La otra herencia de Miguel Alonso
RAÚL SILVA TORRES
En la actual administración, el gobierno del estado ha invertido algo así como tres mil 500 millones de pesos para combatir los índices de inseguridad que presenta Zacatecas.
A lo largo de casi seis años, se han construido dos cuarteles militares, cinco Unidades Regionales de Seguridad, 12 casas de seguridad pública municipales, así como el aumento de elementos de diversas corporaciones policiales.
Esta semana nuevamente se recrudeció la violencia en la entidad. El lunes pasado inició la semana con el asesinato de un joven en el estacionamiento de Coppel de Tres Cruces.
Seguido de otro homicidio contra una joven de 18 años en la colonia Lázaro Cárdenas, y el de un hombre de 34 años en Calera. A ello se le suma el secuestro del suegro de Ricardo Monreal y la ubicación de fosas clandestinas, en Fresnillo.
Estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) dan cuenta de que el inicio de 2016 ha sido el más violento para la entidad desde 2003, el año en que empezó el registro de la incidencia delictiva.
Entre enero y febrero de este año se registraron 88 homicidios. La cifra más alta de los últimos 13 años según datos que almacena el SNSP.
Por ejemplo, un informe del INEGI reveló que de 2013 a 2014 los delitos en Zacatecas se incrementaron de 27 mil 200 a más de 30 mil, mientras que el SNSP indica que en 2014 se registraron 128 homicidios dolosos y en 2015 se contabilizaron 289; es decir, más del doble.
El último año de gobierno de Miguel Alonso ha sido el más violento, ya que aumentaron los asesinatos en un 125%, los secuestros en 58% y las extorsiones en 40 por cierto, respecto a años anteriores.
El mensaje de Miguel Alonso ha sido el mismo durante los últimos meses del 2015 y los que van del presente año: «Hoy Zacatecas es mejor que como lo tomamos hace poco más de cinco años».
Ya lo ha mencionado en su quinto informe de gobierno, en el mensaje navideño a la ciudadanía y en la Conferencia Nacional de Gobernadores: Zacatecas es uno de los 10 estados más seguros del país.
Dice que Zacatecas es más seguro y pacífico desde el comienzo de su administración, y ha sido tajante: «en cinco años disminuimos la incidencia delictiva”.
La realidad es otra, sus argumentos han sido deslegitimizados por los constantes hechos delictivos, las estadísticas del SNSP y del observatorio México ¿Cómo vamos?, que segmenta los niveles de desarrollo social y económico del país.
Y según un reporte del Índice de paz en México indica que el estado perdió entre 2011 y 2015 alrededor de 250 millones de dólares por tres delitos que se han agudizado en el estado: el homicidio, extorsiones y violaciones.
Con todo ello, la inseguridad será la otra herencia que dejará, a los zacatecanos, Miguel Alonso. El próximo septiembre ya no será gobernador y se irá de esta entidad que arde con el fuego de la violencia.
Esta herencia es insaldable al igual que el rezago social, más que la deuda monetaria que heredará a las siguientes administraciones.
Seguro Miguel Alonso no perderá la oportunidad de alejarse de este lugar para mudarse a la ciudad de México, y con suerte hasta en el extranjero, lejos del cáncer de la inseguridad.
Mientras los miles de zacatecanos tendrán que soportar más asesinatos, charcos de sangre, esquirlas de balas, robos, extorciones, asaltos, miedo, temor y lo que se acumule.
Esta no fue la herencia que nos prometió el mandatario en 2010, cuando presentó sus cinco ejes de su plan estatal de desarrollo sexenal, entre ellos el de Zacatecas Seguro.
Este eje contemplaba regresar la tranquilidad a las familias zacatecanas, para lo cual se establecieron acciones como: programas para la prevención del delito, modernizar y profesionalizar los cuerpos policiacos.
Además de la creación de un sistema de inteligencia e investigación científica y de grupos especiales de élite y reacción inmediata. Así como atender a las víctimas del delito y establecer el Mando Único.
Son más de tres mil millones de dólares destinados a este rubro y los resultados no son alentadores. La seguridad, tranquilidad y paz social están sólo en el discurso. Ahora si qué ¿Quién podrá salvarnos?…