Las Piezas del Ajedrez: Un estilo de vida (Segunda parte)
EFRAÍN ESPARZA MONTALVO
La semana pasada le conté en este mismo espacio sobre los beneficios de la alternativa conocida como Orinoterapia y la forma en que esa “medicina natural” –de usted para usted mismo–, puede aplicarse para combatir cualquier enfermedad por difícil que parezca. Hoy cierro esta serie de entregas con unos datos adicionales que considero importantes a fin de que se eliminen los prejuicios que sobre ella existen y la manera en que puede beneficiarse sin necesidad de gastar miles de pesos en tratamientos alópatas que a la larga resultan perjudiciales para su organismo, ¡salud!
La orina, decía la gente de tiempos pasados, era un medicamento bueno y omnipotente que servía para curar casi todas las enfermedades sin provocar daño alguno.
En la actualidad, los hindúes la utilizan para tratar tumores y artritis, los árabes para tratar cefaleas y piorreas, y en Japón, desde la Segunda Guerra Mundial, tratan la gonorrea y la sífilis con ella. Según reputados naturistas, la Orinoterapia es un tratamiento complementario sumamente benéfico, siempre y cuando quien lo lleve a cabo tenga la disposición y convicción de que le será efectivo.
Es, también, una forma de auto terapia puesto que el paciente empleará un producto natural que genera su propio organismo, que no es ajeno a él y que tiene muchas propiedades. La Orinoterapia es una medicina natural universal y revolucionaria porque es segura, sin riesgo alguno y de rápida efectividad, aplicable para todas las edades, desde recién nacidos, mujeres embarazadas, hasta ancianos.
Para la cura de enfermedades es casi omnipotente, desde reumatismos y enfermedades crónicas, hasta cáncer, diabetes y otras enfermedades “incurables”; muy económica pues todos tienen su propio recurso inagotable; y bastante buena pues con ella se elimina el cansancio y se recupera la potencia sexual.
Excelente como cosmético humano; con ella se rejuvenecen todos los órganos, reduciéndose las arrugas, manchas y espinillas cutáneas.
La orina no es un material inservible como muchos suponen sino que se trata de un líquido con alto contenido de minerales que en el momento en que el riñón filtró la sangre fueron excedentes, y que además posee propiedades antígenas, es decir, ayuda a que el sistema de defensas del organismo (inmunológico) cree anticuerpos para combatir enfermedades.
La mayoría de los médicos convencionales o alópatas no creen que se trata de un medicamento, pero eso se debe a que desconocen el funcionamiento del ser humano como ser holístico (integral), en el que nuestros propios desechos contienen códigos de regeneración y curación.
La orina es un producto de nuestra sangre y del propio cuerpo, el elemento más cercano a nosotros mismos, por eso no provoca ningún rechazo con presencia, por ejemplo, de alergias, aunque tenga algunos desechos o algunas infecciones, porque la orina sería un ser vivo, una fuente rica de anticuerpos, con la cual se pueda combatir excelentemente contra nuestras propias enfermedades.
Los “desechos” de la orina no son ni tóxicos ni venenosos sino el “Agua de la Vida” como dice La Biblia. En el caso de las infecciones renales de vejiga o vagina, puede que la orina contenga algún agente infeccioso, pero en cantidad muy baja; antes que un problema para la salud, esta poca cantidad actúa como autovacuna y combate y controla bien la gran infección que padecen las personas.
También se debe considerar el caso del feto que crece dentro de una bolsa en el útero llamada Amnión tomando diariamente líquido amniótico que es una mezcla de la secreción amniótica y la orina del feto, hecho más que suficiente para argumentar que la orina no es algo sucio.
La orina cuenta con la virtud de transportar material genético (ácido desoxirribonucleico) e información proveniente de todo el cuerpo, ya que poco antes de ser expulsada por la vía de la micción se encuentra en circulación, formando parte del plasma sanguíneo, y es precisamente esta facultad la que se trata de aprovechar mediante la Orinoterapia: al reintegrar este líquido actúa como una vacuna personalizada estimulando al organismo contra los problemas que le aquejan. Se afirma que ni la cantidad de orina administrada ni la duración del tratamiento son arbitrarias, sino que todo ello depende del padecimiento e incluso de la receptividad del paciente.
Ahora bien, muchas veces se dice que la persona tiene que beber el total de la orina que produce para que haya efectos, pero esto genera mucha resistencia psicológica de inicio, es por ello recomendable que se inicie con micro dosis o impregnación, que es un método consistente en ingerir tan sólo el 10% del total de la orina, lo cual significa que si alguien genera 200 mililitros durante la micción, sólo deberá tomar 20 mililitros diluidos en agua.
Y aunque la cantidad de orina puede aumentar paulatinamente dependiendo del padecimiento y su gravedad, beberla junto con otro líquido ayuda a mejorar la disposición hacia este sistema curativo; baste recordar que la mente es muy poderosa, y de ella depende seguir o no con el tratamiento.
Por eso lo que recomiendo de inicio son esas pequeñas dosis durante tres días y después evaluar si el organismo ha reaccionado favorablemente para continuar con el tratamiento o en caso contrario abandonarlo para buscar otra alternativa.
Los especialistas señalan que cuando una persona desea emplear la Orionoterapia vía oral debe pasar por un proceso de depuración de tres días aproximadamente en el que se restringe o evita el consumo de ciertos alimentos como el café y las carnes rojas (cerdo o res), para disminuir la cantidad de toxinas en la orina (urea y creatinina).
Asimismo es indispensable tomar dos o tres litros de agua repartidos en varias tomas a lo largo del día, así como seguir una dieta balanceada en la que se incluyan verduras, frutas, cereales, legumbres y carnes blancas como pescado, pollo, conejo, pato o codorniz.
También es importante decir que la orina que se tome para el tratamiento no sea la que se emite al principio o al final de la micción sino el chorro de en medio, pues este se encuentra libre de bacterias; realizado lo anterior, se puede llevar a cabo el tratamiento propiamente dicho, el cual se encamina principalmente a la atención de enfermedades renales y hepáticas, y padecimientos gastrointestinales, el sistema respiratorio, bazo (órgano localizado en la parte superior izquierda del abdomen, el cual participa en la producción de glóbulos rojos y células de defensa), páncreas (incluida diabetes o aumento de niveles de azúcar en sangre por producción deficiente de insulina), y altos niveles de grasa en sangre (triglicéridos y colesterol).
Uno de los mayores impedimentos para someterse al tratamiento con orina es la falta de disposición de la persona pues de nada sirve obligarle a seguir un método curativo que, aunque idóneo, genera dudas y resistencia en su mente.
La Orinoterapia no debe realizarse cuando el paciente toma medicamentos contra el cáncer (quimioterapia) o corticoides (derivados de la cortisona que se emplean como antiinflamatorios o para aliviar el asma), ya que estos forman parte de tratamientos estrictamente controlados por especialistas alópatas que consideran que una parte de las sales del fármaco se elimina durante la micción.
Beber la orina equivaldría entonces a re administrar parte de la dosis, con lo que además de alterar el plan médico se aumenta el riesgo de desencadenar efectos colaterales o secundarios.
Como puede apreciarse, la Orinoterapia es una alternativa a su alcance que espera por Usted ¡salud!
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Hasta la próxima.
El autor es analista.