La política y los indignados
Este sábado, en 951 ciudades de todo el mundo, se llevaron a cabo manifestaciones del llamado movimiento de los “Indignados”. Los principales cuestionamientos y consignas de este movimiento se explican por un hastío de la sociedad ante las formas verticales de hacer política y de ejercer el poder, además de implicar un rechazo generalizado respecto a la estructura financiera internacional y a su carácter especulativo y monopólico; que durante los últimos años ha impuesto sus políticas neoliberales a casi todos los gobiernos del mundo.los antecedentes de este fenómeno global de participación popular y notoriamente juvenil, se remonta a las protestas en las calles españolas durante el pasado mes de mayo y que se suscitaron a raíz de la actual crisis económica que vive España, al igual que otras naciones europeas.
El día de ayer, un día después de que el movimiento de los Indignados convocara a miles de personas en ciudades de todo el mundo, el propio Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, exhortó a los líderes políticos del mundo a que escuchen el mensaje de los jóvenes y del pueblo en general: «la gente expresa su frustración. Es un mensaje a los dirigentes de este mundo”, a la vez de afirmar que el mayor desafío que afrontan los casi 7.000 millones de personas que viven en el planeta “no es la falta de recursos para vivir, sino la falta de confianza en sus dirigentes. Hace falta una perspectiva más amplia para salvar este mundo».
Por nuestra parte, en México, también los jóvenes han alzado la voz en diversas ciudades, sobre todo en la ciudad de la República, para mostrar su descontento respecto a la situación política, social y económica imperante en todo el territorio; las principales demandas que se expresaron este sábado y domingo, estuvieron dirigidas a revertir los altos índices de desempleo y pobreza. Sin embargo, el reclamo mayor fue contra el sistema financiero internacional y su imposición de las políticas neoliberales en el mundo desde hace 3 décadas; sistema que ahora está tambaleándose por la crisis financiera global, reflejada en el colapso de los mercados de valores, en particular, del estadounidense. Esta situación ha impactado severamente la actividad económica nacional, debido a nuestra dependencia en la balanza comercial frente al vecino país del norte, además de que ha propiciado una disminución en la recepción de remesas enviadas por nuestros migrantes.
Al igual que en otras ciudades del mundo, desde Roma, Montreal y Fráncfort; en nuestro país, los jóvenes han expresado su rechazo al sistema económico y político, a la vez de sentenciar que es necesaria una revolución democrática; un cambio de rumbo al grito de “juntos podemos cambiarlo”. Otra de las proclamas indica: “movilización mundial por un cambio global. Imagina una revolución mundial no violenta, ¡construyámosla juntos ya!”. Así mismo, en el país también se hizo patente el repudio a la “guerra” fallida contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón y a la presencia del ejército en las calles: «no queremos militares, marcha de los indignados».
Por otro lado, en los últimos procesos electorales, tanto a nivel federal como estatal, se han registrado altos índices de abstencionismo, como parte de una decepción general de la ciudadanía respecto a la clase política. Un ejemplo de ello, lo observamos durante la votación federal del año 2009, con el llamado Movimiento Anulista, que fue convocado a través de las redes digitales para ejercer el derecho al voto, pero mediante el voto anulado como repudio a los partidos políticos.
Por su parte, el sociólogo y ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Pablo González Casanova -quien el viernes pasado recibió el Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Autónoma de Zacatecas; máxima distinción que otorga nuestra alma mater-, sostuvo que «la movilización global de los indignados representa una nueva lucha en que están presentes todas las luchas anteriores por la emancipación humana y, por su fuerza y alcance mundial, este levantamiento social ya se volvió una esperanza para la humanidad».
Sin duda, este movimiento es un serio llamado de atención para todos los actores políticos y autoridades en nuestro país y, en particular, en Zacatecas; en el sentido de que no tenemos más que depurar las formas políticas y estrechar los vínculos con la sociedad, así como fortalecer las instituciones democráticas y transparentar el manejo de los recursos públicos. De igual forma, necesitamos trabajar conjuntamente todos los partidos para resolver los acuciantes problemas a los que nos enfrentamos en nuestra entidad: violencia desbordada, criminalidad, pobreza, marginación y un preocupante estancamiento del aparato productivo.
Por ello, hace un par de semanas, como presidente de la CRICP, hice un llamado para que al interior del Congreso del Estado, integremos una agenda legislativa común que contemple los temas más sensibles a la población, abierta e incluyente, bajo un clima de respeto, civilidad y debate abierto y frontal en nuestra deliberación legislativa. Así mismo, también convoqué a mis compañeras y compañeros diputados, para emprender una profunda Reforma Política en Zacatecas, dada la necesidad de que las instituciones cuenten con una completa capacidad para hacer responsables de sus actos y decisiones a los gobernantes, a través del fortalecimiento del proceso de rendición de cuentas en el quehacer público.
La gente exige respuestas a sus representados; como diría el gran periodista mexicano fallecido ayer, Miguel Ángel Granados Chapa: abrir espacios públicos de discusión y participación efectiva.