La Reforma Energética y la nueva legitimidad política
MANUEL IBARRA SANTOS
La reforma energética aprobada por el Congreso de la Unión y avalada por las legislaturas estatales habrá de conducir inexorablemente a un nuevo proyecto de Nación –que consolidará en lo financiero la presencia de un modelo de economía de mercado–, y afianza en la práctica la evidente legitimidad de un sólido presidencialismo que lo convierte en el centro de gravedad de la estructura tradicional del viejo federalismo mexicano, fenómeno político que había perdido fuerza, con signos de profunda erosión, en los dos anteriores sexenios.
No solamente el presidencialismo recupera fuerza y control territorial en los Estados, sino que se avanza en el diseño de un paradigma de economía de mercado, hecho que repercutirá en la modificación de las bases y pilares del sistema político mexicano. Por lo pronto se ha iniciado una reconformación de la estructura y presencia social de los partidos. La izquierda y la derecha experimentan una gradual transformación.
La expropiación cardenista de 1938 fue la correa de trasmisión de una serie de cambios que fortaleció la estructura del sistema presidencialista, apuntaló el pacto popular/nacionalista y el Estado corporativo e indujo la transformación del Partido en el gobierno. De esa manera el instituto político de Plutarco Elías Calles (PNR) fundado en 1929, cedió en 1938 a la aparición del Partido de masas de Lázaro Cárdenas (PRM). Lo extraordinario es que en ese mismo contexto (-en 1939-), surge el PAN como cabeza de la derecha partidaria de corte demócrata-cristiano.
La actual reforma energética nacional, que abre los horizontes de inversión de capitales privados en los sectores petrolero y eléctrico, igualmente tendrá fuertes repercusiones no sólo en la dimensión económica, sino también en la estructura de la organización política del país. El modelo de federalismo mexicano se realinea con uno de los fundamentos que le dio cauce, dirección, orden y control: el presidencialismo.
Los gobernadores de las entidades federativas han encontrado en el centralismo presidencialista de Enrique Peña Nieto, una salida a las enormes contradicciones – retos y desafíos- que las administraciones estatales enfrentan en materia de seguridad, crecimiento, empleo y desarrollo.
La Reforma Energética y sus pilares:
La reforma energética que adquirió ya por razones jurídicas el rango constitucional, se sustenta en cuatro principios fundamentales: 1).- Se autoriza la participación de particulares en procesos de exploración, producción, refinación, transportación y distribución de hidrocarburos; 2).- Se crea un nuevo sistema de contratos; 3).- Se elimina el régimen de concesiones; y 4).-Consolida la propiedad de la Nación sobre la riqueza petrolera.
Con esta propuesta se implementa no sólo un modelo de gestión diferente que busca arrancar de la corrupción e ineficiencia el manejo de este sector estratégico, para otorgarle mayor competitividad, sino que se inaugura con ello, también, aunque no lo queramos, un nuevo proyecto de desarrollo económico para la Nación. Se aniquilan igualmente mitos y perjuicios ideológicos.
La iniciativa contempla, asimismo, la creación del Fondo Mexicano del Petróleo, organismo descentralizado que será el responsable de administrar la renta petrolera, ente público que contribuirá además a desvincular la industria energética de la Ley de Ingresos y del presupuesto de Egresos de la federación, a fin de gradualmente propiciar la despetrolización de la economía mexicana.
La legitimidad presidencial y la Reforma Energética:
La reforma energética otorgó, en esta primera etapa, una extraordinaria legitimidad interna y externa a la institución presidencial. En el escenario nacional la iniciativa confirió al gobierno federal una fuerza excepcional de control en su relación con las administraciones estatales. En el plano internacional sólo hubo reconocimiento para la propuesta, como bien lo demuestran las páginas de los principales rotativos de influencia global.
El periódico japonés Youmuri Shimbun, el de mayor circulación en el planeta, con 14.5 millones de ejemplares diarios, elogió la iniciativa mexicana; The Washigton Post calificó de histórica la reforma energética; El semanario británico The Economist narró la reacción entusiasta de los mercados financieros ante la medida; El Financial Times se sumó al optimismo; El periódico español El País, sentenció: “México cambia su Historia Energética a Contra Reloj”; O Globo, de Brasil, afirmó: “México Cambia su Historia”; Los Ángeles Times tituló: “La Reforma Transformará a México”. El contenido del mensaje fue idéntico en todos los continentes.
La historia no termina ahí. Ahora lo importante es hacer de la reforma energética una realidad que mejore las condiciones de vida de los mexicanos y evitar que se convierta en una tragedia, en un fracaso y en una decepción colectiva.
Zacatecas en la Reforma Energética:
En Zacatecas se necesita de adecuada operación política para ser un protagonista de los grandes cambios en la Nación.
Hay que reconocer, que la Legislatura del Estado requiere de una nueva dinámica de trabajo institucional, que permita que Zacatecas se inserte e incorpore jurídicamente a los grandes proyectos de desarrollo nacional
Por supuesto, ahora el desafío es avanzar por encima de las fracturas y las divisiones ideológicas y hacer que la reforma energética se traduzca en un conjunto de beneficios para todos los ciudadanos y no solo para unos cuantos.