estado con trayectorias mucho más robustas que las de los varones que buscaban los mismos cargos. El recuento histórico indica que las mujeres que han gobernado lideran con determinación y visión.

En América Latina, muchas encabezan causas sociales y feministas con participación en congresos y comunidades, de acuerdo con Karolina Gilas, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

No obstante, hay excepciones, mujeres sin trayectoria que son respaldadas por un líder, una familia o un contexto político que las coloca en un “liderazgo ficticio”, que frecuentemente requieren de equipos de trabajo muy comprometidos.

Este no es el caso de Kamala Harris, la vicepresidenta de los Estados Unidos, cuya imagen apareció este lunes en todas las portadas de la prensa de ese país con textos y fotos equilibradas. No fue así en la prensa latinoamericana y española, donde sólo aparece el presidente Biden, y textos con sesgo de género, insinuando problemas de los demócratas, dejándola fuera de la contienda simbólicamente.

En 2020, cuando el presidente Joe Biden fue postulado con ella como compañera de fórmula, Kamala ya había promovido su precandidatura a la presidencia al interior del partido demócrata. Ella se convirtió desde entonces en un activo para el triunfo demócrata.

La abogada no blanca que irrumpió, con liderazgo propio, podría ser ahora un factor determinante para los demócratas, capaz de enfrentar a un personaje como el populista Donald Trump y escalar con éxito en los próximos 3 meses. Hillary Clinton, estuvo muy cerca.

La crisis por la violación a los derechos fundamentales, analizada en tierras tropicales,
machistas y antidemocráticas como la nuestra, no permite mirar con profunda amplitud lo que han significado las mujeres en el poder.

Los análisis serios y académicos, muestran que las mujeres en el poder han logrado manejar y superar situaciones extremas. Son empáticas con las organizaciones civiles, resolviendo crisis políticas donde no había diálogo. Lo cierto es que en general, estas mujeres se acompañan de una inmensa bitácora con una causa que adoptaron desde jóvenes y la han defendido a pesar del patriarcado.

Precisamente eso es lo que no conocemos de la virtual presidenta electa en México; ella no cuenta con esa bitácora, o la clara trayectoria a la que se refiere Karolina Gilas, que sí tiene por ejemplo Kamala Harris, o Francia Márquez en Colombia.

Frente a los prejuicios, los estereotipos y la resistencia machista, las mujeres en el terreno político viven una carrera de obstáculos. De los 196 territorios del mundo –los 193 Estados miembros de la ONU, además de Kosovo, Palestina y Taiwán–, sólo 17 tienen a una mujer como jefa de Gobierno. Es decir, el 9 por ciento de los gobiernos del mundo, apenas.

Las mujeres están llamadas a comprometerse con las causas feministas, así lo hizo, Michel Bachelet al crear el Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género, impulsar las cuotas y apoyar la libre elección del aborto; Angela Merkel, en Alemania, fomentó la integración femenina en el mercado laboral y mejoró el sistema de cuidados.

Sin embargo, no todas tuvieron el mismo liderazgo transformador, ejemplo de ello son Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil, quienes se limitaron a promover algunos apoyos sociales para las mujeres. Veremos.

*Periodista. Editora de Género en la OEM, directora del portal informativo
http://www.semmexico.mx