La parodia judicial
RAFAEL CANDELAS SALINAS
La semana pasada nos dejó como enseñanza que en lo que se refiere a la próxima elección del Poder Judicial, programada para el 1 de junio de 2025, no todos son tristezas y lamentos, pues además de una buena dosis de desconfianza institucional, nos mostró que algunos de los próximos jueces y ministros pretenden sustituir su falta de trayectoria con una dosis de humor, al tratar de registrarse en la boleta electoral con un catálogo de sobrenombres que harían sonrojar al peor luchador de la “AAA”.
¿Quién necesita imparcialidad o experiencia cuando puedes tener un apodo pegajoso y totalmente incoherente? Porque, al parecer, en el nuevo mundo de las togas y los martillos, el ingenio lo es todo.
Eso sí, el Consejo General del INE, en un arranque de sensatez o quizás de miedo al ridículo internacional, resolvió negar la inclusión de estos sobrenombres en las boletas. Una lástima, porque la papeleta quizá habría sido más atractiva para algunos, al parecer más un cartel de lucha libre que un instrumento democrático.
Entre los 24 sobrenombres solicitados, hubo auténticas joyas. Por supuesto, destaca la excelentísima Lenia Batres Guadarrama, quien tuvo la audacia de auto nombrarse “La Ministra del Pueblo”, aunque todos sabemos que su llegada al cargo fue cortesía de Andrés Manuel López Obrador y la 4T, sin carrera judicial, ni la trayectoria, ni la capacidad que el puesto exige. Pero, claro, haberse autonombrado como “La Ministra Impuesta” no suena tan bien para la campaña.
No se quedaron atrás “El Ángel de la Justicia”, “El Magistrado del Cambio”, “El Defensor Popular” y por si la imparcialidad aún tuviera esperanzas, también se registraron apodos como “El Juez de AMLO” o “El Juez de la 4T” dejando claro que, además de poca creatividad ni siquiera intentaron disimular su afinidad política. Y para los amantes del drama, ahí estaban “La Jueza de la Verdad” y “El Juzgador de la Nación”, títulos dignos para un personaje de “La Rosa de Guadalupe”.
Ahora, si de por sí el interés ciudadano en acudir a las urnas para elegir jueces y ministros es escaso -porque, seamos honestos, ¿cuántos realmente saben a quién estarán votando? -estas ocurrencias solo empeoran el panorama. ¿Cómo esperar que la gente tome en serio una elección donde los candidatos parecen competir por quién tiene el sobrenombre más pegajoso?
Sin embrago y acorde al humor mexicano, muchos ciudadanos aprovecharon las redes sociales para burlarse de los aspirantes a quiénes les llovieron memes y otras opciones de sobrenombres, con apodos más acordes a lo que será el Poder Judicial en la nueva realidad nacional. Entre las propuestas más populares en las redes sociales destacaron:
“El Magistrado del Moche”, “La Jueza de los Viáticos”, “El Paladín del Fuero”, “La Dama del Amparo Exprés”, “El Sin descuentos”, “El Justiciero de la Foto Oficial”, “La Jueza de la Esperanza Perdida” o “La Sombra del Despacho”, entre otros.
Al final, esta elección no solo definirá el futuro del Poder Judicial, sino también el nivel de credibilidad que le quedará a la democracia mexicana. Porque, gane quien gane, lo único seguro es que el verdadero perdedor será el ciudadano, que tendrá que confiar su derecho a la justicia a personajes más preocupados por elegir un apodo pegajoso que por demostrar capacidad y ética. Y mientras la justicia sigue esperando a que la tomen en serio, los justiciables se quedarán con el mal sabor de ese chiste malo que nadie quiere contar en voz alta, pero que todos conocen bien en que va a terminar.