Las queremos vivas, libres y seguras
El contexto de la lucha feminista no nació de forma independiente, sino arraigada en la defensa de todas y todos los seres humanos, comenzando por los derechos económicos y políticos, pero atravesando por los derechos culturales, educativos, de salud, sexuales y reproductivos.
Esta constante intención de lograr que las mujeres logren condiciones de igualdad, es un esfuerzo que hoy todos reconocemos y admiramos, sin embargo, todavía en México las mujeres ganan 34% menos que los hombres por trabajo igual, son discriminadas, violentadas y asesinadas por el simple hecho de ser mujeres.
Incluso, recientemente destacó que el Congreso de Nuevo León aprobó la reforma al artículo primero de su constitución local para para garantizar el derecho a la vida desde la concepción, y desechó la posibilidad de la aplicación de la interrupción legal del embarazo en la entidad.
Debemos reconocer el derecho de todas y todos a disentir y la libertad religiosa que nos asiste, pero no podemos retroceder en el reconocimiento de los derechos de la mujer, ni podemos imponer los valores religiosos o morales de un grupo a toda la sociedad, sobre todo cuando está en riesgo la vida de miles de mujeres condenadas a los a otros clandestinos.
El principio de progresividad que consagra la Constitución Federal impide que los derechos humanos (entre ellos los reproductivos y sexuales), deben ser progresivos, lo que pone en tela de juicio el dictamen aprobado.
La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, ya ha señalado que “México ha suscrito al menos cinco tratados internacionales que lo obligan moral y jurídicamente a garantizar el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entre ellos el acceso al aborto (interrupción legal del embarazo), seguro”.
Al respecto esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no considera conveniente abrir esos debates, siendo consecuente con la postura de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que dijo públicamente: “los derechos no se ponen a consulta, los derechos se reconocen”.
Hoy la perspectiva de género es fundamental para el diseño e implementación de todas las políticas públicas y estamos todos obligados a incluir en la cuarta transformación de México, el cambio del paradigma machista y avanzar hacia una nueva masculinidad: consciente, responsable y pacífica.
Como servidor público, pugno por un feminismo incluyente, amplio y pacífico que logre aglutinar a las mayorías en pro de la equidad; por el respeto a la feminidad en todas sus edades; por el respeto a la diversidad; y por una postura oficial firme en favor de la equidad de género. ¡Ni un paso atrás! ¡Que viva la lucha feminista!