La migración zacatecana
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
La migración ecuatoriana es un ejemplo reciente y típico ya por desgracia, de la emigración latinoamericana al mundo. En el año 2016 –solamente en el mes de agosto- salieron 92 mil 421 ciudadanos de ese país: la suma a septiembre daba ya 587 mil 877 personas que dejaban la tierra que les vio nacer, buscando mejores oportunidades de vida. Según el Banco Central de Ecuador, recibió 2 mil 500 millones de dólares por concepto de remesas provenientes de sus nacionales residentes en el extranjero durante el año citado, cantidad que representa el 45 por ciento de las exportaciones petroleras del país. El costo por el pago a un “chulquero” o “coyote” está cotizado entre los 6 y los 15 mil dólares por emigrante. La cantidad depende del destino: los Estados Unidos o España, la más reciente de las “tierras de conquista” ecuatorianas. Ello está implicando de manera creciente, la hipoteca de casas que dejan a la familia como garante, sin que el indocumentado esté seguro siquiera de llegar al país de su destino.
La migración tiene tres vertientes fundamentales: la intra estatal –cuando ocurre de un municipio a otro- (pensemos por ejemplo, en los estudiantes de alguna zona de nuestra entidad, que se van a vivir a Zacatecas para terminar una carrera o emprender una profesión); la interna o estatal, como en el caso de ciudadanos de estados que se dirigen al Estado de México en cerca de 330 mil personas cada año, pretendiendo mejores oportunidades de ingreso; y la externa o internacional, que es el caso de los mexicanos que emigran a los Estados Unidos y dan a México el campeonato mundial, con 11 millones de seres humanos que han tenido que reiniciar su vida desde cero, en el poderoso país del Norte.
El 51 por ciento de los jóvenes mexicanos que se van de nuestra patria, cuentan apenas con entre 15 y 24 años, en tanto que el 25 por ciento de los migrantes están en el rango de edad que oscila entre los 25 y los 34 años. El 75 por ciento por consiguiente, dejan el país en edad económicamente activa y constituyen una fuerza laboral real. El 84 por ciento no regresa jamás a vivir en forma definitiva a México. Entre los estados expulsores más importantes –con tendencia al alza en sus índices- están Zacatecas, Michoacán, Guanajuato y Durango. Se estima que las divisas generadas llegan ya a 25 mil millones de dólares al año, aunque nadie sabe a ciencia cierta el monto, dada la forma en que las familias de los migrantes reciben el dinero, no siempre por los cauces formales, sino a través de familiares y amigos, de bienes que se venden –como los automóviles y otros artículos, que no son considerados en principio, como bienes “de exportación”.
La migración zacatecana es una de las más importantes y antiguas en la historia del continente. Existen datos incluso, de zacatecanos residentes en Filipinas o Alaska. Inició el movimiento con el espíritu colonizador desde la Colonia cuando los religiosos, buscando catequizar a los indianos, arribaron al sur de los Estados Unidos. En el monumento a los fundadores de Los Ángeles, California, colocado en la plaza cercana al mercado de artesanías mexicanas, están inscritos los nombres de algunos paisanos.
Sin embargo, la migración tal como hoy la conocemos, data de hace aproximadamente un siglo. Son los zacatecanos una de las primeras fuerzas laborales que emigraron al vecino país, para establecerse en California y Chicago, fundamentalmente, sin olvidar Texas, Colorado y otros estados de la Unión Americana. Los zacatecanos comenzaron a agruparse a través de los llamados “clubes sociales”, por municipio, y se posesionaron de gremios significativos como el de los jardineros en Hollywood, o el de la construcción, hasta conformar organizaciones poderosas, respetadas por los gobiernos locales, en condados y entidades de los Estados Unidos. En México o en Zacatecas, esos “clubes” se pusieron de moda hasta 1988, cuando surgió la tentación de hacerse del voto de los mexicanos residentes en el extranjero, que en el año 2006 culminó en un verdadero fracaso por el escaso número de votantes. Sin embargo, sin los dólares de los migrantes, Zacatecas sería un desierto financiero. Se estima, porque tampoco nadie lo conoce a precisión, que hay un millón 500 mil zacatecanos viviendo en la vecina nación, y otros 500 mil residiendo en la Ciudad de México o en el EdoMex, fundamentalmente en el corredor Tlalnepantla – Atizapán – Ecatepec.
La pregunta es: ¿por qué el gobierno mexicano y los de los estados no han creado medidas coherentes, contundentes y efectivas para potenciar ese recurso humano –muchos de ellos son bilingües, tienen capacitación industrial y observan, sufren o gozan, el mercado más importante del mundo? Debió haberse fundado un banco mexicano o federal privado o federal, que desde hace muchos años debió haber ayudado a operar cuentas o a canalizar inversiones en los propios Estados Unidos, como lo tienen los ingleses o los franceses desde hace siglos, en países donde poseen intereses financieros (El Banco De Londres y México es un viejo caso de este tipo). ¿Cómo es que los gobiernos de los estados no ayudan a organizar empresas con mexicanos que allá residen y que tal vez nada más requieren de un “empujoncito” para iniciar una entidad productiva? La mirada ha sido miope y sólo se han creado propuestas burocráticas como el 2 o 3 por 1 que, si bien ayudan a los municipios, no constituyen en modo alguno inversión productiva.
Los zacatecanos ya viven en Estados Unidos, ya pagan allá sus impuestos, sus hijos van a escuelas americanas, además de tener el “hambre de progreso” de la que carecen ahora los sajones. ¿Por qué no organizar a una comunidad que ama y tiene sus raíces en México, pero que han sido expulsados por malos gobiernos? ¿Dónde están los programas universitarios, no de poesía o de redacción, sino los del arte de producir y organizar empresas que, multiplicadas, se convertirían en verdadero mecanismo de transformación para muchos lavaplatos, jardineros o jornaleros agrícolas? ¿Dónde está el gobierno mexicano y los gobiernos estatales para dirigir esa migración, como lo hicieron los irlandeses, los japoneses, los chinos o los judíos?
Zacatecas tiene un gran patrimonio humano, no sólo de aquellos que tienen el privilegio de vivir en esa tierra roja y frente a ese cielo azul, sino para aquellos que, viviendo en Estados Unidos, repiten en silencio la frase de “venimos a rescatar al México ocupado”.