La marca del crimen organizado
RAÚL MANDUJANO SERRANO
Pareciera, y además de manera lamentable, que nos estamos acostumbrando a conmemorar fechas trágicas. A finales de 2019, un 4 de noviembre, 16 personas vivieron su noche de terror. Miembros del crimen organizado los masacraron. En ese ataque murieron 3 mujeres adultas y 6 niños, integrantes de una familia México-Estadunidenses, de apellido LeBaron.
Viajaban por la noche, en un convoy de tres camionetas, sobre un paraje denominado “San Miguelito”, entre los estados de Sonora y Chihuahua. Regresaban de una fiesta infantil. Los interceptaron, les dispararon, 7 niños lograron escapar escondiéndose en la maleza. Al parecer, ese paraje es una zona protegida para el trasiego de droga y armas desde Estados Unidos, y es disputado por “Los Salazar”, de Sonora, y “La Línea”, de Chihuahua.
Esto lo traigo a colación –explica el periodista-, porque al parecer, los asesinatos masivos son la marca que quiere mostrar el crimen organizado para infundir miedo.
Sólo algunos casos
El 22 de marzo de este año, en Zinapécuaro, fueron acribilladas 20 personas, hombres y mujeres que se encontraban en un palenque clandestino. Esa zona es disputada por el CJNG y “La Familia Michoacana”; ahí mismo, en Michoacán, pero en San José de Gracia, fueron ejecutados en un velorio, 17 individuos, por miembros de un grupo denominados “Los Pájaros de la Sierra”; y otro, de los más recientes, en Totolapan, Guerrero, comunidad a la que llegaron integrantes de la banda “Los Tequileros”, quienes ejecutaron al presidente municipal, a su padre y otras 20 personas entre el Cabildo y vecinos. Presuntamente ahí se encontraba José Alfredo Hurtado, “La Fresa”, líder de “La Familia Michoacana”, que opera en esta región y a quien querían matar.
Colofón.- Mercadotecnia del terror
Mire, el índice Global de Crimen Organizado 2021-22, coloca a México en el lugar número 4 a nivel mundial, por la presencia e impacto comercial y criminal de los cárteles. Pero esto es sólo lo ellos quieren que veamos, su mercadotecnia del terror, representada por miles de familias ejecutadas, desplazadas, hombres crucificados, “los colgados” de puentes, las ejecuciones en Zacatecas y Sinaloa, la cacería de migrantes inocentes en Tamaulipas o Tijuana, la quema de vehículos y negocios con clientes dentro, bloqueos de carreteras… la disputa territorial en el propio Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, la Ciudad de México, o el Edomex. Hablamos de casi 100 muertos al día.
Ahora también está el control económico. Cheque esto: entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (que tienen presencia en todo el país a través de enviados, células o bandas aliadas) el control comercial en muchas comunidades ha rebasado los fútiles intentos de la autoridad “por hacer algo”. (Se saben impunes e incluso, en aquellos casos en los que son aprendidos miembros de sus agrupaciones, éstos se convierten en operadores criminales en las prisiones).
Estos grupos tienen el control de la distribución de mercancía en plazas, ferias, mercados, tiendas de abarrotes, misceláneas, pollerías, cantinas, y un muy largo etcétera. Ahí, sólo comercian los productos que ellos les entregan y al precio que ellos fijan. Así que ya no es sólo la siembra o trasiego de droga, sino la comercialización de productos provenientes de tráiler’s que son asaltados, o cuyo origen está en las fronteras.
Quizá por ello la presencia del frágil Ejército no sea tan mala idea, pero no es con “grillas” como debe operar la fuerza castrense, sino con inteligencia. México quiere paz, y no una disputa por un poder que ciega a sus políticos, pero que no oculta la huella sangrienta de un poderoso crimen organizado. Hasta otro Sótano…
Twitter: @raulmanduj