Las Piezas del Ajedrez: ¡Miserables!
EFRAÍN ESPARZA MONTALVO
El escándalo que supone la revelación del presunto desvío de dos mil 900 millones de pesos durante el gobierno anterior para favorecer a una pandilla de mafiosos incondicionales de Miguel Alonso Reyes con “bonos de productividad y eficiencia”, es apenas el inicio de una trama que nos tiene reservadas muchas sorpresas más.
La información que la semana pasada desveló la ex diputada local por Morena Soledad Luévano Cantú, y que vía las instancias oficiales le entregó la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado, tiene varios puntos en común con los desfalcos ocurridos en casi todos los estados del país gobernados por la “nueva clase política” –Peña Nieto dixit–: que quienes maquinaron los desvíos en Zacatecas son priístas, y que fueron premiados por su “lealtad” con posiciones de poder que si bien son de mediana importancia, resultan suficientes para garantizarles impunidad durante mucho tiempo, el suficiente para que los presuntos delitos prescriban.
Según los especialistas, el desfalco cometido al país por la bola de rufianes priístas ronda los 287 mil millones de pesos, y Zacatecas ocupa un lugar preponderante en la lista de estados lastimados.
Por ejemplo, de “nómina secreta”, durante seis años Miguel Alonso entregó premios a sus incondicionales por dos mil 900 millones de pesos. Según la “lista negra” publicada por Luévano, unos 20 ex funcionarios habrían recibido 121 mil pesos mensuales (sin contar percepciones ordinarias), que multiplicados por seis años suman 8.7 millones de pesos para cada uno, lo cual dicho en buen castellano significa que 20 nuevos ricos emergieron en Zacatecas a partir del 2016, por lo menos, algunos de los cuales siguen engordando sus bolsillos cobrando todavía en la nómina oficial.
Pero hay cientos de casos en los que los premios eran menores a cien mil pesos, y cuyos beneficiarios gozan de absoluta impunidad.
¡Son unos miserables!
Y mire si no. Apenas hecha pública la información, el gatillero de mayor confianza del ex gobernador, Guillermo Huizar Carranza, salió a desmentir a la ex diputada local argumentando que sus dichos carecían de sustento y que eran producto de una obsesión enfermiza por manchar el buen nombre de su jefe, Miguel Alonso Reyes, y que más pronto que tarde saldría la verdad a relucir; pero no presentó prueba alguna que echara por tierra las acusaciones.
Ése es el nivel de cinismo de los alonsistas; se sienten intocables.
Y no es para menos, cuando escuchamos del propio gobernador Alejandro Tello Cristerna decir que él sabía de la existencia de los “bonos de productividad y eficiencia” cuando fungió como secretario de finanzas, pero no de los montos; es decir, que administraba la riqueza con los ojos vendados, lo cual es inaudito y hasta ofensivo para la inteligencia de los ciudadanos.
También, la secretaria de la Función Pública, Paula Rey Ortiz Medina, torpemente grabó un vídeo para aceptar que cobró un bono mensual de menos de cien mil pesos, y no de 121 mil como le achacaron; o sea, que robó poquito, al estilo “Layín” de Nayarit.
En ambos casos, el del gobernador y de su funcionaria, hay encubrimiento y corrupción, y ambos se castigan con cárcel.
Y podrán decirnos que la partida 1711 era legal y que estaba presupuestada para tal fin, lo que no es ético es que sean tan descarados y miserables robándose lo que Zacatecas necesita traducido en servicios públicos y de combate a la pobreza y la inseguridad. Durante el sexenio pasado se cacareó la inversión de cinco mil millones de pesos en materia de seguridad, y de poco o nada sirvió, en esa lógica, ni tardos ni perezosos optaron por llenarse los bolsillos con 2 mil 900 millones de pesos antes que tirarlos en programas sociales que poco o ningún beneficio traerían para Zacatecas.
Por eso insisto, ¡son unos miserables!
De salida 1.- A la pandilla de mafiosos ratones se sumó el ex alcalde de la capital y actual diputado local por el PRI, Carlos Peña Badillo, quien hizo una pobre defensa de su mentor Miguel Alonso. Por cierto, hace unos días le sacaron a Peña sus trapitos al sol, de los cuales tiene mucho qué aclarar independientemente del fuero en el que se escuda.
De salida 2.- Y si en el gobierno del estado hacen escándalos, por qué no también en la LXII Legislatura. Resulta que la imberbe diputada Isadora Santibáñez le tundió con todo a la experimentada Geovanna Bañuelos, por el pecadillo de haber cometido una falta ortográfica en la acuñación de unas monedas conmemorativas del Centenario de la Constitución. El tema abrió una caja de pandora que dará mucho de qué hablar, pues se presumen millonarios desfalcos al erario que, de no ser por la famosa falta ortográfica, habrían quedado en lo oscurito.
De salida 3.- Con alegría me enteré la semana anterior que el jefe de la oficina del gobernador, Juan Francisco del Real Sánchez, está resolviendo lo que no quiere –porque le corresponde–, el director de Comunicación Social, Héctor Alvarado Gómez. Resulta que varios periodistas y dueños de medios de comunicación se han acercado con el amigo del gobernador para solicitarle apoyo de modo que sus “convenios” publicitarios sean autorizados. Y así, con solo una llamada telefónica, les ha resuelto el problema que desde septiembre del año pasado inició con las llamadas “medidas de austeridad y racionalización del gasto”, y que ya dejaron varios desempleados a su paso. Bien por el funcionario gubernamental que entiende la importancia de los medios de comunicación, y la interacción que se debe tener con ellos.
De salida 4.- Además de flaca la caballada en la UAZ para renovar la dirigencia del Sindicato de Personal Académico, las campañas están de hueva. En mi alma máter, la Unidad Académica de Derecho, durante los dos pasados fines de semana desfilaron varios candidatos presentando sus propuestas y la verdad sea dicha, dan lástima, por decir lo menos. ¡Pobre Universidad con esos aspirantes a dirigirla!
Hasta la próxima.
El autor es analista.