La Puerta de Alcalá
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
En sus orígenes, la Puerta de Alcalá marcaba el límite de la ciudad de Madrid por el Este y servía para entrar o salir de ella. La atravesaba la Cañada Real, por la que pasaban rebaños de ovejas con sus pastores.
“Acompaño a mi sombra por la avenida,
mis pasos se pierden entre tanta gente,
busco una puerta, una salida
donde convivan pasado y presente…”
Así dicen Ana Belén y Víctor Manuel en la canción que los ha hecho mundialmente famosos para siempre, al retratar con perfección y con una tonada pegajosa, a uno de los monumentos más famosos de España y tal vez, gracias a ellos, del mundo entero.
De pronto me paro, alguien me observa,
levanto la vista y me encuentro con ella
y ahí está, ahí está, ahí está
viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá
El tiempo ha pasado a través de ella, y hoy está situada en plena Plaza de la Independencia, junto al Retiro y a escasos metros de la Plaza de Cibeles, alegrando la vista y los recuerdos de los miles de madrileños que la contemplan a diario.
Una mañana fría llegó Carlos III con aire insigne
se quitó el sombrero muy lentamente
bajó de su caballo con voz profunda
le dijo a su lacayo: ahí está la Puerta de Alcalá
ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la Puerta de Alcalá
La construcción de la Puerta de Alcalá se hizo por instrucciones de Carlos III, que vivía en el palacio del Buen Retiro, muy cerca del lugar. Encargó la obra a Sabatini, (constructor de obras importantes como la terminación del Palacio Real, la edificación de la Real Casa de la Aduana en la calle de Alcalá –donde ahora se encuentra el Ministerio de Hacienda-, el Convento de San Pascual de Aranjuez, la reedificación del monasterio de las Comendadoras de Santiago, los palacios del Marqués de Grimaldi y el de Godoy, el que fungió como Hospital General y que es hoy el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Puerta Real Jardín Botánico de Madrid, por solo citar algunos de sus legados a la historia arquitectónica y cultural de España.) quien tardó nueve años en completar la tarea de sustituir la antigua puerta, formada por dos pequeñas torres y que francamente se estaba cayendo de vieja, y construyó, a partir de 1768, el monumento que ahora es orgullo e insignia de la salerosa capital española.
Lanceros con casaca, monarcas de otras tierras,
fanfarrones que llegan inventando la guerra,
milicias que resisten bajo el «no pasarán»
y el sueño eterno como viene se va
y ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la Puerta de Alcalá.
Dada su especial ubicación, la Puerta ha sido testigo de numerosos acontecimientos: allí fue asesinado Eduardo Dato, Presidente del Consejo de Ministros en 1921, y quienes se acercan a contemplarla, todavía pueden ver las lastimaduras inflingidas por las balas de los cañones disparados sobre Madrid en 1823
La puerta, construida en piedra berroqueña, tiene cinco vanos: tres con arco de medio punto, con claves con forma de cabeza de león, y dos laterales con arco adintelado. Los vanos tenían rejas al principio, que se cerraban todos los días al atardecer. La fachada exterior, mira al este y tiene diez columnas de granito. La fachada interior mira al centro de la ciudad. En la parte superior de las dos fachadas figura una inscripción en latín con el lema “Rege Carolo III. Anno MDCCLXXVIII” («Siendo rey Carlos III. Año 1778»). Sobre la inscripción que mira al este, se encuentra un escudo de armas sostenido por la Fama y el Genio. En la fachada interior, sobre los arcos laterales, figuran las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza.
De esas virtudes ha tenido que echar mano la puerta, según cantan a coro Ana Belén y Víctor Manuel:
Un travestí perdido, un guardia pendenciero,
pelos colorados, chinchetas en los cueros,
rockeros insurgentes, modernos complacientes,
poetas y colgados, aires de libertad
ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la Puerta de Alcalá
Pues no es poco lo que ha tenido que ver en sus cientos de años erguida con la cara al sol.
Todos la han usado en Madrid, así sea como mera referencia geográfica y hasta para jurarse amor eterno. En tantos años como monumento y punto de encuentro, ha tenido que ver cosas tan disímbolas como estas:
* Durante la Guerra Civil Española la Puerta de Alcalá fue engalanada por las autoridades republicanas con retratos de líderes soviéticos como Stalin, un escudo con la Hoz y Martillo y un letrero con la leyenda «Viva la U.R.S.S.»
* Cada año se hacen pasar cerca de ella unos cientos de ovejas, en una fiesta que quiere hacerle recordar que en sus años mozos sirvió precisamente para eso: para que el ganado entrara todos los días, luego de haber pastado allende los límites de Madrid, para volver a salir al otro día, apenas el sol asomara por el Este.
* En el año 1993 la Puerta fue sometida a la restauración más importante de su historia. Durante el tiempo que duraron las obras, estuvo tapada por una lona con dibujos del humorista gráfico Antonio Mingote en los que aparecían diversas escenas madrileñas.
* Cuando casaron los príncipes Felipe y Letizia, la Puerta fue el centro de la ornamentación: se iluminó de manera espectacular para hacer partícipes a los súbditos españoles, de la alegría de la Casa Real.
* Es precioso además, el nacimiento que se instala debajo de ella todas las navidades, a cargo del Ayuntamiento de Madrid.
* En 2001, la Unesco la cubrió con 45 mil libros que fueron después enviados como donación a Centro América.
La lista de sus proezas y de las hazañas que se han tejido a su vera, es interminable. No debe existir un solo madrileño, que no tenga algún recuerdo particular de su afamado y querido monumento. No dudo que hayan hecho suya el final de la letra de la famosa canción:
La miro de frente y me pierdo en sus ojos,
sus arcos me vigilan, su sombra me acompaña,
no intento esconderme, nadie la engaña,
toda la vida pasa por su mirada
Miralá, míralá, miralá, míralá,
la Puerta de Alcalá
Miralá, míralá, miralá, míralá,
la Puerta de Alcalá.