Las heridas de la violencia escolar
RAÚL MANDUJANO SERRANO
Lo acontecido en la Robb Elementary School, una escuela primaria en Texas, en la que fueron asesinadas 21 personas, 19 eran sólo niños, de entre 8 y 10 años, la mayoría de origen mexicano ha conmocionado al mundo –dice el amanuense-. Fueron ejecutados por un adolescente sin permiso para comprar o portar armas de fuego.
Esto no es nuevo, los ataques en escuelas de Estados Unidos son uno de los mayores males originados por la venta legal, óigalo bien, legal de armas de fuego. A mitad de los años cincuenta, se desataron en Norteamérica, una serie de incidentes violentos con armas de fuego en las escuelas, incluso Eisenhower, en 1955, exigió, como lo hizo Biden, frenar al demonio de las armas en las calles. El cineasta Richard Brooks, realizó la película The blackboard jungle, que abordaba el tema, pero los propios norteamericanos la consideraron ofensiva. La película se exhibió en España con el título de “La Semilla de la Maldad”.
Desde el 2018, hasta la fecha, se tiene el registro de 119 ataques en colegios, según datos de la “Education Week”. Esta misma organización, en el 2021 registró 34 tiroteos, el mayor número contabilizado en tan sólo un año, y en lo que va del 2022, revela que han sucedido 27 ataques, con 27 personas muertas y 77 heridas.
Las causas son muchas, entre otras la fundación de grupos de supremacía blanca, islámica o terrorista, promotores de ataques racionales, la desintegración familiar y el bullying, que han inyectado, en la mente de los agresores, una terrible sed de venganza.
En México también han ocurrido algunos casos, no tan frecuentes, pero si dramáticos. En el 2020, en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, un alumno se suicidó tras asesinar a su maestra; en el 2018, una balacera en Ciudad Universitaria, entre traficantes de droga; o lo acontecido en 2017, en el Colegio Americano del Noroeste, en Monterrey, donde un alumno de 15 años, abrió fuego contra una profesora y tres alumnos, y podemos narrar más escenas de terror, pero pensemos en el dolor que cada ataque deja a muchas familias, e imploremos para que se le dé fin a la venta indiscriminada de armas, pese a que son uno de los negocios más importantes de empresarios que las trafican con cárteles mexicanos y colombianos, pero también con pandillas raciales de Estados Unidos y Centroamérica.
No es tarea fácil, pero no sólo debemos lamentarnos, ni tampoco rogar a criminales por abrazos. La escuela, en cualquier parte del mundo, en Estados Unidos o México, nos necesita.
Colofón: el tráfico cubano de doctores
Mientras degusta de una suculenta orden de enfrijoladas, al hacedor del parafraseo irreverente, recuerda que el presidente “mandó al carajo” a sus fantasmas neoliberales, argumentando que sin importar su origen, quien es médico tiene la obligación de curar al enfermo, y es cierto, de hecho, el juramento que Hipocrático, vigente desde hace más de 2 mil 500 años, consistía en “No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos”, pero, y aquí entra la interpretación de la desconfianza neoliberal porque, ¡ojo! México, no está contratando a médicos cubanos, está arrendándole al gobierno cubano, personal médico; es decir, quien le pagará a los galenos de la isla, será su gobierno, después de que México les pague a ellos en dólares neoliberales. Es un negociote diplomático, aprovechando la buena reputación del sistema de salud de Cuba, pero de Cuba para los extranjeros, para su gente, para los cubanos no, ahí la cosa deprime. Hasta otro Sótano.
Twitter: @raulmanduj